Efectivos del Equipo Territorial de Policía Judicial de la Guardia Civil de Almansa y del Área de Investigación de la misma localidad, en el marco de la operación “HUMBERT”, han detenido a siete personas, como presuntas autoras de 110 delitos de robo con fuerza en interior de domicilios, mediante el método conocido como “bumping, así como por otro de pertenencia a organización criminal.
Algunas de las personas detenidas, de nacionalidad colombiana, con edades comprendidas entre los 19 y los 42 años de edad, ya contaba con numerosos antecedentes policiales por hechos similares a los investigados.
Actuaciones
Las investigaciones se iniciaron en el mes de julio de 2024, al detectarse varios robos en domicilios habitados de las localidades albaceteñas de Almansa y Caudete, en los que los autores, aprovechando la ausencia de sus moradores, accedían manipulando las cerraduras de las puertas mediante la técnica del “bumping”, sustrayendo joyas, efectos electrónicos, dinero en efectivo y otros artículos de alto valor económico.
El inicio de pesquisas puso de manifiesto un denominador común en todos los robos, ocupaban siempre la misma zona, en unas franjas horarias similares, resultando ser la mayoría de las cerraduras de las viviendas forzadas de unas determinadas marcas comerciales cuyos kits de apertura eran de fácil adquisición en Internet e incluso en portales de compra-venta entre particulares.
Llegaron a robar dos veces en la misma vivienda
En Almansa los agentes de la Guardia Civil llegaron a enumerar 24 robos con fuerza en viviendas y 4 en Caudete, predominando los domicilios donde vivían personas de avanzada edad. Destacar el robo cometido en un domicilio de una familia donde fueron sustraídos relojes de marcas de alta gama y joyas por valor de 93.000 euros.
La actividad de este grupo delictivo era frenética, llegando a robar hasta dos veces en un mismo domicilio de Almansa y cometer hasta tres robos con fuerza en un mismo día, efectuando los desplazamientos desde una localidad alicantina, circunstancia que resultó determinante para centrar la principal línea de investigación.
Tras una compleja investigación policial se logró identificar a los miembros de la organización y más tarde investigar sus movimientos y el de los vehículos que utilizaban para su actividad delictiva, pudiendose comprobar que también actuaban en localidades de las provincias de Alicante, Valencia y Murcia, adoptando medidas de todo tipo para dificultar los seguimientos policiales.
Registros y efectos intervenidos
En la última fase de la operación se practicaron cuatro registros domiciliarios en Alicante, donde la Guardia Civil intervino los siguientes efectos:
- 1.100 euros en efectivo, 33relojes, 29 piezas de joyería, 15 teléfonos móviles de alta gama, 5 tablets, 4 videoconsolas y 5bolsos de reconocidas marcas comerciales.
Todos los efectos recuperados por la Guardia Civil estaban valorados por sus propietarios en 93.000 euros, algunos de los cuales ya se encuentran en su poder.
Según pudieron conocer los investigadores, la mayoría de los efectos sustraídos eran vendidos en Alicante, tanto en joyerías, como en establecimientos de compra-venta de oro o de artículos de segunda mano. Otras veces eran ofertados y vendidos directamente a otras personas que previamente se los habían demandado.
En uno de estos establecimientos, la Guardia Civil consiguió recuperar cuatro lotes de joyas compuestos por once piezas de oro y un reloj que fueron vendidos por uno de los detenidos. En la misma inspección se pudo verificar que días antes, la misma persona, había vendido otros tres lotes de joyas, que no pudieron ser recuperadas, ya que habían sido fundidas al transcurrir el plazo legal del depósito.
Grupo organizado
Los seis detenidos conformaban una red delictiva perfectamente organizada y estructurada, cuya actividad delictiva era desarrollada en grupo, aunque en ocasiones sus miembros actuaban de forma autónoma.
Cada componente cumplía con una misión específica y concreta, girando todo en torno a su jefe o líder, experto en cerrajería, el cual ostentaba el control de todo el grupo. Este era el que elegía el día de comisión de los robos, realizaba el reparto de las ganancias obtenidas, y junto a un “subjefe” u hombre de confianza marcaban previamente los pisos que iban a ser robados, a los cuales llamaban “pisos señales”.
Otro componente les apoyaba en la obtención de la información previa de los pisos y en el transporte y venta de los efectos sustraídos, un cuarto realizaba las funciones de conductor de los vehículos, y los dos restantes eran los encargados de la vigilancia en el exterior de los inmuebles, que permanecían escondidos en los rellanos o escaleras de las plantas para observar directamente los movimientos de los residentes y comunicar el momento idóneo de perpetrar los robos.
Modus operandi
Los detenidos accedían a los portales de los pisos mediante el resbalón de la cerradura, o bien, llamaban reiteradamente a los porteros de los pisos haciéndose pasar por trabajadores de empresas de mensajería, telefónica, etc., generando confianza en los vecinos que les abrían la puerta del edificio.
En otras ocasiones, para seleccionar las viviendas utilizaban a los miembros femeninos del grupo, las cuales, portando carpetas o kits de encuestas llamaban a los timbres simulando repartir publicidad o solicitar datos para encuestas, y caso de que no hubiese moradores lo comunicaban inmediatamente a los miembros del grupo.
Una vez se cercioraban de la ausencia de moradores procedían sin emplear apenas fuerza a la apertura de las cerraduras de las viviendas mediante la técnica de cerrajería de la “llave bumping”, logrando en unos pocos minutos acceder a la misma sin dejar señal visible de forzamiento o manipulación.
Cuando las puertas disponían de cerraduras anti-bumping o sistemas de anclaje similares fracturaban el escudo y el cilindro de la cerradura, para posteriormente realizar la apertura con herramientas especiales.
Con la desarticulación de esta organización criminal se han logrado esclarecer 110 delitos de robo con fuerza en domicilios habitados, que los detenidos perpetraron en las localidades albaceteñas de Almansa y Caudete, en las alicantinas de San Vicente de Raspeig, Gata de Gorgos, Villena, Elda, Novelda, Guardamar del Segura, Teulada, y Alicante, en la valenciana de Gandía, y en las murcianas de Cieza, Alcantarilla y Murcia.