El 20 por ciento de la población de Castilla-La Mancha está en situación de exclusión social, que afecta a una de cada cinco personas de la región en sus distintas manifestaciones, según el noveno informe de la Fundación de Estudios Sociales y Sociología Aplicada (Foessa).
Los datos de este informe, que se ha presentado este miércoles en la Biblioteca de Castilla-La Mancha ubicada en el Alcázar de Toledo, indican que la exclusión social ha aumentado hasta afectar a 428.000 personas en la región, a pesar de que ha habido una mejora significativa con respecto a 2021, el año en el que se elaboró el octavo informe, que recogió las consecuencias de la pandemia de covid-19.
También reflejan que con respecto 2018 ha mejorado la dimensión del empleo (hay menos personas afectadas en el ámbito laboral), mientras que en ámbito del consumo la situación es estable, pero empeoran el resto de indicadores como educación, salud, conflicto y aislamiento social y especialmente la dimensión política, en tanto que la vivienda se mantiene como un elemento clave, que condiciona la vida en la comunidad autónoma.
Otra de las principales conclusiones que se recogen es que en Castilla-La Mancha están mejorando los indicadores de desigualdad pero no los de pobreza.
Así, en 2024 el 30 por ciento de la población de Castilla-La Mancha estaba en riesgo de pobreza, en torno a 570.000 personas, que suponen un porcentaje notablemente superior al 19 por ciento del conjunto de España. Además, las tasas de pobreza se mantuvieron por encima del 25 por ciento entre 2018 y 2024, lo que indica que existe una cronificación que hace que una de cada cuatro familias que la sufre no pueda salir de esta situación.
