Dos hermanos de Talavera de la Reina, Daniel e Iván Rodríguez Sobrino, son las últimas voces de Castilla-La Mancha que se formaron en la Residencia Internado de San Ildefonso de Madrid para cantar los premios del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, según ha confirmado el subdirector del centro, Pedro Vázquez.
Vázquez, el más veterano de los docentes de la residencia, que lleva 22 años preparando a los niños para cantar los premios del sorteo, ha asegurado que, aunque es difícil tener un cálculo exacto de la procedencia de sus alumnos, tiene como última referencia castellano-manchega a estos dos hermanos naturales de la Ciudad de la Cerámica.
Corría el año 2007, cuando el mayor de ellos, Daniel –con 20 años en la actualidad–, cantaba ‘El Gordo’ junto a otros tres niños y ese mismo premio caía en la ciudad que le vio nacer, Talavera de la Reina, según relata su madre, Marisa, a Europa Press.
Conexión existió en ese año entre estos niños, la ciudad y la lotería, pero no del todo, pues la suerte pasó de largo en la administración que regentaba el abuelo de ambos en Talavera, donde vive actualmente.
Años más tarde, Iván, el hermano menor, con 16 años en la actualidad, también fue a formarse en la Residencia de San Ildefonso, aunque él no tuvo el «gran momento» de su hermano mayor, pues la suerte «no le dejó» cantar ‘El Gordo’.
La madre de estos dos niños señala que ellos viven en Madrid, y como el colegio estaba cerca de su domicilio y le gustaba la formación que recibían, decidió que sus hijos se prepararan en esta residencia.
NO COMER HELADOS, RELAJACIÓN Y ENSAYOS
Varias de las claves para cantar los premios son cuidar la voz, evitando los helados en las semanas previas al sorteo; tener momentos de relajación y los ensayos unas semanas antes del gran día, según relata Marisa y su hijo Daniel.
El joven talaverano que cantó ‘El Gordo’ revive varios momentos de su etapa de formación recordando que él no estaba internado en el centro, y como venía de fuera, acudía a la formación y se mezclaba con los internos.
«Nos ponían la merienda, de vez en cuando íbamos a las salas del Teatro Real y allí ensayábamos con el encargado», ha rememorado Daniel, que añade que no ensayaban con ningún número concreto y tenían momentos en los les dejaban «relajarse a su aire».