Hace unos días, a cuenta de una ponencia y posterior coloquio en la sesión sobre la Seguridad en Internet en el VII Ciclo de Otoño de la Asoc. Provincial de Prensa (fabulosamente organizada y moderada, por cierto), tuve ocasión de justificar el tsunami digital en que estamos inmersos a partir de la teoría “3e” (el tercer entorno, de Javier Echeverría), que explica la evolución de la civilización humana por superposición de tres entornos sucesivos: el natural, el urbano y el digital.
Hoy viene al caso, porque el futuro de nuestra provincia, su vida, su actividad y su empleo, tienen mucho que ver con la integración acertada y armoniosa de estos tres entornos, porque aplica mucho más que a otras en las que no se presenta nuestra dicotomía entre el corredor y el resto.
Hay quienes, anclados en la revolución industrial y la lucha de clases, todavía creen que estos problemas se solucionan con más tornos y relojes en los centros de trabajo (como la ley de control de horario de Magdalena Valerio), encareciendo los mecanismos internos de control, dificultando significativamente el teletrabajo, obligando a invertir en herramientas para medir tiempo o presencia en vez de productividad, en lugar de apostar por la persona, por su desempeño, sus resultados, su cumplimiento de objetivos, su actitud, su aportación de valor y su capacidad de innovar.
También la vieja izquierda cree que el incremento del salario mínimo por ley es una panacea que mejora la economía, cuando está demostrado que en determinados sectores destruye empleo y empeora la competitividad. Hay que apostar por los salarios que merece esta generación, la más preparada de la historia, y que tienen que ser más altos que los actuales, pero por su contribución y aportación. Los excelentes expertos españoles en BigData o Inteligencia Artificial, con tan sólo un año de experiencia, no tienen desempleo, multiplican por varias cifras el salario mínimo y, aún así, se nos van de España.
En definitiva, y lo de no marear con números es deliberado, hay que apostar por el empleo, pero con otras recetas, porque estamos inmersos en la era de la robotización y la Industria 4.0.
Como la de evolución de nuestro corredor, principalmente logístico, hacia una ubicación también preferente para negocios intensivos en conocimiento, como sucede en nuestra vecina comunidad de Madrid, que importa todas las mañanas mucho talento guadalajareño.
Como fomentar en nuestra provincia las condiciones (comunicaciones virtuales y físicas y otras infraestructuras, también de ocio y de conservación de riqueza natural) que nos conviertan en un paraiso para el teletrabajo, al que se incorporarán millones de personas, y que no entiende de fronteras físicas.
Todo esto es complejo de conseguir; no hay varitas mágicas, pero sí modelos fracasados, los de la izquierda, y también múltiples factores de localización de actividad económica, empezando por la fiscalidad, la facilidad de establecimiento y agilidad en trámites administrativos, la existencia de un “pool” de profesionales preparados, el apoyo a las llamadas “empresas tractoras” ya establecidas, idear entre todos un ecosistema territorial donde a los inversores y profesionales les encante vivir.
Estoy convencido de que el Partido Popular es la mejor opción en nuestra provincia para unirnos en el esfuerzo por lograr este reto ilusionante.
¿Entorno natural, urbano o digital?