Ciudad del Vaticano / Tomelloso. A las 18:07 horas de este jueves, el tradicional humo blanco comenzó a salir de la chimenea de la Capilla Sixtina, marcando un momento histórico: la Iglesia Católica ya tiene nuevo papa. Poco después, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el cardenal protodiácono Dominique Mamberti pronunció las esperadas palabras: «Habemus Papam». El elegido es el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, quien ha adoptado el nombre de León XIV, convirtiéndose así en el 267º pontífice y en el primer papa de Estados Unidos.
En ese mismo instante, las campanas de la Basílica repicaron con fuerza, sumándose a un júbilo que se extendió a lo largo del mundo católico. También en Tomelloso, el campanario de la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora repicó sus campanas para anunciar la elección, uniéndose al simbólico repique que se escuchó en parroquias e iglesias de toda Castilla-La Mancha.
Una figura cercana al papa Francisco
Robert Francis Prevost, nacido en Chicago el 14 de septiembre de 1955, es de origen agustino y hasta ahora ocupaba el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos. Muy cercano al papa saliente, fue considerado uno de sus “favoritos” dentro de la Curia por su perfil pastoral, su defensa de una Iglesia sin clericalismos y su experiencia como misionero en Perú.
Hijo de madre de ascendencia española, su elección ha sido interpretada como una apuesta por continuar la línea de Francisco, aunque su decisión de llamarse León XIV introduce una simbología distinta, quizá orientada a una reafirmación institucional y doctrinal más firme.
El significado del nombre: una señal del pontificado
La elección del nombre de un papa no es anecdótica. Como ya ocurriera en 2013, cuando Jorge Mario Bergoglio se presentó como Francisco en honor a San Francisco de Asís, el nombre de León XIV encierra un mensaje claro. Hace referencia a una tradición más histórica de la Iglesia, y puede interpretarse como un gesto de firmeza ante los desafíos internos y externos que encara el catolicismo global.
Una elección en la cuarta votación
La elección de León XIV se produjo en la cuarta votación del cónclave, tal como ocurrió en 2005 con Benedicto XVI. En total, han participado 133 cardenales electores, que desde el miércoles estaban completamente aislados del mundo exterior, siguiendo un protocolo centenario que garantiza la confidencialidad y el discernimiento espiritual del proceso.
Expectación y emoción en Roma
Unos 400.000 fieles y turistas abarrotaban esta tarde la Plaza de San Pedro cuando apareció el humo blanco. Aplausos, vítores, lágrimas y cánticos se extendieron por la explanada mientras se activaba todo el ceremonial posterior: la vestimenta del nuevo papa en la llamada habitación de las lágrimas, su oración en la Capilla Paulina y finalmente su salida al balcón.
Vestido con la sotana blanca y sin ostentaciones, León XIV apareció ante el mundo, en un gesto que recordó al de su predecesor Francisco. Aunque aún se espera el texto completo de su primera intervención, su presencia ya ha marcado una nueva página en la historia de la Iglesia.
Un nuevo tiempo para 1.400 millones de fieles
Con 69 años, León XIV asume el timón de una institución con más de 1.400 millones de fieles en el mundo, enfrentada a retos trascendentales: la secularización, la gestión de abusos, la modernización de la curia, el diálogo interreligioso y el papel de la mujer en la Iglesia.
A partir de hoy, el mundo católico inicia una nueva etapa bajo el liderazgo de un pontífice norteamericano, de raíces hispanas y espíritu reformista, cuya elección ya ha hecho historia.