Castilla-La Mancha es una región repleta de riqueza histórica y patrimonial. Sus tierras están salpicadas de pueblos con encanto medieval, muchos de ellos declarados conjuntos histórico-artísticos, que conservan murallas, castillos, iglesias fortificadas y callejuelas empedradas que invitan a recorrer la historia a pie. Desde enclaves amurallados y fortalezas estratégicas hasta villas que fueron centros de poder e influencia durante la Edad Media, la comunidad ofrece una variada y atractiva oferta turística para quienes buscan un viaje en el tiempo.
Municipios como Uclés, Molina de Aragón, Villanueva de los Infantes o San Clemente también conservan parte de esa herencia medieval, pero hoy nos centraremos en cuatro pueblos emblemáticos que destacan especialmente por la conservación y puesta en valor de su legado:
Alcaraz: historia, arquitectura y entorno natural
En pleno corazón de la Sierra de Alcaraz, este municipio albaceteño conserva uno de los conjuntos históricos más importantes de Castilla-La Mancha. Su Plaza Mayor, del siglo XVI, es considerada una de las más bellas de España, presidida por las torres del Tardón y de la Trinidad, diseñadas por Andrés de Vandelvira. La localidad cuenta también con restos de murallas medievales, un castillo en ruinas, antiguas puertas de acceso y un entramado urbano que mantiene la estructura original de una villa fortificada.
Además de su riqueza monumental, Alcaraz ofrece numerosas rutas de senderismo por su entorno natural, donde se pueden descubrir ermitas históricas y yacimientos arqueológicos que complementan la experiencia histórica con la belleza paisajística de la comarca.





Sigüenza: ciudad episcopal con siglos de historia
Ubicada en la provincia de Guadalajara, Sigüenza es uno de los destinos medievales más conocidos de la región. El castillo-fortaleza, hoy convertido en Parador Nacional, domina un casco histórico en el que destaca la catedral de Santa María, iniciada en el siglo XII, con elementos románicos, góticos y renacentistas. Su trazado urbano conserva calles empedradas, casas nobles y plazas con siglos de historia.
La ciudad celebra regularmente eventos vinculados a su pasado medieval, como jornadas históricas o concursos gastronómicos basados en ingredientes y recetas anteriores al descubrimiento de América. Estos actos complementan una oferta turística que también incluye visitas guiadas, rutas patrimoniales y una amplia programación cultural durante todo el año.





Almagro: teatro clásico en una villa de origen medieval
En el Campo de Calatrava, Almagro es conocido principalmente por su Corral de Comedias, el único en España que se mantiene activo desde el siglo XVII. Aunque su momento de esplendor llegó en el Renacimiento, su origen es medieval, y así lo demuestra la arquitectura de conventos, iglesias y palacios que conforman el casco antiguo.
Su Plaza Mayor porticada, con galerías acristaladas y columnas de piedra, es el centro neurálgico de la vida cultural de la ciudad. Cada verano, se convierte en uno de los escenarios del Festival Internacional de Teatro Clásico, atrayendo visitantes de todo el mundo. Además, el municipio cuenta con museos, espacios de interpretación y rutas históricas que permiten descubrir los diferentes periodos de su evolución urbana.





Belmonte: castillo, molinos y recreación medieval
Situado en la provincia de Cuenca, Belmonte posee uno de los castillos góticos mejor conservados de España, construido en 1456 por orden de Juan Pacheco, marqués de Villena. Esta fortaleza ha sido restaurada y se encuentra abierta al público, con visitas teatralizadas y eventos temáticos que recrean la vida en el medievo. Además, ha sido escenario de diversas películas y producciones históricas.
El casco histórico de Belmonte conserva tramos de muralla, puertas medievales y calles de trazado antiguo. En sus inmediaciones se pueden visitar molinos de viento restaurados, como el Molino “El Puntal”, que conserva su maquinaria original y ofrece demostraciones de molienda. También es posible realizar rutas en buggy o quad por los alrededores, lo que añade una dimensión de turismo activo al recorrido histórico.





Estos cuatro municipios representan una síntesis del pasado medieval de Castilla-La Mancha, donde el visitante puede no solo contemplar la historia, sino también vivirla a través de su arquitectura, su gastronomía, sus paisajes y su programación cultural. Una propuesta ideal para quienes buscan experiencias auténticas con el valor añadido de un patrimonio conservado y puesto en valor.