miércoles, 12 febrero, 2025

Las 2 cajas de bombones menos procesadas del mercado, según la OCU

El análisis de 30 cajas de bombones revela un excesivo grado de procesado: 24 emplean grasas diferentes a la de cacao y 7 añaden jarabes

Junto con las flores, la caja de bombones es el regalo más típico de San Valentín. Un dulce al que pocos pueden resistirse, aun conociendo su elevada carga calórica, que ronda las 65 kcal para un pequeño bombón de 12 gramos. Lo que no es tan conocido es su excesivo grado de procesado, tal y como advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tras analizar 30 cajas con distintos rellenos y sabores.

En efecto, lo que más llama la atención de los técnicos de OCU es la variada mezcla de grasas. Hasta 24 de las 30 cajas de bombones seleccionadas sustituyen parte de la manteca de cacao (que se aprecia rápidamente porque se derrite a temperatura corporal) por otras grasas más baratas, como la palma, el palmiste, la shea, el coco, el aceite de girasol o la grasa láctea. De hecho, varias de estas cajas suman hasta cinco grasas diferentes en un mismo bombón.

Igualmente criticable, por tratarse de una medida que reduce la calidad de los bombones con el único propósito de reducir el coste, es sustituir parte del azúcar por jarabes de glucosa y fructosa. Una circunstancia que se observa en 7 de los 30 productos analizados.

Ojo, los bombones sin azúcar no son necesariamente más saludables que los que lo tienen. El contenido graso no varía y en su lugar se añaden edulcorantes como los polialcoholes, que ingeridos en exceso pueden tener un efecto laxante. Es más, tampoco son recomendables para personas diabéticas, ya que los polialcoholes provocan un aumento de nivel de la glucosa en la sangre.

No son los únicos aditivos detectados. Todos los bombones seleccionados incorporan lecitina, un emulsionante que favorece el reparto de la grasa por todo el bombón y aumenta la fluidez. Otros aditivos detectados son la invertasa, el ácido cítrico, el bicarbonato, el ácido sórbico o la goma arábiga. Más habituales en los bombones con relleno.

Todo este cóctel de ingredientes y aditivos convierten a gran parte de los bombones analizados en productos ultra procesados, lo que afecta tanto a la calidad del bombón, como a su sabor y a sus aromas, tal y como se advierte en la degustación realizada por un panel de expertos pasteleros. De hecho, frente a valoraciones que apenas superan el aprobado, algunas cajas obtienen buenas o incluso muy buenas valoraciones, como sucede con los dos de los productos con mejor calificación global.

  • Ferrero Rocher. Precio: 6,29 €/200g (31,45 €/kg). Bombón de agradable presencia. Es una bola de chocolate con leche con trocitos de frutos secos que baña un fino barquillo relleno de praliné de avellana. Se caracteriza por tener un sabor equilibrado y una buena textura.
  • Fin Carré (70 % cacao) de Lidl. Precio: 2,19 €/180g (12,17 €/kg). La caja incluye cuatro variedades de bombones diferentes. Destacan por su intenso sabor a cacao y una agradable sensación en boca. Podría mejorarse si la capa exterior fuera algo más fina.

El coste de la caja de bombones es sin duda otro factor a tener en cuenta, ya que hay significativas diferencias entre las marcas seleccionadas: de los 7,60 €/kg de las Trufas de El Corte Inglés a los 68,53 €/kg de los Dulces Deseos de Lindt. Obviamente, las marcas blancas de supermercado están en general entre las más baratas: cuestan 13,02 €/kg de media.

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