No hace tanto que en los documentos de identidad, cuando había que especificar la profesión de las mujeres, la mayoría de ellas no tenía otra opción que poner las siglas SL, o sea, sus labores. El trabajo en la casa, las tareas de los cuidados y la crianza de los hijos eran el destino casi obligado para quien nacía mujer. Solo unas pocas podían acceder al mercado de trabajo y solo a profesiones feminizadas. En las universidades había facultades, normalmente las técnicas y las científicas, sin apenas alumnas. Un repaso por la historia nos muestra cómo las tareas más nobles han correspondido a los hombres mientras que las mujeres siempre se llevaban la peor parte. Una asimetría que el mundo actual aún tiene que abordar, ya que las diferencias siguen persistiendo.
No cabe duda de que las celebraciones como la del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, están contribuyendo a que la sociedad, hombres y mujeres, vayan tomando conciencia sobre esa realidad histórica y sobre la necesidad de superar las trabas impuestas por el orden masculino. En sus sucesivas oleadas, el movimiento feminista ha sido un motor de cambio y su presencia ha ido calando en todos los sectores poblacionales. Somos conscientes de que queda mucho por hacer hasta que deroguemos ese principio del que nos hablaba la periodista Letty Cottin: «Oprimidos los hombres, es una tragedia. Oprimidas las mujeres, es tradición»
Desde hace unos años, las conmemoraciones del Día de la Mujer en el primaveral marzo han ido adquiriendo en España, y también en nuestra ciudad, más fuerza y se ha potenciado su carácter reivindicativo. En Albacete, los primeros hitos del movimiento feminista actual surgen en plena transición, cuando en 1976 se constituyó el Movimiento Democrático de Mujeres liderado por Ramona Pérez, Isabel Gómez y Águeda Serrano, entre otras. Poco después, en 1979 se llevaron a cabo acciones reivindicativas de las mujeres albaceteñas en defensa de sus derechos, la constitución de la Asamblea de Mujeres de Albacete y la organización de las Primeras Jornadas de la Mujer en 1983. Desde entonces hasta nuestros días, el interés del ayuntamiento por promover la igualdad ha ido creciendo año tras año y, especialmente, desde la creación del Centro de la Mujer que cuenta con un equipo multidisciplinar de grandes profesionales especializados en la atención a las mujeres. Un equipo del que nos sentimos tremendamente orgullosos y que nos hace situarnos a la vanguardia en la atención a la mujer desde todos los ámbitos. Todo mi reconocimiento y mi gratitud a su enorme labor. Albacete está a la vanguardia no solo en la atención a la mujer, sino también lo ha estado en representación ya que pocas ciudades como Albacete en España han contado con tres alcaldesas, Carmina Belmonte, Carmen Oliver y Carmen Bayod, todas ellas grandes mujeres que han sido excelentes alcaldesas.
No obstante, y a pesar de los logros conseguidos en todo este tiempo, este 8 de marzo ha de servir también para reflexionar sobre los retos que el movimiento feminista y la sociedad en general tenemos planteados en un futuro inminente. Se está haciendo imprescindible crear espacios para el debate en los que podemos explicar nuestros modelos feministas y confrontarlos con los otros en un democrático disenso. En un contexto como el actual, de crisis generalizadas y de grandes diferencias entre los países, se hace más difícil llegar a los acuerdos y a los consensos que el movimiento feminista necesita.
Cada vez se escucha con más fuerza, y es cierto, que no hay un feminismo, sino feminismos, cada uno con sus diferentes puntos de vista. En este sentido, es importante que desde las instituciones y desde las instancias locales, como es el caso del Ayuntamiento de Albacete, que tengo el honor de presidir, se puedan llevar a cabo intervenciones y prácticas concretas sobre el modelo feminista que queremos y que pueda ir más allá de la feminidad, y lo hagamos desde el consenso y la unidad. Desde una alcaldía o desde una concejalía es factible diseñar proyectos fundamentados en la igualdad y en consenso con los vecinos, con las asociaciones de mujeres y con todo el entramado social existente en nuestra ciudad, especialmente la juventud. El 8 de marzo es una buena fecha para plantearnos un reto así.
De todas formas, poco servirían los proyectos locales si mantenemos olvidada la igualdad de género a nivel mundial, que sigue siendo el mayor reto en materia de derechos humanos según las Naciones Unidas. Nos sumamos, también, este 8 de marzo a la campaña de la ONU MUJERES y a su lema para el 2024 «Invertir en las mujeres, acelerar el progreso» que pretende garantizar los derechos de las mujeres y de las niñas en todos los ámbitos de la vida como única forma de asegurar el desarrollo sostenible. Seguimos creyendo que «las mejores cosas están por venir».