El Club de Lectura de la Biblioteca Municipal Cervantes concluyó su temporada el pasado miércoles 21 de junio con una reunión que contó con la presencia de las nuevas concejalas del Ayuntamiento de Argamasilla de Alba, Pilar Rubio y María José Díaz. Dado que el club no retomará su actividad hasta el próximo mes septiembre u octubre, las concejalas aprovecharon la ocasión para familiarizarse con su organización y funcionamiento.
Durante esta última sesión, se debatió el libro «Te Rooms. Mujeres obreras» de Luisa Carnés, el cual había sido propuesto previamente por el Centro de la Mujer de Argamasilla de Alba. Este ejemplar fue proporcionado por la Biblioteca y Centro de Documentación «Luisa Sigea», un servicio público ofrecido por el Instituto de la Mujer. Dicho centro cuenta con una amplia colección de aproximadamente 13.000 documentos relacionados principalmente con temas relacionados con la mujer, abarcando ámbitos locales, regionales, estatales, europeos e internacionales.
La bibliotecaria, Ana Carrasco, informó que durante esta temporada las participantes del club de lectura han leído diferentes obras, entre ellas: «Los otros son más felices» de Laura Freixas, «Ensayo sobre la lucidez» de José Saramago, «Un rojo intenso alarmante» de Pascual Antonio Beño, «Las preguntas de la vida» de Fernando Savater y «El espejo y la máscara» de la autora local Marisa Padilla.
Cabe destacar que el club está abierto a toda la población y los únicos requisitos para unirse a él son ser amante de la lectura y tener disponibilidad para asistir a las reuniones. Aquellos interesados en participar pueden obtener más información e inscribirse para el próximo curso en la Biblioteca Municipal. Con esta iniciativa, se fomenta la cultura y se brinda un espacio de encuentro para los entusiastas de la lectura en Argamasilla de Alba.
A raíz del libro propuesto por el Centro de la Mujer, asistieron a la reunión la asesora jurídica y la psicóloga del Centro de la Mujer local para conocer de primera mano la impresión que a las lectoras les causó esta obra y su autora de la Generación del 27 y de las conocidas como las “sinsombrero”, que siempre permaneció en un segundo plano.