MarĂa Lobato y RubĂ©n Beteta son dos de los intĂ©rpretes de lengua de signos que acuden habitualmente a las Cortes de Castilla-La Mancha para que la informaciĂłn del parlamento llegue a las personas sordas, y tras 15 años de experiencia tienen asumido el lenguaje polĂtico, conocen quiĂ©nes estructuran mejor y peor su discurso y aceptan las dificultades que entrañan, por ejemplo, el pleno de presupuestos o el Debate sobre el Estado de la RegiĂłn.
Con motivo del DĂa Internacional de las Personas con Discapacidad, que se conmemora cada 3 de diciembre, EFE ha hablado con RubĂ©n y MarĂa sobre su trabajo en el parlamento, cĂłmo ha evolucionado desde que empezaron, cuĂĄles son sus principales problemas y quĂ© les transmiten los sordos que siguen el visionado.
RubĂ©n Beteta y MarĂa Lobato son dos de los catorce ILSE (intĂ©rprete de lengua de signos) que trabajan en la FederaciĂłn de Personas Sordas de Castilla-La Mancha, Fesormancha, que es la entidad encargada en las Cortes regionales de que la informaciĂłn parlamentaria llegue a la poblaciĂłn sorda.
A un pleno suelen acudir tres ILSE pero al de presupuestos o al Debate sobre el Estado de la RegiĂłn tienen que ir cuatro o cinco porque son muchas horas de trabajo.
La pauta un pleno habitual es rotar cada media hora: uno de ellos interpreta en signos, otro le apoya «interpretando con la mente» por si se escapa algo y un tercer ILSE descansa hasta que llega su turno.
Otoño es una Ă©poca intensa de trabajo porque el pleno de presupuestos (en diciembre) o el Debate sobre el Estado de la RegiĂłn suponen «un agotamiento fĂsico y mental», son muchas horas intensas y llega un momento que incluso pierden la postura y la posiciĂłn del cuerpo.
«Tenemos que estar con los pies clavados y a veces te dan calambres en los pies. Ha habido veces que me he tenido que quitar las deportivas, interpretando, para sentir el frĂo en los pies y evitar un calambre», explica RubĂ©n, al tiempo que MarĂa agrega: «despuĂ©s de mucho tiempo ya no interpretas igual, no tienes la misma fluidez».
La complejidad en los presupuestos se centra en la cantidad de informaciĂłn y nĂșmeros que se dan «y sobre todo la velocidad», sobre lo cual Beteta precisa que «lo que mĂĄs nos agota es la velocidad» porque si los polĂticos hablan a un ritmo normal ellos pueden interpretarlo mejor pero si hay muchos datos en la lengua de signos es complejo colocar porcentajes y referencias a años anteriores.
La estructura de la lengua de signos es «completamente diferente» a la oral y deben esperar a escuchar el verbo principal de la frase porque se coloca al final, de modo que si el orador habla demasiado despacio tampoco pueden estructurar bien la frase de signos.
«Lo mejor es una velocidad normal», afirma MarĂa, quien resalta que en los debates hay «muchas florituras y circunloquios, muchas frases que se cortan». «Y muchas metĂĄforas», agrega su compañero.
DIPUTADOS Y POLĂTICOS QUE LO PONEN MĂS Y MENOS FĂCIL
MarĂa Lobato y RubĂ©n Beteta coinciden en los diputados cuyo discurso estĂĄ bien estructurado a la hora de pasarlo a lengua de signos: Pablo Bellido (presidente de las Cortes), David Muñoz (grupo Ciudadanos) y Ana Isabel AbengĂłzar (grupo socialista).
TambiĂ©n estĂĄ el caso del diputado que habla âmuy bienâ en su faceta de parlamentario pero âmuy rĂĄpidoâ cuando lee actas. Y en cuanto al presidente regional, Emiliano GarcĂa-Page, ambos comentan sonriendo que «a veces nos vuelve un poco locos, porque comienza con una idea, luego va a otra, y conecta despuĂ©s con la primera».
«Ăl es el primero que algunos dĂas nos dice: hoy os lo he puesto complicado», señalan de GarcĂa-Page.
Lobato añade que «tambiĂ©n tiene su parte divertida la polĂtica» porque la lengua de signos no solo son las manos sino que entran en juego las cejas, los hombros, el cuerpo, la lectura labial, y con todas estas zonas ellos pueden transmitir intensidad, ironĂa, enfado, rudeza o sequedad en las frases, pero tambiĂ©n simpatĂa y dulzura.
IMAGEN SIN RUIDO VISUAL
Los ILSE visten de negro, se sitĂșan delante de un fondo blanco, no llevan adornos que brillen (anillos, collares, pendientes, pulseras…) ni uñas pintadas, ni escotes o faldas muy cortas y el cabello, preferiblemente, estĂĄ recogido: es decir, de la forma mĂĄs adecuada para evitar «ruido visual» y que los usuarios puedan captar todo lo que comunican.
Cuando empezaron, hace quince años, a transmitir algunos plenos de las Cortes (no todas las sesiones, como sucede desde esta legislatura) estaban situados en las gradas de invitados, frente a los diputados.
«Si acudĂa pĂșblico al pleno, se movĂan, entraban, salĂan, y todo era ruido visual. Incluso pasaban por delante de nosotros como si nada. Nuestra funciĂłn es ser invisibles y tenĂamos la broma de decir quĂ© bien lo hacemos, somos tan invisibles que la gente pasa delante de nosotros sin vernos», recuerda RubĂ©n Beteta.
OcurrĂa tambiĂ©n en aquellos primeros momentos con los periodistas, que en muchas ocasiones no entendĂan su trabajo e incluso se colocaban delante de ellos.
Ahora la situaciĂłn es distinta: «el cambio ha sido radical, ahora la mayorĂa de los periodistas nos respetan pero antes se ponĂan delante como si fuĂ©ramos un armario», agrega MarĂa Lobato.
UN ESPACIO MAYOR EN LA PANTALLA PARA PODER SEGUIR LOS SIGNOS
Un problema añadido para las personas que siguen las informaciones en lengua de signos es el pequeño espacio que se reserva en las pantallas a los ILSE, que dificulta seguir todos los movimientos sobre todo a la hora transmitir nombres propios (deletreados).
Algunos usuarios, de mayor edad, les dicen que dejan de ver la pantalla porque lo ven muy pequeño, pierden mucha información y se cansan.
Castilla-La Mancha tiene alrededor de 15.000 personas con discapacidad auditiva.