jueves, 17 abril, 2025

Juventud, algoritmos y futuro: repensar los servicios juveniles en la era de la inteligencia artificial

17 de abril – Día Europeo de la Información Juvenil

La juventud no es una etapa de la vida, es un estado del alma.”
Mateo Alemán

En un mundo donde los algoritmos deciden qué vemos, a quién escuchamos y qué posibilidades creemos tener, ser joven es navegar entre infinitas promesas y una angustiante incertidumbre. La inteligencia artificial ha llegado para quedarse, pero ¿puede también sustituir la calidez de una conversación, la orientación frente a un dilema vital o la escucha atenta de quien acompaña sin juzgar?

Este 17 de abril, Día Europeo de la Información Juvenil, la pregunta clave no es si los jóvenes están informados. La pregunta es: ¿quién está ahí para ayudarles a dar sentido a tanta información?

Información no es conocimiento. Tecnología no es acompañamiento.

Desde los años 80, los Servicios de Información Juvenil (SIJ) han sido puertas abiertas al mundo adulto, donde los jóvenes podían preguntar, explorar, equivocarse y volver. Hoy, frente al espejismo de saberlo todo con un clic, estos servicios tienen más sentido que nunca. En palabras de Pep Montes (2011):

La fuente de información más relevante y preciosa será la que se derive del contacto estable en proximidad con los jóvenes.”

Ni Google, ni ChatGPT, ni TikTok pueden ofrecer eso. Porque donde hay humanidad, hay confianza. Y donde hay confianza, hay transformación.

Torre de Gazate Airén

La trampa del like: ¿información o validación?

Las políticas de juventud no pueden caer en el espejismo de la visibilidad. No basta con organizar conciertos o campañas virales. Hay que estar donde nadie aplaude: en la prevención, en la orientación, en la lucha contra la soledad digital.

La IA puede sugerir caminos, pero no puede acompañar el duelo por un sueño roto, ni comprender el peso de una familia que espera demasiado. La tecnología nos conecta, pero no siempre nos comprende.

Lokinn

Hoy más que nunca, los jóvenes no necesitan entretenimiento, sino un sistema que les mire con respeto y confianza. Las políticas de juventud deben dejar de ser periféricas para convertirse en un eje vertebrador de la justicia social. Hablar de juventud no es hablar de edades: es hablar de transiciones vitales, de oportunidades, de futuro.

Como afirmaban Wallace y Bendit (2009), la mirada institucional sobre la juventud determina el tipo de políticas que se aplican:

En los países donde los jóvenes se consideran un problema, se actúa desde la exclusión. En los que se les considera un recurso, se actúa desde la confianza.”

En muchos casos, la política juvenil se ha desplazado hacia lo simbólico, lo cultural o lo festivo. Pero la juventud no puede reducirse a la oferta de ocio. Necesita políticas estructurales: vivienda, salud mental, empleo, emancipación, acompañamiento. Como advierte Comas (2007), no se trata solo de gestionar “el tiempo libre” de los jóvenes, sino de garantizar derechos y condiciones de vida dignas.

Las casas de juventud, los SIJ y los espacios de participación deben dejar de ser “extensiones simpáticas” y convertirse en servicios de primera necesidad. No solo deben informar, sino ayudar a imaginar un proyecto vital, a construir comunidad, a entender la complejidad del mundo.

Entre pantallas y preguntas: ¿quién está al otro lado?

Los jóvenes ya no buscan únicamente respuestas: buscan con quién pensarlas. Por eso, el trabajo en red, la interlocución activa y el diálogo intergeneracional son esenciales. Las políticas de juventud deben ser espacios de pregunta, no solo de oferta.

Como recuerda el “triángulo mágico” europeo (Planas-Lladó et al., 2014), la juventud se construye entre tres vértices: la administración pública, la sociedad civil y el conocimiento. Y en el centro, los jóvenes. Escucharlos. Incluirlos. Creer en ellos. No como clientes, sino como ciudadanos.

No se trata de saberlo todo, sino de estar ahí

El verdadero valor de los servicios juveniles no está en la cantidad de actividades que ofrecen, sino en su capacidad de estar presentes en los momentos clave de la vida de una persona joven: cuando busca casa, trabajo, sentido o simplemente alguien que le diga que puede con lo que viene.

Frente a un presente marcado por la precariedad emocional, la desinformación y la hiperconexión, los servicios juveniles son refugio, puente y faro.

En conclusión: si no es con ellos, no será

Este 17 de abril, más que celebrar, es momento de reafirmar el derecho de las personas jóvenes a tener espacios propios, profesionales formados y políticas que no les olviden.

Porque si el futuro se está programando en lenguajes artificiales, la juventud necesita ser escuchada en su lenguaje humano: con atención, respeto y esperanza.

Feliz día de la Información juvenil. Feliz 17 de abril.

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