sábado, 15 febrero, 2025

Talentos de nuestra tierra: Un diálogo con Emilio Pérez Pizarro

De Ciudad Real, es un árbitro de baloncesto que comenzó su carrera en 1991

Emilio Pérez Pizarro, natural de Ciudad Real, es un árbitro de baloncesto que comenzó su carrera en 1991, aunque su vínculo con el baloncesto comenzó mucho antes, como jugador en el colegio Juan de Ávila de Ciudad Real.

Si en la obra cervantina, Don Quijote lucha contra gigantes imaginarios, Emilio con su talante conciliador, trata de impartir justicia deportiva haciendo cumplir las reglas para mantener el juego limpio de esos otros gigantes del baloncesto.

Torre de Gazate Airén

Su ascenso fue meteórico al debutar en la Liga ACB con solo 25 años, en el año 2000. Desde entonces, su trayectoria ha sido impresionante hasta alcanzar la categoría de árbitro internacional en 2003.

Durante los últimos ocho años, Emilio ejerció el cargo de director del Comité Técnico de Árbitros (CTA) de la Federación de Baloncesto de Castilla-La Mancha (FBCLM).

Queda lejos aquel 14 de octubre de 2000, cuando debutó arbitrando en la Liga ACB de baloncesto. Se suele decir que lo difícil no es llegar, sino mantenerse, ¿cuál cree que ha sido la clave para permanecer en la élite durante más de dos décadas de forma ininterrumpida?

Tengo la respuesta muy clara: yo tengo pasión por lo que hago. Este tipo de sentimiento, que me provoca desarrollar la actividad profesional, en este caso la arbitral, es lo que me hace querer seguir ejerciéndola y mantener esa ilusión que me impulsa. Eso me lleva, partido a partido, a seguir adelante. Me apasiona arbitrar, y eso es lo que me mueve. Sin pasión, difícilmente podría estar donde estoy.

¿Con cuánto tiempo de antelación conoce un árbitro las designaciones para los partidos de la ACB y qué criterios determinan si se le asigna el rol de árbitro principal o el de acompañante?

En España, en la ACB estamos divididos en grupos de trabajo A, B y C y, según el grupo en el que estés enmarcado, básicamente recibes una posición en el rol de árbitro principal, árbitro 2 o árbitro 3. En mi caso estoy enmarcado en el Grupo A, por lo que es bastante probable que en la mayoría de los partidos desempeñe la labor de árbitro principal. Esto varía en competiciones como la Copa del Rey o los playoffs, donde, si coincides con otros árbitros de tu mismo grupo, ya entran en juego otros criterios para decidir si actuarás como árbitro principal, árbitro 2 o árbitro 3. Créeme, de verdad, no es tan relevante como podría parecer sobre el papel, simplemente porque aparece la palabra «principal». Afortunadamente, esto ha evolucionado mucho y ahora es más un trabajo de equipo.

En Europa no existe esta división en grupos, tienen unas nociones sobre dónde podemos encajar mejor cada uno de nosotros, y nos van moviendo según el partido y las necesidades específicas. Esto como digo, no tiene mayor relevancia; lo importante siempre es construir como equipo.

Con respecto a las designaciones, las recibimos con antelación. En la ACB, el mínimo suele ser con dos semanas y, en algunos casos, tres. En Europa, las designaciones suelen enviárnoslas con un mes de antelación, lo que nos permite organizarnos un poco mejor, tanto a nivel profesional como personal.

Talentos de nuestra tierra: Un diálogo con Emilio Pérez Pizarro

El dorsal que lleva, ¿depende de la antigüedad o lo elije cada uno?

Cuando llegué, hace ya 25 años, me ofrecieron los números que quedaban libres. En aquella época, me gustaba el número 5, pero estaba ocupado. Entonces empecé a elegir múltiplos que acabaran en 5. Tanto el 15 como el 25 tampoco estaban disponibles, y el primero que estaba libre era el 35. Lo cogí, sin más. No tiene más historia.

¿Qué beneficios considera que aporta conocer y dirigirse a jugadores y entrenadores por su nombre durante los partidos? ¿Es una práctica que ha adoptado por iniciativa propia?

Ante todo, creo que esto ayuda a derribar algún muro y capta la atención en un porcentaje mayor. Además de generar cercanía, es un síntoma de humanizarnos un poco. Si tenemos que mantener una conversación o trabajar juntos en una cancha, qué menos que saber cómo nos llamamos y dirigirnos por nuestro nombre. Llamar a alguien por el número del jugador es algo muy distante. O, cuando te refieres a un entrenador llamándole «coach» o simplemente «entrenador», también se crea una barrera.

A mí me parece que eso pone mucho terreno de distancia entre ambas partes. Con lo cual, cuesta poco trabajo aprender cómo nos llamamos y dirigirnos por nuestros nombres. Es algo que, sinceramente, fomenta esa cercanía.

Es cierto que, últimamente, se viene indicando que es bueno, para promover esa conexión, llamar por su nombre a los jugadores, jugadoras, entrenadores o entrenadoras. Pero yo llevo haciéndolo desde hace muchísimo tiempo. Siempre he creído que era más conveniente, o al menos a mí me iba mejor. Así que fue algo que decidí hacer de motu proprio y hasta el día de hoy sigo haciéndolo.

Lokinn

¿Qué consejo daría a quienes argumentan que tienen dificultad para recordar nombres?

Créeme, yo también estoy en ese grupo. Así que, esto es simplemente una cuestión de voluntad y de proponérselo. Para que lo entiendas de manera práctica, en mi caso, antes de un partido, cuando estoy repasando los detalles, no solo preparo la estrategia del partido, sino que también le echo un vistazo al roster que nos pasan. Miro qué jugadores van a participar en el evento y repaso directamente sus nombres de pila. Durante las presentaciones, si alguno me baila un poco, también intento fijarme. Esto es lo que hago en la práctica.

Fuera del entorno deportivo, si te dijera que nunca se me pasa recordar el nombre de alguien, estaría mintiendo. A veces me ocurre, pero en mi ámbito profesional he generado herramientas para poder llevar esto a cabo.

A Víctor Küppers se le conoce por divulgar un mensaje centrado en la idea de que la actitud es mucho más determinante que el conocimiento. ¿qué habilidades de las llamadas blandas considera que debe cultivar un árbitro para lograr que su labor pase lo más desapercibida posible y que sus decisiones no afecten al resultado final del juego?

He seguido mucho a Víctor Küppers. Ahora estoy siguiendo a Marian Rojas, que es una psiquiatra que me gusta mucho, y también al doctor Mario Alonso Puig, que me llama bastante la atención. Estas personas me aportan mucho, y su seguimiento me resulta muy enriquecedor.

En referencia a las habilidades blandas que creo que un árbitro debe tener, empezaría por la humildad. Un árbitro no puede desempeñar una labor productiva si no tiene empatía con el entorno que le rodea. Hay que entender los momentos de tensión en los que nos movemos, los momentos de protesta y la frustración que afecta a todos los participantes en este deporte.

Siguiendo con esto, un árbitro que no tenga una resiliencia trabajada y ordenada difícilmente podrá continuar y mantener un desempeño productivo. El error siempre estará presente, por lo que es fundamental aprender a trabajar con él.

En el arbitraje profesional, dentro de la pista estamos desempeñando la labor tres personas con responsabilidades casi idénticas, así que el trabajo en equipo es clave. Si no trabajamos en equipo, poner el «yo» por encima de todo rara vez da buen resultado. Y, si lo da, suele ser algo esporádico y efímero. Por eso, lo importante es contribuir a formar un verdadero equipo, intentando sumar al grupo todo lo que tengamos a nivel individual.

A grandes rasgos, estas serían las habilidades blandas que creo fundamentales para un árbitro. Habría otras más, pero sin duda destacaría las que he mencionado.

Dada su dilatada experiencia como árbitro, ¿cómo maneja la presión de saber que cualquier decisión puede marcar un antes y un después en el desenlace de un partido? ¿Reciben los árbitros algún tipo de entrenamiento en inteligencia emocional para lidiar con situaciones delicadas?

Evidentemente, con las herramientas que aporta el estar en constante formación, uno aprende a manejar y a canalizar la presión que, sin duda existe durante el desarrollo de una actividad deportiva como es el baloncesto, y te ayuda a entender el escenario en el que te mueves, intentando abstraerte de todo lo externo y, sobre todo, que tus decisiones sean las correctas en todo momento.

La inteligencia emocional está muy ligada y camina de la mano con nuestra actividad profesional por lo que sí tenemos apoyo en este sentido. Contamos con charlas, seminarios y otros recursos orientados a esto. Además, actualmente, y me consta que cada vez más, muchos de nosotros, si no todos, trabajamos también a nivel individual. En mi caso, una psicóloga deportiva me ayuda a crecer en aquellas fortalezas que considero que debo desarrollar y me dota de las herramientas necesarias para enfrentar este tipo de situaciones.

¿Y las canchas griegas suelen ser tan fieras como las pintan?

Presión, sí, sí he tenido. Esta temporada, sin ir más lejos, tuve la suerte de arbitrar el primer derbi entre el Panathinaikos y el Olympiacos antes de Navidad. Estos partidos, son potentes. Son canchas divertidas y entretenidas. Sinceramente, creo que antes incluso se sentía algo más de presión. Ahora el espectáculo ha avanzado mucho más, por lo que sigue habiendo esa tensión, pero también debo decir que, tras tantos años, acabas acostumbrándote.

Al final, esa presión es lo que le da vida al deporte. Es lo que le aporta, por decirlo de alguna manera, esa chispa que hace que sea especial. A mí, personalmente, me encantan esos ambientes. El producto está hecho para el público, y eso es algo que nunca hay que olvidar.

Recuerdo, no hace tanto, la época de la pandemia cuando arbitrábamos sin público y créeme, prefiero mil veces un ambiente más hostil o más caliente, entre comillas, que una cancha sin aficionados. Eso es algo que, ojalá, no se vuelva a repetir.

Hace algunos años, se marcó un hito histórico en el baloncesto español cuando, por primera vez, tres mujeres arbitraron un partido masculino. ¿Considera que como sociedad estamos avanzando lo suficiente para que este tipo de noticias deje de sorprender y se convierta en algo común?

Pues me quedo con esto último. Yo espero y deseo que esto deje de ser noticia. Igual que resulta completamente normal que tres hombres arbitren un partido masculino o un partido femenino, también debería serlo que tres mujeres arbitren un partido masculino o femenino.

Creo que estamos avanzando, pero también pienso que aún queda camino por recorrer. No hablo tanto del baloncesto, ni de la ACB, en absoluto. En ese sentido, estamos muy bien. La ACB pone todos los medios y la disponibilidad necesaria para que esto sea una realidad.

Sin embargo, como sociedad, todavía tenemos que seguir avanzando. Estamos en una buena línea, pero aún queda mucho por mejorar.

Talentos de nuestra tierra: Un diálogo con Emilio Pérez Pizarro

Como aficionado al baloncesto no profesionalizado, he notado que los árbitros parecen más autoritarios y menos abiertos al diálogo. ¿Cree que esto puede deberse a su falta de experiencia, o hay otros factores que influyen en esta actitud que no se aprecian en ACB o Euroliga?

Mira, con total sinceridad, no existe comparativa entre un ámbito profesional frente a una labor amateur. Te lo digo con conocimiento de causa, ya que durante los últimos años he estado a cargo de la dirección técnica de los árbitros de la Federación Castellano-Manchega, así que conozco perfectamente las directrices y la idiosincrasia de lo que ocurre en este ámbito. Decidí dar un paso al lado, porque estoy seguro de que Fernando Ibáñez, quien ha llegado para ocupar ese puesto, lo va a hacer mucho mejor que yo.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, entiendo que en ocasiones puede parecer, o dar la impresión, de que hay cierta desconexión entre el arbitraje y el entorno. Siempre he dicho que un árbitro debe formarse bien. Cuando un árbitro, en momentos de tensión, recurre exclusivamente a herramientas de penalización como una falta técnica o un “ya no hablamos más”, normalmente es porque el receptor (en este caso, el jugador o la jugadora) no está dispuesto a entrar en un diálogo productivo. Sin embargo, nuestra labor no debería centrarse solo en cortar la comunicación. Lo que debemos hacer es controlarla.

Para ello, necesitamos conocer perfectamente el reglamento y tener claro que las decisiones que tomamos en la pista no siempre van a ser acertadas. Especialmente en categorías amateur, el acierto absoluto debería dejar de ser una obsesión. Es un error pensar que “yo nunca me equivoco”; esa mentalidad debería desterrarse. Pero también es verdad que tanto clubes como árbitros debemos avanzar de la mano para mejorar la relación entre árbitros, jugadores y jugadoras.

A nivel profesional, evidentemente, se exige precisión porque prima la excelencia y el error tiene una repercusión más visible y significativa. Sin embargo, en las competiciones amateur deberíamos quitar ese foco excesivo en el error. Si todos avanzamos en esa dirección, creo que esta imagen que mencionas, y que entiendo que pueda darse en algunos casos, acabará diluyéndose.

Los árbitros y árbitras también tienen camino por recorrer. Lo sé porque he estado ahí, al frente de ellos, y sé que lo más importante es que conozcan bien el reglamento, den lo mejor de sí mismos y humanicen sus decisiones. Es fundamental que estén abiertos al diálogo y receptivos a posibles reacciones que, aunque no sean políticamente correctas, puedan normalizarse dentro de ciertos límites. Hay camino por recorrer, pero no solo por parte del estamento arbitral, sino por todas las partes involucradas.

En un mundo donde tendemos a recrearnos en el pasado o preocuparnos por el futuro, el mindfulness nos invita a vivir el presente. ¿Desde cuándo practica esta técnica y qué beneficios le reporta centrarse en el aquí y el ahora, tanto en su faceta profesional como en la personal?

Aproveché el tiempo de pandemia para explorar nuevas prácticas. Ya sabía que existía esta técnica, pero nunca me había detenido a practicarla ni a profundizar en lo que realmente era. Desde entonces, sigo practicando el mindfulness y también he empezado a hacer algo de meditación. Me gustaría dedicarle más tiempo, y seguro que lo conseguiré. De momento, voy poco a poco.

Es curioso cómo ahora esto está tan de moda, pero en realidad es algo muy antiguo. Por ponerte un ejemplo, los japoneses, cuando preparan el té, ya están practicando mindfulness, porque todo ese proceso es una auténtica liturgia alrededor del presente.

Para mí, lo que aporta el mindfulness, como bien has comentado, es el intento de disfrutar y centrarme en lo que me ocupa en el momento presente. El pasado ya no lo puedo cambiar, no lo puede cambiar nadie. Lo que ha pasado, ahí queda. Y el futuro, ¿por qué preocuparnos tanto? si el 80 o 85% de las cosas que nos inquietan luego no suceden, y el otro 15% no depende de nosotros mismos.

Estar presente en lo que me ocupa ahora mismo me permite, primero, disfrutar de las cosas pequeñas, que son muy importantes. Y segundo, aumenta mis capacidades, especialmente en la toma de decisiones y en la gestión del momento presente, que es lo que realmente importa.

Así que, desde mi experiencia, no puedo ver nada más que innumerables beneficios en estas prácticas.

Vivencias Compartidas

¿En algún momento, mientras jugaba al baloncesto en su colegio, el Juan de Ávila de Ciudad Real, ¿imaginó que acabaría siendo árbitro en una de las mejores ligas europeas?, ¿cómo se produjo ese paso que lo unió al baloncesto de por vida?

Nunca se me pasó por la cabeza ser árbitro. Si te dijera otra cosa, te estaría engañando. De hecho, cuando jugaba al baloncesto, que estuve jugando durante mucho tiempo, la figura del árbitro era solo un componente más del deporte que practicaba, pero sin más, no me llamaba la atención.

Lo he comentado muchas veces, y es lógico que se me hagan esta pregunta. Todo empezó en unas Olimpiadas Marianistas aquí en Ciudad Real, en el Colegio de Nuestra Señora del Prado, donde, celebrando esas Olimpiadas, tenían déficit de árbitros de baloncesto y, nos ofrecieron a unos pocos chavales, que sabían que jugábamos al baloncesto, si queríamos echar una mano arbitrando.

A través de Antonio Víctor, por quien siempre tendré un cariño especial porque fue la persona que me conectó al inicio de mi carrera arbitral, me dieron un silbato y empecé a pitar. Me gustó, y a partir de ahí, comencé a arbitrar algunos fines de semana, siempre compaginándolo con mi faceta de jugador. Y bueno, mira dónde estamos ahora.

¿Quién diría que es esa persona en su vida que, como en la canción Eres de Massiel se ha convertido en su complemento ideal, alguien que le brinda la fuerza y la ternura que siempre deseó encontrar?

Es muy sencillo. Yo tengo una persona a mi lado que es mi mujer, la madre de mis hijos, la mujer a la que quiero. Es mi refugio, mi compañera, mi amiga, mi cajón de los secretos, a quien puedo hablarle cuando estoy muy agobiado. Ella lo es todo para mí. Es quien me ayuda, me aguanta y me da estabilidad. No es fácil, aunque todo parezca muy bonito. Conciliar y estar con una persona que se pasa mínimo cuatro días a la semana fuera durante 8 o 9 meses al año no es sencillo. Y, aunque me siento un privilegiado, que vaya por delante que no es una queja en ningún caso, estamos hablando de la faceta personal y de la conciliación.

Ella tiene un valor muchísimo más grande que el mío, y es quien ha hecho posible que yo pueda estar con las atenciones y concentración necesarias para desempeñar mi actividad. Tener a una persona así es cuestión de tener un poquito de suerte en la vida. Ella tiene un mérito enorme, y la considero mucho más valiosa que yo.

Muchísimos aspectos de la vida me los aportan mis hijos. Cuando estoy con ellos, aunque me quitan algo de tiempo, me lo multiplican por diez a nivel personal. Ellos también son mi motor.

Mi familia, al fin y al cabo, es el pilar básico en mi día a día. No tengo todo el tiempo que me gustaría para pasar con ellos, pero sí todo el tiempo que dispongo, se lo dedico a ellos.

Llegados a este punto de su carrera, en el que ha logrado culminar tantos objetivos, ¿qué nuevos retos se plantea a corto y medio plazo para seguir avanzando profesionalmente?

A medio plazo, ninguno. A corto plazo, el partido del viernes que viene, el siguiente, que es el que me ocupa. No tengo más. Con mis años, y muy en consonancia con todo lo que estamos hablando, he aprendido que lo que realmente me mueve es el próximo partido. Empiezo a preparar ese partido y ya está, y cuando acabe, se analiza, se cierra esa carpeta, y al siguiente. Me muevo en el día a día, en el partido que es lo que me hace seguir con esta pasión y con esta ilusión.

Así como un torero pasa por capilla buscando serenarse antes de enfrentarse a los morlacos que le han tocado en suerte, ¿cómo vive en su caso, las horas previas a un partido de baloncesto? ¿Diría que su labor como árbitro comienza incluso antes del pitido inicial?

Mi mujer me dice que no sabe cuándo dejo de ser árbitro. Yo intento que no parezca que lo soy siempre, pero creo que es difícil. La labor del árbitro empieza muchísimo antes del propio partido. De hecho, te he comentado que tengo un partido dentro de unos días, y ya estoy preparándolo. Esa labor comienza con los compañeros, en el scouting de los equipos que vas a arbitrar, en el momento de la temporada en el que estamos, y cómo se están llevando a cabo la aplicación de los criterios.

Luego, ciñéndome a lo que es el día del partido, aparte del viaje para llegar a la ciudad, las horas previas… Yo creo mucho en las rutinas, en los hábitos establecidos que me han ido bien. Tengo unos hábitos que suelo seguir a rajatabla. Intento descansar un poquito antes del partido, en fin, sigo unas rutinas que a mí me ayudan a entrar en una dinámica que me permite ir al partido con todas las garantías de éxito posible.

¿Cómo gestiona la adaptación a los horarios cambiantes de los partidos y qué estrategias utiliza para mantener un buen rendimiento en estas situaciones?

Creo que rindo igual, no te digo bien o mal, en cualquier horario. Sin embargo, los partidos del domingo por la mañana me cambian la rutina, porque tengo que elaborar otras. Los partidos del domingo por la mañana tienen una rutina distinta, ya que los de por la tarde siempre siguen el mismo esquema: reunión, descanso, partido, pero los del domingo por la mañana, encajar la reunión prepartido me cuesta un poco más. También hay que consensuar con el resto de compañeros, porque todos tenemos nuestras manías y costumbres. Entonces, no es que rinda menos, sino que me cuesta un poquito más encajar siempre las dinámicas de grupo.

Cuando no está ejerciendo como árbitro, ¿suele ver baloncesto como un aficionado más o prefiere dedicar su tiempo de ocio a otras actividades para desconectar del deporte?

Cuando no estoy arbitrando, intento estar en casa y pasar el tiempo con mi familia. Esto lo he aprendido con el tiempo. Antes era 24/7, como se dice, pero ahora me esfuerzo por no serlo, porque mis hijos y mi mujer requieren de mi atención, yo también de la suya. Por lo tanto, no veo mucho baloncesto en casa.

Como tengo un porcentaje muy alto de mi vida entre aviones, aeropuertos, estaciones y hoteles, aprovecho ese tiempo para ver baloncesto, sobre todo partidos importantes que pueda necesitar ver para tener información en el momento. Si puedo verlos en directo, mejor, pero la mayor parte del tiempo veo baloncesto en diferido, además del trabajo que hacemos para cada partido.

A nivel personal, también tengo que estar bien físicamente, no puede ser de otra manera. Así que también saco tiempo para entrenar cuando debo hacerlo. Intento siempre encontrar el encaje para que el tiempo de conciliación no se vea afectado, por ejemplo, si mis hijos están en el colegio por la mañana, busco un horario para entrenar por la mañana y así por la tarde poder estar con ellos.

Nuestra Tierra en el Corazón

¿Qué paisaje de Castilla-La Mancha le ha resultado más inspirador y qué emociones o recuerdos le trae a la mente?

Mi mujer es de San Clemente, un pueblecito de Cuenca, y tengo recuerdos muy buenos relacionados con meditación, ejercicio e incluso paseos entre viñas. Es un paisaje que me encanta. El paseo por las viñas siempre ha sido especial para mí, y en San Clemente, tierra de buenos caldos, abundan.

He entrenado entre viñas, he hecho ciclismo entre viñas, he paseado con mis hijos entre viñas e incluso me he ido yo solo a meditar allí. Es un paisaje que siempre me da paz, me aporta tranquilidad, me trae recuerdos bonitos y, sin duda, también vivencias futuras. Así que, me quedaría con eso.

Talentos de nuestra tierra: Un diálogo con Emilio Pérez Pizarro

En su opinión, ¿qué características hacen que nuestra comunidad autónoma sea un destino destacado para visitantes?

Castilla-La Mancha tiene innumerables sitios de interés. Contamos con ciudades como Toledo, una ciudad medieval y judía, culturalmente vinculada al Greco. También tenemos numerosos pueblos con un atractivo cultural impresionante.

Además, Castilla-La Mancha destaca por sus parajes naturales, como Las Tablas de Daimiel o las Lagunas de Ruidera. Si a esto le sumamos una gastronomía excepcional, con productos tan emblemáticos como el queso manchego, reconocido internacionalmente por su calidad, y todo ello regado —como mencionábamos antes de las viñas— con caldos cada vez mejores, tenemos un paquete completo.

Es difícil entender que la gente no quiera visitarnos o que simplemente pase por aquí sin hacer una visita en condiciones. Contamos con muchos atractivos para que Castilla-La Mancha sea lo que es: una región en la que, todo aquel que invierta un poquito de tiempo en visitarla, seguro que tendrá una experiencia muy, muy satisfactoria.

Para finalizar, ¿qué frase o eslogan inspirador compartiría con nosotros para reforzar el orgullo por nuestras raíces y los talentos que nos unen como comunidad?

Vivo en Ciudad Real y tengo la suerte de conocer muy bien casi todos los pueblos de mi provincia, así como la gran mayoría de los pueblos de Castilla-La Mancha.

Te puedo decir que me quedo con nosotros, con nuestra gente. Somos gente abierta: a las opiniones diferentes, al diálogo constructivo, al intercambio de vivencias.

En todos los lugares a los que he ido, por norma general, la gente ha sido siempre amable y receptiva. Por eso creo que debemos ponernos en valor a nosotros mismos. Yo me quedaría con «gente abierta».

Alfonso Miñarro López
Alfonso Miñarro López
Ingeniero Técnico en Telecomunicaciones con más de 26 años en Telefónica, experto en redes móviles y fijas. Autor de Acortando Distancias (2020) y conductor del pódcast Un libro, una conversación. Colabora en somosclm.com con "Talentos de nuestra tierra", entrevistando a figuras destacadas de Castilla-La Mancha en ciencia, arte, cultura y deporte.
Noticias Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí