Un conjunto de huellas de dinosaurio en el yacimiento de Las Hoyas (Cuenca) tiene características inusuales porque el dinosaurio que hizo las huellas tenía un pie deforme.
En un estudio publicado el 6 de abril en PLOS ONE, los investigadores liderados por Carlos M. Herrera-Castillo, de la Universidad Autónoma de Madrid, examinan un rastro anormal que comprende seis huellas de un dinosaurio terópodo no identificado, que data de hace unos 129 millones de años.
Los autores utilizaron una variedad de técnicas para describir y modelar las huellas y compararlas con otras huellas. Observaron que las huellas hechas por el pie derecho muestran los tres dedos, pero que el dedo más interno del pie izquierdo está representado solo por marcas extremadamente cortas y de forma irregular en el sedimento, lo que indica una lesión o deformidad en ese dedo.
Además, las huellas están más espaciadas que las típicas huellas de terópodos, lo que indica que este dinosaurio ajustó su paso para compensar su pie lesionado. Esto se ve respaldado por ciertas deformaciones en las huellas derechas que sugieren que el animal estaba poniendo más peso en ese lado.
Los autores señalan que también se observan deformidades similares en los dedos de los pies y comportamientos compensatorios similares en las aves modernas, y que los pies de terópodos fósiles a menudo se encuentran con lesiones en los dedos más internos. En conjunto, esta evidencia arroja luz sobre cómo este dinosaurio, y quizás muchos otros, encontraron formas de sobrevivir a pesar de los contratiempos patológicos.
En el trabajo ha estado implicado un grupo interdisciplinar formado por especialistas en huellas de dinosaurios del Instituto Geológico y Minero de España, en huellas de peces e invertebrados de la Universidad de Barcelona, en ecología microbiana de la Universidad Autónoma de Madrid, coordinados por el equipo de trabajo de la Unidad de Paleontología y Centro por la integración en Paleobiología (CIPb) de la Universidad Autónoma de Madrid, ha informado esta universidad en un comunicado.
«Suponemos que se trató de una malformación, pues un accidente ocasional habría producido tal vez un rastro con una cojera más marcada que la que hemos apreciado en el rastro de Las Hoyas que es, por el contrario, sutil», apunta Carlos M. Herrera-Castillo, investigador de la Unidad de Paleontología de la UAM.
«Por otra parte, también es importante conocer el contexto, ya que se trataría de un animal de gran porte caminando por el humedal en un momento donde los tapetes se estaban deshaciendo y los peces se acumulaban en charcas posiblemente a cientos, por la grandísima abundancia de trazas que dejaron», ha señalado.
Hasta el momento, este terópodo es el dinosaurio de mayor talla registrado en el yacimiento de Las Hoyas, ya que Pelecanimimus polyodon y Concavenator corcovatus son más pequeños y la anatomía de sus pies nunca pudieron haber producido un rastro como el que se acaba de publicar.
«El yacimiento de Las Hoyas sigue sorprendiéndonos, ya que cuando crees que conoces el ecosistema porque has recogido, durante años miles de fósiles, descubres que las huellas del terópodo que estás estudiando pertenecen a una especie aún desconocida. Entonces te das cuenta de que el ecosistema cambia cada estación, y que estás viendo un nuevo momento del humedal, esta vez a través de las huellas que dejaron los animales que lo cruzaron en ese momento», ha finalizado Buscalioni.