jueves, 21 noviembre, 2024

El Coto de Quevedo, de comenzar «casi por casualidad» a convertirse en referente nacional con una estrella Michelín

José Antonio Medina lleva la pasión por la gastronomía en las venas. Aprendió los secretos de la cocina de caza en el Hostal Hermanos Medina, regentado por su madre y continuó como autodidacta y de la mano de conocidos representantes de la cocina castellanomanchega.

Desde 2010, este apasionado cocinero lleva las riendas del restaurante El Coto de Quevedo, dentro de un hotel rural en Torre de Juan Abad, un pueblo del Campo de Montiel de apenas mil habitantes. Este restaurante, donde se puede disfrutar de productos manchegos como es la perdiz, ha crecido desde sus humildes comienzos hasta convertirse en un referente nacional y regional en 2022, cuando recibió una estrella Michelín.

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José Antonio Medina dio sus primeros pasos en el mundo culinario con el mismo entusiasmo y pasión que lo caracteriza hoy. La historia de El Coto de Quevedo «comenzó casi por casualidad», cuando los padres de José Antonio llegaron a Torre de Juan Abad en los años 90 para organizar cacerías y crearon una casa rural para atender al turismo cinegético. Fue hace más de diez años, en medio de una necesidad económica, que Medina decidió transformar este proyecto en un restaurante.

OBSTÁCULOS EN EL MUNDO RURAL

Los inicios no fueron fáciles. «Emprender aquí es muy difícil», comenta Medina, «pero lo suple la dificultad, las ganas y el cariño que se tiene por vivir en el medio rural».

Con el apoyo de los clientes de la comarca, José Antonio perseveró, aprovechando los periodos fuera de la temporada de caza para formarse en restaurantes por toda España «para recoger técnicas y formas de hacer en la cocina».

«Estuvimos un par de veces a punto de tirar la toalla, hacer venir aquí a la gente costaba, no nos conocía nadie», cuenta Medina, a la vez que reconoce que «con el paso de los años tuvieron el apoyo del cliente de la comarca que les dio la fuerza para continuar día a día». Esta dedicación y ansia de aprender fueron fundamentales para el crecimiento del restaurante.

Hoy, El Coto de Quevedo cuenta con dos espacios culinarios distintivos. Origen, que rinde homenaje a la cocina tradicional manchega, es un espacio «donde comer de cuchara, cordero o croquetas, para que la buena cocina de siempre no se pierda», muy demandada por cazadores y gente de la comarca.

La zona Evolución se alza desde hace dos años con la prestigiosa estrella Michelin. Aquí, Medina presenta una evolución contemporánea de la cocina manchega, adaptando las raíces culinarias al día de hoy, lo que ha convertido a este espacio en un referente gastronómico.

El restaurante también forma parte de un hotel rural de cuatro estrellas, que originalmente fue una casa rural de tres estrellas destinada a viajeros y turistas cinegéticos. Esta combinación de hospitalidad y gastronomía refleja la identidad de la familia Medina, que lleva organizando cacerías desde hace más de 40 años.

RECONOCIMIENTO Y FUTURO

La obtención de la estrella Michelin en 2022 marcó un hito importante para José Antonio Medina y su equipo, que ha crecido de seis a trece personas desde entonces. Sin embargo, Medina destaca que el mayor reconocimiento proviene de sus clientes. «Nos guiamos por la cocina de la comarca, las tradiciones y el arraigo hacia varios platos o formas de cocinar en la zona y la caza, que es a lo que se ha dedicado mi familia», señala.

Torre de Gazate Airén

El Coto de Quevedo no solo es un testimonio del talento y la perseverancia de José Antonio Medina, sino también un ejemplo de cómo la gastronomía puede revitalizar y dar esperanza a las comunidades rurales. Con platos emblemáticos como el paté tradicional de perdiz, el guiso en escabeche con azafrán y pimentón, el rigatoni con ragú de ciervo, y las lentejas con pato de caza, Medina ha logrado capturar la esencia de La Mancha y presentarla al mundo.

En cada bocado, se saborean los años de esfuerzo, pasión y dedicación que José Antonio Medina ha invertido en su restaurante. Para él, El Coto de Quevedo es más que un negocio; es su forma de vida. Y aunque asegura que el camino no ha sido fácil, Medina no podría imaginar su vida sin este proyecto que tanto ama. «Soy muy feliz en El Coto de Quevedo, con o sin estrella», concluye, reafirmando su compromiso y amor por la cocina y su tierra natal.

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