El Pasaje de Lodares, una de las construcciones más representativas de Albacete, cumple 100 años en 2025. Este pasaje comercial y residencial, inaugurado en 1925, es un ejemplo destacado del modernismo con influencias del eclecticismo y el neorrenacimiento italiano. Su valor arquitectónico e histórico lo ha convertido en uno de los principales atractivos de la ciudad.
Origen y construcción
La construcción del Pasaje de Lodares fue promovida por el empresario y exalcalde de Albacete Gabriel Lodares, con el objetivo de modernizar la ciudad y dotarla de un espacio comercial inspirado en las galerías europeas de la época. El proyecto fue encargado al arquitecto Buenaventura Ferrando Castell, quien diseñó un pasaje cubierto de vidrio y hierro, con una estructura que permite la entrada de luz natural.
El pasaje, de 88 metros de longitud y 9 metros de ancho, conecta la calle Mayor con la calle Tinte. Sus fachadas interiores están decoradas con columnas de estilo clásico, balcones ornamentados y esculturas, lo que le otorga una estética singular.

Un referente arquitectónico y turístico
El Pasaje de Lodares es considerado uno de los mejores ejemplos de pasajes comerciales en España y uno de los pocos que se conservan en el país. Su singularidad ha hecho que sea reconocido como Bien de Interés Cultural, lo que garantiza su protección y conservación.
A lo largo de los años, ha mantenido su función original como espacio comercial y residencial. Actualmente, alberga diversos negocios y oficinas, además de viviendas en sus plantas superiores.
El pasaje es uno de los lugares más visitados y fotografiados de Albacete. Su arquitectura y su historia lo convierten en un punto de interés tanto para los habitantes de la ciudad como para los turistas que recorren su centro histórico.
Una joya que ha resistido el paso del tiempo
En estos cien años, el Pasaje de Lodares ha resistido los cambios urbanísticos y comerciales de Albacete. Sin embargo, su conservación sigue siendo un reto para garantizar su mantenimiento y puesta en valor.
En la actualidad, sigue siendo un símbolo de la evolución de Albacete y un reflejo de su historia. Su centenario es una ocasión para destacar su legado y asegurar su protección para las futuras generaciones.