La igualdad de oportunidades es una de las principales metas de cualquier estado que se precie. Matizaremos hablando, en todo caso, de meta volante, ya que no existe la estricta igualdad de oportunidades. El azar, la gen茅tica y las dotaciones iniciales de riqueza sit煤an a cada uno de nosotros en posiciones de salida diferentes.
A pesar de ello, la mayor铆a de pa铆ses se esfuerzan en alcanzar un m铆nimo viable que aumente las probabilidades de sus s煤bditos para subir de caj贸n a lo largo de la vida. Con tal fin, se emplean pol铆ticas p煤blicas que hagan las veces de palanca y, de esta forma, conseguir que cualquiera sea capaz de progresar. Una de ellas es la educaci贸n p煤blica.
La educaci贸n p煤blica est谩 mal valorada por todos. Por los que est谩n dentro y por los que est谩n fuera. Por quienes son sus entusiastas y por quienes son sus detractores. Por el alumnado y por el profesorado, por los pol铆ticos que ocupan la oposici贸n en cada momento y por las empresas. Incluso en sus entra帽as encontraremos quienes, desde la Primaria, lanzan reproches a la Secundaria y quienes, desde la Secundaria, se encaran con la Primaria. Y de la Superior, mejor ni hablamos. Nunca ha sido tan f谩cil encontrar tanta hostilidad alrededor de un eje p煤blico estrat茅gico para el pa铆s en su conjunto. No se alarmen. Con todo, la educaci贸n es lo mejor que tenemos, pues, de no tenerla, estar铆amos perdidos.
驴Cu谩nta poblaci贸n obtiene el t铆tulo educativo m谩s elemental? 驴Cu谩nta poblaci贸n termina bachillerato?
En contra de la opini贸n general, en los 煤ltimos treinta a帽os, este pa铆s ha realizado un verdadero esfuerzo en lo que pol铆ticas educativas se refiere. Cuando el que suscribe estas l铆neas acab贸 el bachillerato (COU), s贸lo lo hac铆a el 34 por ciento de la poblaci贸n. Hoy estamos por encima del 55 por ciento. En cuanto a la ense帽anza elemental (ESO), la cifra es superior al 80 por ciento.
En la actualidad existen muchas m谩s oportunidades que entonces. El profesorado de escuelas e institutos ha aumentado en un 70 por ciento desde entonces. Contamos con programas de diversificaci贸n curricular y con departamentos de orientaci贸n, tanto en Primaria como en Secundaria. Participan unidades de acompa帽amiento y orientaci贸n que prestan apoyo en los casos m谩s dif铆ciles de absentismo y equipos de atenci贸n domiciliaria y hospitalaria. Abundan los programas financiados por la Uni贸n Europea que a帽aden recursos humanos y materiales. Hay, m谩s que nunca, atenci贸n a la diversidad, precisamente porque somos m谩s diversos.
Pero la educaci贸n no puede sostener por s铆 sola la pretendida igualdad de oportunidades. Si esperamos que la educaci贸n resuelva todos los problemas, tal vez estemos conden谩ndola a muerte. No la sobrecarguemos de responsabilidades que pertenecen a otros actores, hogares y sociedad.
De los hogares, es responsabilidad educar a sus hijos en el respeto al saber. Al saber en s铆 mismo, porque es el que nos proporcionar谩 herramientas para abrirnos puertas en el futuro. La igualdad de oportunidades comienza por aprovechar la educaci贸n que todos financiamos. Muchos de los problemas de los que, hoy, adolece la escuela p煤blica, se resolver铆an con el sentido com煤n que los hogares de los 60 y 70 aplicaron como gu铆a.
De la sociedad, es responsabilidad exigir a sus representantes que apuesten por el desarrollo econ贸mico y la distribuci贸n equitativa de la renta, asegurando la competencia empresarial e impulsando la innovaci贸n y la productividad, armas id贸neas con las que fulminar los salarios de miseria y las rentas per c谩pita empobrecidas.