Las alumnas, y el alumno, que han participado en el Taller Literario del Centro de la Mujer de Manzanares culminan su curso con la presentación de un nuevo ejemplar de su revista ‘Quinto Pino’. Una publicación que refleja el trabajo que desarrollan de octubre a junio durante dos horas semanales guiados por María José Maeso. La concejala de Políticas de Igualdad, Beatriz Labián, participó en la presentación de este tercer ejemplar que imprime “las ideas y los sentimientos” que surgen del taller.
Labián se mostró muy satisfecha de tener este espacio de creación “donde tiene cabida, no sólo el empoderamiento, sino también la formación y la adquisición de técnicas y herramientas para mejorar y desarrollar la creatividad”. La publicación, “de gran calidad” en palabras de la responsable municipal del área, se publica para difundir el trabajo que se hace desde hace diez años en el taller, aunque antes no se editase.
Por último, la concejala manzanareña agradeció la implicación del alumnado y anunció que “vamos a continuar con este trabajo; mientras queráis formar parte de este taller, se va a mantener, e intentaremos ampliarlo para que llegue a más gente”.
La literatura, un espacio vedado para la mujer
María José Maeso, monitora del taller, agradeció la apuesta por la igualdad y la transversalidad de las instituciones, “y sobre todo en este caso, que lo que se persigue es que haya un espacio reflexivo en el que expresar su voz, hombres y mujeres”.
La monitora de narrativa y poesía destacó que hasta hace muy poco los espacios literarios estaban vedados a la mujer, algo que se demuestra en la poca presencia de mujeres en la Real Academia Española y su trato en la literatura universal. En este sentido, mostró el ejemplo de cómo la escritora más famosa de México fue reducida a esposa, amante y musa de los hombres en la reedición española de ‘Reencuentro de personajes’, de Elena Garro: “mujer de Octavio Paz, amante de Bioy Casares, inspiradora de García Márquez y admirada por Borges”.
Para Maeso, el hecho de que a la mujer se le permita escribir y expresar sus sentimientos y emociones “es un camino hacia el empoderamiento”, y la revista ‘Quinto Pino’ lo hace visible, “por eso defendemos que este taller sea un espacio mixto, porque favorece la igualdad, se trabaja en una labor común mediante la literatura, y se provoca el enriquecimiento mutuo y la eliminación de estereotipos”.
Los protagonistas
Durante la presentación de la revista, el alumnado participante leyó sus textos, en los que se cuentan historias como las de Titivillus, el demonio de las faltas de ortografía; el interior de la publicación también propone juegos de ingenio, adivinanzas, greguerías o mitos, entre las más de 30 páginas de textos que han escrito sus diez participantes.
Para Luciano Infante el taller “es una herramienta única para reflejar en el mundo real lo que, un instante antes, sólo habitaba en el mundo de las ideas”; Lola López asegura que “escribir abre mi mente, libera mis miedos y me transporta a un lugar donde todo es posible”. Para Mariana Rodríguez “escribir es intentar dar vida a la fantasía y conseguir alcanzar, entre renglones, lo inalcanzable”. Lola Velasco asegura escribir “con la tinta de la imaginación, para no perderme entre tanta incoherencia”, mientras que Nieves López dice haber aprendido en el taller “que, con solo una idea, se puede plasmar en un papel una historia, dando a la imaginación libertad para crear algo que nos satisfaga y que agrade a los demás”. María Teresa Mazarro se implica en el taller como “búsqueda personal y ejercicio de introspección”, algo similar a lo que le ocurre a Joaquina Muñoz, que escribe porque “al hacerlo, surgen mis emociones y mis sentimientos”. “Un camino de aprendizaje” es lo que significa para Raquel Budía y “una necesidad de crear personajes y dejar que vuelen”, para Teresa González-Nicolás.