La pandemia y el cierre de los clubes ha trasladado la prostitución a pisos donde es más complicado llegar a las mujeres explotadas para ofrecerles recursos y la formación necesaria
Una vez en España, las víctimas eran ubicadas en distintas viviendas, siendo obligadas a mantener relaciones sexuales con diferentes “clientes”, sin que les fueran respetados sus derechos fundamentales