Ana Céspedes, nacida en Barrax (Albacete), es Doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid y cuenta con casi tres décadas de experiencia en los sectores de consultoría empresarial, farmacéutico y biotecnológico, habiendo ocupado cargos de liderazgo ejecutivo en algunas de las organizaciones más influyentes del mundo. En 2023, fue distinguida con la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha por su contribución a la ciencia y la investigación en el desarrollo de vacunas.

Recientemente, con el objetivo de impulsar la mejora de la nutrición maternoinfantil a nivel mundial, se ha incorporado como CEO a Vitamin Angels. Antes de asumir este cargo, fue directora de operaciones en IAVI, donde colideró la expansión global de la organización más allá de las vacunas contra el VIH, abarcando la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas emergentes.
Apasionada por las personas, la promoción de la salud y el empoderamiento femenino, Ana es una firme defensora de las mujeres en la ciencia y la salud. Es embajadora de la iniciativa #LasMujeresnosMovemos y miembro fundador de Spanish Women Leaders in Life Sciences, una red global de mujeres líderes comprometidas con el futuro de las ciencias de la salud.
Entrevista
Ana, se ha incorporado recientemente a Vitamin Angels, una organización dedicada a mejorar la nutrición de mujeres embarazadas, bebés y niños menores de cinco años en comunidades desfavorecidas. ¿Qué la motivó a involucrarse con esta misión y qué espera aportar desde su rol de CEO?
Lo que me motivó es que dos de cada tres mujeres en edad reproductiva tienen problemas de malnutrición. Unido a la enorme necesidad de revertir esta situación, uno de los ejes constantes en mi carrera ha sido generar un impacto positivo en el mundo, y este es, sin duda, un problema urgente.
Además, si hasta ese momento en IAVI ocupaba el cargo de directora general de operaciones —bajo la supervisión de un CEO y presidente—, ahora tengo la oportunidad de liderar todas las áreas de la organización a nivel mundial. Trabajo con el respaldo de un consejo de administración, pero tengo la responsabilidad y la oportunidad de definir y dirigir la estrategia global: qué intervenciones llevamos a cabo en el ámbito de la nutrición, en qué países trabajamos, con quién colaboramos, cómo conseguimos la financiación, etcétera. Y, sobre todo, tengo la responsabilidad de motivar a todo el equipo para avanzar juntos. Creo que este era el siguiente paso que tocaba.
Vitamin Angels lleva tres décadas trabajando para combatir la malnutrición. ¿Cree que estamos en el camino correcto para erradicarla o sigue siendo una utopía pensar en un acceso universal a una alimentación saludable?
Según la FAO, el 10% de la población mundial sufre problemas de malnutrición. Es decir, una de cada diez personas pasa hambre o no tiene acceso a una nutrición adecuada. La necesidad, por tanto, es enorme.
Yo te hablaba de un dato aún más alarmante: dos de cada tres mujeres embarazadas tienen problemas de malnutrición y aunque en los últimos años hemos avanzado mucho y se han resuelto muchos desafíos, todavía queda mucho por hacer.
Hay una frase de Howard Schiffer, el fundador de Vitamin Angels, que siempre me ha marcado: “Queremos ser la generación que solucione el problema de la malnutrición en mujeres embarazadas y en niños.” y mi objetivo es claro, aun reconociendo que no resolveremos la malnutrición global en su totalidad, en esta generación, resulta prioritario que podemos lograrlo en ese colectivo especialmente vulnerable y cuyo impacto es duradero.
La Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 11 de febrero el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. En este contexto, ¿cuáles considera que son los principales desafíos que aún enfrentan las mujeres en el ámbito científico y qué medidas cree que son más efectivas para cerrar la brecha de género?
Pues quizás te sorprenda lo que te voy a decir. No se trata solo de formación técnica, cuanto más arriba llegas, más necesitas otras competencias. Y si bien es cierto que hay muchas mujeres científicas en niveles técnicos, cuanto más asciendes en la pirámide profesional, menos mujeres encuentras.
Para llegar a niveles altos, no basta con el conocimiento científico. Necesitamos más educación en liderazgo, más formación en inteligencia emocional para saber motivar, gestionar personas complejas, enfrentarte a situaciones difíciles y saber salir de ellas con fortaleza. De María Jesús Álava Reyes, que es mi maestra vital ya que tuve la suerte de que fuese mi coach y con la que me une una bonita amistad de más de veinte años, he aprendido justo eso, a formarme emocionalmente y como líder. Esa es la formación que muchas veces nos falta.
Esto se une, además, a los retos familiares. También necesitamos más referentes de mujeres que trabajan y son buenas madres, porque aún arrastramos muchos estigmas sobre lo que significa ser madre. Y es muy diferente —todavía hoy— de lo que significa ser padre.
Estoy ahora con mi hija de 26 años y su pareja, y veo cómo intentan equilibrar sus oportunidades profesionales. A veces él tiene que ceder por ella, y otras veces ella por él. Esto tenemos que transformarlo entre todos, como sociedad.
Así que, si tuviera que destacar tres cosas necesarias para el cambio, serían:
- Formación emocional y en liderazgo.
- Más modelos reales de conciliación, especialmente para las madres.
- Un cambio cultural en la corresponsabilidad dentro de las parejas.
¿Cuáles han sido los principales obstáculos que ha tenido que sortear por el hecho de ser mujer en su camino profesional y cómo ha logrado romper el techo de cristal?
Fíjate, mi principal obstáculo fue ser madre a los 25 años. Todavía recuerdo una entrevista con un alto directivo de un laboratorio internacional. Me miró y me dijo, sin rodeos: “¿Cómo vas a poder trabajar con una hija?”
Ese fue mi primer gran muro. Luego me divorcié cuando mi hija tenía solo cuatro años. A partir de ahí, me enfrenté a un sistema en el que mis compañeros, también padres, contaban con el apoyo total de sus parejas… y yo tenía que hacerlo todo sola, sin red. Viajes de trabajo, reuniones eternas, fines de semana trabajando. Y mientras tanto, organizando mi casa, el colegio, cuidando a mi hija.
Y no solo fue duro en el trabajo. La mayor discriminación la viví en el colegio de mi hija. Algunas madres me miraban como si fuera menos madre por no recoger a mi hija en el colegio todos los días, o por llegar unos minutos tarde a la reunión de padres, después de ir corriendo desde el aeropuerto cuando mi vuelo se había retrasado, haberme levantado a las 4 de la mañana tras todo un día de trabajo y planificado todo para poder llegar a tiempo y cumplir tanto en el trabajo como en mi vida personal. Llegabas tarde, y sentías las miradas de crítica.

Por eso, quiero decirlo, porque lo viví. Y porque no quiero que otras mujeres lo sufran en silencio. He tenido la suerte de rodearme de grandes amigas, muchas también madres, muchas también sin pareja. Tengo varios círculos de mujeres con los que nos apoyamos incondicionalmente. Nos ayudamos, nos entendemos, nos sostenemos.
Soy una gran defensora de todas las mujeres. Las que trabajan y las que no. Las que crían a tiempo completo y las que viajan por trabajo. Cada etapa es diferente, cada decisión es legítima.
Lo que necesitamos es apoyarnos más y juzgarnos menos. Porque a veces una madre llega tarde a una reunión del colegio, y en vez de juzgarla, podríamos decirle: “Te hago un resumen. Esto es lo que se ha hablado. Ya estás al día.” Ese gesto tan pequeño puede cambiarlo todo.
A grandes rasgos, ¿cuáles son las etapas clave en el desarrollo de un fármaco desde las primeras investigaciones hasta su aprobación por la agencia del medicamento competente, y su posterior comercialización?
Lo primero en el desarrollo de un medicamento es identificar una diana biológica. Esto significa entender qué está ocurriendo en una enfermedad concreta: qué proteína está alterada, qué función celular no está cumpliéndose, qué mutación está presente, etcétera. Es, en esencia, hacer un mapa del problema biológico.
A partir de ahí, el siguiente paso es buscar una solución que repare o module esa alteración, puede ser una molécula, un anticuerpo, un ARN. Esta es la parte que se denomina Investigación básica.
Una vez identificada la posible solución, se pasa a la Investigación aplicada: primero, en modelos animales, si existen y si los resultados son positivos, comienza la fase clínica en humanos:
- Fase I, con un pequeño grupo de personas sanas.
- Fase II, con pacientes afectados.
- Fase III, con un gran número de pacientes, para validar eficacia y seguridad.
En paralelo, y esto muchas veces se desconoce, hay que garantizar que el medicamento pueda producirse con calidad y a gran escala. Esto es especialmente complejo en medicamentos biológicos, donde el proceso de fabricación (el manufacturing) es tan importante como la investigación en sí.
Pero incluso si un medicamento es aprobado, eso no significa que sea automáticamente accesible. De hecho, en España menos del 50% de los medicamentos aprobados por la Agencia Europea del Medicamento llegan a comercializarse por motivos presupuestarios. Este tema daría para una entrevista completa.
Y luego está el ciclo de vida de un medicamento que, una vez aprobado, tiene una patente de aproximadamente 11 años (aunque puede variar). Cuando pierde la patente, ese medicamento puede ser copiado, lo que conocemos como genérico -o biosimilar, en el caso de los medicamentos biológicos- y ahí dependerá de si es biológico o no, si es biológico también se requiere hacer ensayos clínicos, pero si no, lo único que se hace es un estudio de bioequivalencia. Y como no se han invertido todos esos años en encontrar la diana biológica y en hacer todos los estudios clínicos, el ahorro de una ingente cantidad de dinero permite comercializarlo a un precio mucho más asequible, redundando en un acceso mucho más fácil.
La innovación y la tecnología están transformando el campo de la sanidad de manera acelerada. ¿Qué avances farmacológicos cree que tendrán un mayor impacto en nuestra salud en los próximos años?
Hay diversas clases terapéuticas que pueden revolucionar enfermedades hasta ahora olvidadas, o no completamente entendidas. Entre ellas, la obesidad.
Durante mucho tiempo se ha visto la obesidad como un problema únicamente vinculado al estilo de vida. Y aunque es cierto que los hábitos influyen —dietas ultraprocesadas, sedentarismo…—, la ciencia nos está demostrando que en muchos casos hay alteraciones biológicas reales detrás, como disfunciones en los canales que regulan la saciedad. Hay personas cuyo cerebro nunca “enciende el interruptor” de sentirse lleno. Eso no es falta de voluntad, eso es una enfermedad. Los nuevos medicamentos están actuando directamente sobre esos mecanismos biológicos, y esto va a cambiarlo todo. No estamos hablando de perder unos kilos, estamos hablando de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, incluso ciertos tipos de cáncer.
Además, hay otros dos campos donde se están produciendo avances importantísimos:
- Las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, que están comenzando a tener líneas de tratamiento más esperanzadoras.
- Las enfermedades autoinmunes, como el lupus, la esclerosis múltiple o la miastenia gravis, que por su complejidad han sido muy difíciles de tratar hasta ahora, pero en las que se está avanzando rápidamente.
Sin embargo, y aquí viene lo más importante, la mayor necesidad no está en el tratamiento. Está en la prevención.
Más del 60% de las enfermedades que tratamos hoy son prevenibles. Y, sin embargo, la innovación en prevención está muy poco desarrollada, porque nuestros sistemas sanitarios -no solo el español sino a nivel mundial- están mucho más enfocado en tratar enfermedades, que en prevenirlas. Y si queremos una sociedad más sostenible, más saludable y con mejor calidad de vida, tenemos que cambiar el foco haciendo más inversión para evitar que la enfermedad aparezca. Una clave para una sociedad con mayor salud -y no solo más longeva- es invertir más en prevención. Actualmente, apenas 3 de cada 100 euros dedicados a salud en España, se invierten en prevención. Los 97 euros restantes se dedican a tratamiento de la enfermedad.
La vacunación es una de las estrategias más eficaces en la prevención de enfermedades. Durante la pandemia de la COVID-19, su anterior organización desempeñó un papel clave, al mismo tiempo que el negacionismo cobró fuerza. ¿Cómo afrontó este desafío y qué estrategias considera más efectivas para combatir la desinformación?
Educación, educación, educación… y divulgación científica.
A menudo los científicos comunicamos de una manera tan técnica que se vuelve incomprensible. Pero si tú explicas algo —sea el tema que sea— y nadie lo entiende, el problema no está en quien escucha, sino en cómo se comunica. La educación en salud es fundamental y debería comenzar desde la escuela.
Personalmente, creo que debería haber una asignatura específica de salud, ya desde la educación primaria y secundaria. Ya sé que se aborda en algunos contenidos del currículo de formación infantil, pero de una manera desestructurada. Y creo firmemente que se debería potenciar mucho más, de modo que ya desde niños eduquemos a las nuevas generaciones sobre la importancia de la salud y los elementos clave de esta: nutrición e hidratación, sueño y descanso, ejercicio físico, ejercicio mental y relaciones interpersonales saludables.
De hecho, estoy actualmente involucrada en una iniciativa piloto en Castilla-La Mancha, en colaboración con el CEIP Benjamín Palencia, el ayuntamiento de Barrax y la Consejería de Sanidad de Castilla La Mancha, donde estamos trabajando precisamente en esto.
También me parece fundamental que quienes comuniquen sobre salud sean profesionales formados para ello, no solo influencers sin conocimientos que generan contenido sin base científica.
El VIH sigue siendo una de las enfermedades infecciosas más letales a nivel mundial, afectando a millones de personas. En un contexto donde lo que se desconoce, parece no existir, ¿considera que, a la labor de divulgación en torno a esta enfermedad, se le da actualmente la importancia que requiere, y cómo puede contribuir a mejorar la prevención?
Me encanta esta pregunta porque estamos viviendo una transición de hablar sobre prevención de la infección por VIH a tratarlo como una enfermedad crónica. Hoy, cerca de 40 millones de personas viven con VIH en el mundo, y aunque los tratamientos han avanzado mucho, la prevención sigue siendo clave.
En España, por ejemplo, según los últimos datos de 2023, 3.200 personas se infectaron con VIH. Es decir, seguimos teniendo nuevas infecciones cada año. Y si hay algo fundamental que no podemos olvidar es que las enfermedades infecciosas no se resuelven solo tratándolas, sino previniéndolas.
Esto implica educación, acceso a métodos de protección como el preservativo, e insistiendo —como hacíamos hace décadas— en la importancia de protegerse.
Hoy existe un cierto relajamiento, en parte porque contamos con tratamientos antirretrovirales muy eficaces y con un gran acceso en España. Eso es positivo porque estos tratamientos permiten reducir la carga viral hasta hacerla indetectable. Pero eso no debe hacernos bajar la guardia, porque una persona infectada es, desde el punto de vista sanitario, una persona en tratamiento crónico de por vida. Y eso tiene un coste emocional, sanitario y económico que podría evitarse con una buena estrategia de prevención. Como digo, 3.200 nuevas infecciones al año en un país como España no es una cifra menor y no me cansaré de repetir que prevenir sigue siendo esencial.
Habitualmente, dedicamos gran parte de nuestro tiempo y los mejores años de nuestra vida al trabajo. Como persona con una gran responsabilidad, ¿qué medidas adopta para prevenir el burnout y promover el bienestar en su equipo?

A nivel individual trabajo mucho el autocuidado, que como comentaba anteriormente se sostiene en cinco pilares: el sueño, la alimentación saludable, el ejercicio físico, el ejercicio mental y las relaciones interpersonales sanas.
Llevo un pequeño diario donde hago un balance: ¿He dormido bien?, ¿he hecho ejercicio? ¿cómo me he sentido? Por supuesto que no todos los días estos parámetros están perfectos, pero lo importante es que, en el conjunto de la semana, haya un equilibrio.
Y esto no me lo quedo para mí: lo hablo con mi equipo con total naturalidad. Lo hacíamos ya en IAVI y lo voy a seguir haciendo en Vitamin Angels. En nuestras reuniones globales, hablamos de autocuidado, de la importancia de dedicar tiempo al deporte, de estar con tu familia, porque todavía existe esa idea equivocada de que si dedicas media hora a entrenar, estás quitando tiempo al trabajo. Y no es así. Esa media hora de ejercicio mejora tu estado de ánimo, tu capacidad cognitiva y tu concentración. Te hace rendir mejor. Estar mejor y, en definitiva, vivir mejor. Eso incluye trabajar mejor.
Por eso, no se trata de trabajar más horas, sino de que en las horas que trabajemos estemos realmente presentes, enfocados y bien física y emocionalmente. Como trabajamos en un entorno científico, me gusta respaldar esto con estudios. No es una moda, hay datos que lo avalan. Y con esa base, lo estamos integrando como parte de nuestra cultura organizacional. Porque cuidar de ti no es un lujo. Es una responsabilidad.
Vivencias Compartidas
Ana, el hygge es un concepto de la cultura danesa que promueve el bienestar a través de apreciar las cosas simples y crear ambientes acogedores, incluso en el ritmo acelerado de la vida moderna. En su día a día, ¿encuentra momentos para poner en práctica este enfoque?
No solo los encuentro, sino que diseño mi día para tenerlos. Y, por ejemplo, hago entrenamientos mentales todos los días, son como pequeñas meditaciones, pero con un objetivo diario, por ejemplo, cómo ser más positiva, cómo ser más paciente… Y eso me ayuda a parar, Alfonso. A respirar.
En mi día a día, necesito encontrar esa pausa para poder enfocar. Y si bien, hay gente que hace todos los días la misma meditación, yo la voy cambiando, pero siempre más o menos dentro de una misma línea: temas relacionados con el bienestar, la actitud, la calma interior.
Utilizo una app que llevo usando desde hace muchos años, y cada día se centra en algo concreto y entreno un tema distinto, a través de tres micro meditaciones que hago en momentos libres, o incluso cuando me tomo un vaso de agua.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud más allá de la mera ausencia de enfermedad, como un estado de completo bienestar físico, mental y social. En su día a día, ¿cómo cuida y equilibra estos tres aspectos de su bienestar?
Pues intento que los cinco componentes básicos del autocuidado que te comentaba antes formen parte de mis días. Quizás no del 100% porque eso resulta imposible porque siempre hay días que por la razón que sea no puede ser: viajes, cambios de los planes… Pero sí intento que estén presentes a lo largo de la semana.
Yo lo llamo mi hélice vital, y la repaso diariamente. Soy muy de tomar notas. Me encanta. Tengo un iPad donde apunto todo, y también un cuadernito especial solo para esto.
Por las mañanas, me levanto y, mientras tomo mi café, planifico mi día para que tenga un poquito de cada componente y que más o menos no falte nada esencial.
Está en continuo movimiento y con la maleta lista para viajar a cualquier rincón del mundo donde la requieren. ¿Qué es lo que nunca falta en su equipaje? Y, ¿qué es lo que más disfruta y lo que menos le gusta de su vida nómada?
Lo que nunca falta en mi maleta es la ropa de deporte. Siempre llevo las zapatillas, la ropa de entrenamiento, y a veces hasta mis pesas de mano, porque me gusta entrenar con pesas en las muñecas.
Me gusta mucho bailar, y para fortalecer los músculos de la parte superior del cuerpo, me pongo las pesas de muñeca y así, mientras bailo, fortalezco también esa zona.
Lo que más disfruto es conocer personas. Me encanta. Siempre aprendo de todas ellas. A veces son los camareros del hotel donde me quedo. Hace poco, por ejemplo, estaba en Nairobi, en un hotel al que suelo ir. Me levanté muy temprano, y vi a varios de ellos preparando el desayuno. Estaban formando un círculo y me acerqué a preguntarles qué estaban haciendo cogidos de las manos, a lo que me respondieron: “Estamos haciendo una meditación juntos, pidiendo para que tengamos un buen día de trabajo en equipo”.
Me pareció tan bonito… pensé: “Ostras, eso también lo puedo llevar a mi propio equipo”.
Ahora que me voy a Yakarta en Indonesia, estoy llena de ilusión por conocer al equipo que tenemos allí. Suelo aprender muchísimo nuestros colaboradores y de la gente a la que servimos. Eso me ayuda a diseñar mejor mi trabajo y a estar más cerca de lo que realmente importa.
Y lo que menos me gusta de viajar es que soy bastante ordenada. Me encanta mi rutina, mi ejercicio, mi comida sana. Y cuando viajo, a veces eso es más complicado. Haces ejercicio, sí, pero igual solo un ratito. Y el gimnasio, a veces, es un cuartito donde no estás ni cómoda. Entonces, volver a mi rutina, a mi ciudad, a mi casa, con mi comida, eso también lo echo de menos cuando viajo.
Consciente de que la vida se basa en tomar decisiones y que al elegir un camino inevitablemente se renuncia a otros, ¿siempre tuvo claro que quería ser farmacéutica o en algún momento barajó otras opciones?
Lo que siempre supe es que estudiaría algo relacionado con el ámbito científico, porque la ciencia me gustaba: la biología, la química… Lo que sucede, y esto me parece un mensaje muy importante, especialmente para la gente joven, es que, aunque estudies determinada carrera, en mi caso Farmacia, las cosas van cambiando mucho a lo largo de tu carrera profesional.
Quise ser investigadora en un laboratorio, y eso lo hice durante seis años y en un momento determinado me di cuenta de que el trabajo en el laboratorio era muy bonito porque ahí estás identificando un canal biológico, un problema, pero imagínate, desde eso hasta llegar a una solución que realmente impacte a las personas pueden pasar 20 años. Y en el peor de los casos, esa invención que tú estás desarrollando tal vez nunca se convierte en una realidad útil.
Entonces, dejé el laboratorio para trabajar en otros ámbitos de la industria farmacéutica. Me apetecía, por decirlo de alguna manera, estar un poco más adelante en esa cadena y participar en el desarrollo de medicamentos y de vacunas, así como en la comercialización efectiva de los mismas, permitiendo el acceso.
Al final, van cambiando tus temas de interés, conoces nuevos elementos, y vas desarrollando nuevas pasiones y actualmente me apasiona liderar equipos porque cuando lideras equipos, tu capacidad es mucho más grande y diferente. Ya no estás ahí, en el laboratorio, haciendo una extracción de ADN como hice durante muchos años. Ahora estás liderando personas, construyendo desde otro lugar.
El frenesí de la vida cosmopolita neoyorquina contrasta con la tranquilidad de Barrax, su pueblo natal. ¿Cómo ha influido este contraste en su forma de ver el mundo y en su manera de afrontar los desafíos profesionales y personales?

De Barrax he aprendido la importancia de las raíces, del trabajo constante y de la conexión genuina con las personas. Y no lo digo porque me interese quedar bien, sino porque de verdad me importan. Quiero conocerlas. Así somos los manchegos.
Y de Nueva York… pensar en grande. Nueva York es alucinante. Te hace pensar en grande, y creer que todo es posible.
Y esa combinación de pensar en grande sin perder el valor de los pequeños pasos es, para mí, la clave de cualquier sueño que quiera hacerse realidad.
¿La vida en Nueva York es real mente tan glamurosa como nos la muestran en las películas americanas, o detrás de ese glamour también hay claroscuros que pocos dan a conocer?
Cualquier ciudad tiene claroscuros y Nueva York no es una excepción. Aparece en muchas películas y, en parte, es como la muestran. En algunas de esas películas también se evidencia la pobreza que existe en ciertos colectivos. Personas que llegan a la ciudad a trabajar por sueldos muy bajos y que no tienen las condiciones que disfrutan otras.
Lo que tiene Nueva York, o al menos así me lo parece, es que se siente como el centro de la civilización actual. Quizás eso cambie en unas décadas, pero en este momento es una ciudad donde casi todo parece posible. El reto es que es muy competitiva. Pero cuando vives en Nueva York, lo bueno es que viajas menos. Yo, cuando vivía en Boston, viajaba mucho más. En cambio, todo el mundo quiere venir a Nueva York. Es el centro de reuniones, de encuentros y si quieres establecer contacto con alguien de cualquier parte del mundo, siempre hay un viaje programado a Nueva York en algún momento del año. Eso es lo que te permite la ciudad.
Y claro, está todo a gran escala… también las personas que lo están pasando mal.
En el año de su nacimiento, Mocedades representó a España en Eurovisión con “Eres tú”, una canción que expresa amor y admiración hacia alguien especial. Hoy en día, ¿quién diría que es el agua de su fuente o el fuego de su hoguera?
Qué bonita es esa canción… y no sabía que era de mi año. Gracias por compartirlo.
Mi hija es el amor de mi vida, Alfonso. Me hubiera gustado tener más hijos. Me divorcié muy pronto y no encontré otra pareja, y finalmente decidí no tener más hijos.
Como digo, María es el amor de mi vida.
Nuestra Tierra en el Corazón
Ana, ¿cuál es el paisaje de Castilla La Mancha más inspirador que ha visto y qué sensaciones le evocó?

He vivido en Castilla-La Mancha hasta que me fui a hacer la carrera. Y cuando regresaba, principalmente era para ver a mi madre, a mi familia, a mis amigos. Por aquel entonces, tampoco me dedicaba a viajar mucho, porque lo que me apetecía era estar en casa, en Albacete, en Barrax.
Fíjate, el paisaje que tengo en mi memoria, el más inspirador, en realidad son dos, que están muy unidos. Uno son los campos de la rosa del azafrán en mi pueblo, muy temprano, cubiertos de gotas de rocío —porque la rosa del azafrán se recoge antes de que se abra, para luego sacar los estigmas rojos, que es lo que se comercializa—. Recuerdo esos campos cuando iba a correr con mi padre, yo era muy pequeña, y me evocan un montón de sensaciones.
El otro, los campos de maíz. En mi época se cultivaba muchísimo maíz. Íbamos, mi prima y yo, en bici entre Barrax y La Roda, y en verano parábamos siempre para refrescarnos con el sistema de regadío de los campos. Esos paisajes naturales, amplios, con los cielos azules despejados… Para mí, eso es La Mancha: es tierra, es naturaleza, y es sencillez.
En su opinión, ¿qué características hacen que nuestra comunidad autónoma sea un destino destacado para visitantes?
Las cinco provincias son muy variadas y con paisajes espectaculares, pero tienen un elemento común y de gran valor como son sus gentes. Somos gente acogedora, sencilla y trabajadora.
Además contamos con parajes preciosos y diversos. por ejemplo, Alcalá del Júcar, con el cañón del río Júcar, es un paisaje maravilloso, completamente distinto al de Toledo, con sus culturas cristiana, judía y musulmana, o al de Cuenca, con sus Casas Colgadas. Destacaría también Campo de Criptana y los molinos de viento, que son maravillosos, o Almagro con su Corral de Comedias.
Para finalizar, ¿qué frase o eslogan inspirador compartiría con nosotros para reforzar el orgullo por nuestras raíces y los talentos que nos unen como comunidad?
La que se me ocurre es: “Orgullo manchego. Sencillez que abraza. Esfuerzo que deja huella”.
Porque creo que esto recoge nuestra esencia, por una parte, no es solo que seamos sencillos, es que nuestra sencillez acoge a los que nos visitan y, además, nuestro esfuerzo deja huella por ser una cultura muy trabajadora y gracias a eso, nuestra región se ha desarrollado en los últimos años de una manera exponencial, porque el esfuerzo día a día genera ese cambio extraordinario.