La temperatura media de Castilla-La Mancha ha aumentado 1,4 grados en los últimos 36 años, según el informe sobre los ‘Efectos constatados y percepción del cambio climático en el medio rural’ de la región que analiza series históricas de datos climáticos desde 1981 hasta 2016 obtenidos de las seis estaciones meteorológicas que hay ubicadas en la Comunidad Autónoma.
Así lo ha explicado en rueda de prensa el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, acompañado por el coordinador del estudio, Jonathan Gómez Cantero, que han realizado entre la Viceconsejería de Medio Ambiente y la Oficina Española de Cambio Climático (OECC).
Este estudio refleja que el cambio climático ha provocado que la temperatura media de Albacete se haya incrementando 1,55 grados, la de Ciudad Real 1,3 grados, la de Cuenca 1,89 grados y la de Guadalajara y Toledo, 1,26 grados.
El consejero de Agricultura ha concretado que el estudio muestra que el verano en Castilla-La Mancha se ha alargado en un total de siete días en los últimos diez años y 21 días en los 36 años de estudio por el efecto que está provocando el cambio climático.
También ha señalado que otro de los apartados analizados en el informe son los recursos hídricos de la región. «Es necesario priorizar los recursos hídricos para garantizar las necesidades de la población y el desarrollo económico, la cuenca del Tajo no garantiza en muchas épocas del año el caudal con los transvases», ha apuntado.
Otro de los apartados en los que ha destacado el estudio es en la salud pública. Arroyo ha especificado que el cambio climático influye en las alergias porque «las especies son resistentes a la contaminación porque se adaptan» y esto hace que cada vez haya más alergias porque tienen «un polen más agresivo». En este sentido, ha adelantado que el Gobierno regional ha creado un grupo de trabajo «para luchar contra esto».
El medio natural ha sido otro objeto de estudio y se ha comprobado que los humedales de la región casi desaparecen en los dos primeros tercios del siglo XX.
Además, el consejero ha apostillado que el cambio climático también afecta a la actividad económica de la región, sobre todo a la agricultura y ganadería porque los recursos hídricos están disminuyendo con la subida de las temperaturas y se han analizado «para modernizar los regadíos».
ESTRATEGIA REGIONAL SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO
Arroyo ha explicado que el Gobierno de Castilla-La Mancha está trabajando en la elaboración de una Estrategia Regional sobre el Cambio Climático que tras pasar por información pública será aprobado en octubre tras estudiar las alegaciones presentadas.
Finalmente, el consejero de Agricultura ha explicado que el objetivo final de este documento es el de concienciar y divulgar el impacto que ha provocado y puede provocar si no se lucha contra el efecto que produce el cambio climático.
Por su parte, el coordinador del estudio ha indicado que ninguna Comunidad Autónoma tiene este tipo de estudio donde casi 70 profesionales de la materia han trabajado. Por los resultados que ha expedido el informe Jonathan Gómez Cantero ha manifestado que «hay que plantearse que el cambio climático es presente».
BAJAN LAS PRECIPITACIONES DE LLUVIA Y NIEVE
Preguntado por las zonas de Castilla-La Mancha donde más afecta el cambio climático, el coordinador ha indicado que depende de la comarca porque «son muy distintas las precipitaciones de un lugar a otro», pero que en la zona del Alto Tajo y en Albacete han bajado las precipitaciones en forma de lluvia y de nieve que junto al incremento de las temperaturas hace que se evapore el agua y se pierda mayor cantidad de recursos hídricos.
Además, ha añadido que el incremento de las temperaturas afecta al hábitat ya que «las laminas de agua son menores y hace que las aves se junten provocando focos de infecciones», también afecta a que los bosques estén más debilitados y «si cae un rayo hay mayor probabilidad de incendio».
Gómez Cantero ha alertado que empieza haber zonas de la región que presenta síntomas de desertificación como en Albacete por el incremento de las temperaturas o en la Serranía de Cuenca por tener largos periodos de tiempo sin lluvias y con fuertes tormentas que hacen que la tierra se desplace.