lunes, 31 marzo, 2025

Cinco años después de la pandemia. Memoria de una lección aprendida

Artículo de opinión de la portavoz parlamentaria y secretaria general del PP-CLM, Carolina Agudo

Después de todo este tiempo muchas cosas quedan aún en el aire; sin resolver o aún peor, gravitando en la nebulosa de la posverdad.

Pero pasaron muchas cosas. Tantas, que ni los constructores oficiales del relato, ni sus medios instrumentales podrán borrar. Hechos y palabras, que nos permitieron ver el auténtico rostro de nuestros gobernantes, para bien y para mal.

Torre de Gazate Airén

Page demostró de forma nítida sus tres cualidades más contrastadas durante la pandemia: la inoperancia, la charlatanería y el insulto al discrepante. Un insulto y un reproche casi universal. Primero fueron los docentes a los que se acusó de querer tomar unas semanas de vacaciones ante el necesario cierre de los centros. Después el Rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, que recibió una bochornosa bronca de Page en aquella inolvidable rueda de prensa que ha pasado a la historia como el perfecto ejemplo de la ebriedad que provoca el exceso de testosterona.  

Más tarde los mayores fueron declarados no válidos. A ellos les siguieron los sanitarios que pedían medios para trabajar y medidas de seguridad para no arriesgar inútilmente sus vidas. Y por último los alcaldes y alcaldesas que, al parecer, solo tenían que cerrar los parques. Sin embargo, fue gracias a ellos y a su implicación sin reservas, por lo que hoy podemos decir que muchas vidas fueron salvadas, que muchos mayores fueron atendidos y que todos nos sentimos más seguros ante aquella pasividad “insultona” de Page y los suyos.

No podremos olvidar como mientras la comunidad de Madrid en 48 horas habilitaba los pabellones 7 y 9 del recinto ferial de IFEMA como hospital público de emergencias frente a la pandemia; aquí permanecía cerrado, y permaneció de hecho durante toda la pandemia, el nuevo hospital de Toledo. Mientras aún hoy sigue sin estar operativa gran parte de su superficie, la comunidad vecina puso en marcha el Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal.

Mientras Madrid ponía en marcha un hospital, Page no acertó ni a comprar respiradores. Eso sí no dudó en ir a Barajas, a hacerse una ridícula y oportunista foto en plena pandemia, delante de aquellos “supuestos respiradores” que resultaron ser el timo del tocomocho.

Hoy, cinco años después, es hilarante ver a la izquierda criminalizar a quien dio una respuesta ejemplar ante la pandemia, y reír las gracias a quien se encerró en el Palacio de Fuensalida y apenas acertó a dar un par de ruedas de prensa en las que se refirió a Madrid como una “bomba vírica, acusándoles de ser los propagadores del virus mientras él no hacía nada.

Lo malo de tener a un charlatán como presidente es que cuando más se le necesita más se demuestra que es simplemente un charlatán. Siempre tendremos la seguridad de que nuestro presidente será el que más hable y el que menos haga.

Recuerdo con impotencia ese pleno del 2 de mayo de 2020, justo 212 años después del levantamiento de Madrid contra la invasión francesa. Ese día Page también protagonizó su particular levantamiento, no contra los franceses o contra la enfermedad que nos invadía, sino contra los médicos que la combatían. La receta de Page a los médicos que reclamaban respiradores no fue mandarles más, sino mandarles al juzgado a denunciar, llamándoles de paso mentirosos. Todo un prodigio de incompetencia y soberbia.

Tres años después del inicio de la pandemia, según los datos del Ministerio de Sanidad, en Castilla-La Mancha habían muerto 8.110 personas por COVID. La región lideró la letalidad global de la pandemia en mayores de 60 años. El Tribunal Superior de Justicia dijo que las muertes sospechosas de coronavirus en nuestra región casi triplicaban a las oficiales.

¡Nos mintieron con los fallecidos! Y para no dejar cabos sueltos el Gobierno Regional se negó a hacer pruebas masivas para detectar positivos y no colapsar hospitales, mientras los fallecidos y los infectados aumentaban como en ninguna otra región. Ante ello, Page se felicitaba y felicitaba a su consejero “el crack”. Hay recuerdos que el tiempo no borra.

Por ello, nunca podré olvidar esa inoperancia y esa forma de denigrar a quienes sufrían y a quienes luchaban para contener aquel terrible golpe. A los sanitarios que lucharon, incluso a costa de su salud y su vida por sanar a los demás, que lo hicieron en muchas ocasiones sin medios. A aquellos agricultores que con sus máquinas ayudaban en tareas sanitarias de desinfección y acudían a sus explotaciones para asegurarnos el alimento, a pesar de que meses antes protestaban, y siguen hoy protestando, contra un gobierno que les ahoga en papeles y les exige lo que a otros consiente. A los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y a las Fuerzas Armadas, que como siempre ejercieron su trabajo de modo ejemplar. A nuestros hosteleros que, obligados a cerrar sus establecimientos, mientras otras comunidades los mantenían abiertos, dieron un paso adelante y colaboraron sin descanso preparando comida y llevándola donde fuese necesario.

Lokinn

Sin duda, la sociedad castellanomanchega demostró en nuestra región estar muy por encima de su gobierno. Todos ellos forman y formarán siempre parte de mi recuerdo, pero lo que es más importante de mi orgullo de pertenencia a Castilla-La Mancha.

No sé si podremos perdonar, esto dependerá del plano de la realidad en el que nos movamos, si lo hacemos en términos humanos, políticos o de cualquier otra índole; pero lo que nunca podremos ni deberemos hacer es olvidar.

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