El restaurante Epílogo de Tomelloso ha obtenido el primer lugar de una reñida competición de sabores, donde Quinqué (Madrid) y La mesa de Conus (Vigo) han ocupado el segundo y tercer puesto.
Un plato apegado a la tradición pero con la libertad creativa del chef Rubén Sánchez se puso la corona en el Concurso Nacional de Escabeches. Siete concursantes cautivaron a un jurado que deliberó largo tiempo y sin unanimidad señalaron la receta del restaurante Epílogo. «Es un escabeche de mandarina con cecina y níscalo encurtido», explicó Sánchez en Madrid Fusión Alimentos de España. «Partimos de un escabeche tradicional pero, en paralelo, hacemos otro de mandarina y los fusionamos, añadiendo el vinagre del encurtido de níscalo. Además tiene un praliné de castañas asadas debajo».
Entre los miembros del jurado estaba el chef de Cañitas Mayte, Javier Sanz, ganador en varios concursos del evento culinario. «Me ha encantado», dijo. «El níscalo tiene una personalidad que perdura y es un plato de alta cocina que podría estar en cualquier menú de degustación». Este escabeche, que se sirvió en último lugar, dividió al jurado. Estaban los que apoyaban la opinión de Sanz, primero en hablar, y los que creían que no era un escabeche. «Aquí está la acidez, la grasa y la carga aromática del escabeche. Me comería dos o tres seguidos. No es canónico pero tiene la esencia», decía Adrián Delgado.
Pero tres jueces llevaban la contraria. «No tiene la potencia natural del vinagre y no diría que es un escabeche porque le falta el espíritu», mantenía Pedro García, apoyado por otros jueces, como Raquel Castillo y Alexandra Sumasi. «Tira al dulce y con la base de castañas parece más una crema ligera. No es escabeche en puridad». «Riquísimo pero no lo reconozco».
Al final se impuso el sabor y el recuerdo, frente a las otras propuestas que arrancaron, todas, la aprobación del jurado en cuanto al sabor. El veredicto se resume en el comentario del presidente del jurado, David Giménez: «Hay tradición y vanguardia. Esto es un ejemplo de un escabeche diferente, con matices. Lo bonito es que haya varias versiones. Un platazo con la seta escabechada y el toque de castaña».
El tomellosero explicaba luego: «Soy manchego. La tradición viene de mi madre y mi abuela. Pero a todos nos gusta dar un poquito de rock and roll. Yo vengo de una tradición de vinagre».