El Gobierno de Castilla-La Mancha ha considerado que la quita de la deuda para Cataluña y otras comunidades autónomas que el líder del PSC, Miquel Iceta, ha propuesto negociar con el Ejecutivo español, no se puede debatir «como moneda de cambio en la campaña electoral» sino en «un foro adecuado» para ello.
Así se ha pronunciado este juves el consejero de Hacienda y Administraciones Públicas, Juan Alfonso Ruiz Molina, a preguntas de los medios sobre la iniciativa planteada por el candidato del PSC a las elecciones autonómicas en Cataluña que van a celebrarse el próximo 21 de diciembre.
El consejero sostiene que la idea de Castilla-La Mancha es que una autoridad independiente como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIRef) «evalúe qué porcentaje de la deuda de las comunidades autónomas es consecuencia de un mal funcionamiento del sistema de financiación y cuál es consecuencia de las decisiones que han adoptado los diferentes gobiernos autonómicos».
En este sentido, Ruiz Molina ha aseverado que, una vez que se evalúe, «podría haber una rebaja de la deuda, siempre y cuando esa quita sea consecuencia de una infrafinanciación».
«Consideramos que no solo hay que hablar del presente y del futuro de la financiación autonómica sino también del pasado, porque ahora estamos sufriendo las consecuencias de un sistema que no estaba preparado para una situación de crisis económica, en la que Castilla-La Mancha ha sufrido en mayor medida que otras la caída del Producto Interior Bruto (PIB)», ha reflexionado el titular de Hacienda.
Asimismo, ha apostillado que quiere que se evalúe esta financiación «en todas las comunidades autónomas», con la intención de saber qué parte de la deuda corresponde a cada concepto de los que ha planteado.
FARMAINDUSTRIA ES «UN CHANTAJE»
Por otra parte, preguntado por la obligación impuesta del Gobierno central a las comunidades autónomas para sellar un convenio con Farmaindustria para que estas puedan acceder a las ayudas del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), Ruiz Molina ha apuntado que se trata de «una especia de chantaje» por el que se exige «comprar medicamentos de marca y utilizar menos genéricos».