El Ministerio de Consumo está desarrollando un «índice de reparabilidad» que clasificará a los productos eléctricos o electrónicos en función de su posibilidad de ser reparados.
Así lo ha anunciado este lunes el ministro de Consumo, Alberto Garzón, durante una conferencia organizada por Nueva Economía Fórum con motivo del Día Mundial de los Derechos del Consumidor, en la que ha abordado los planes de su cartera en materia de consumo sostenible.
La iniciativa consiste en la creación de un sello que acompañará al producto en su embalaje y que ayudará a los consumidores a tomar mejores decisiones en el momento de la compra. El objetivo de Consumo es incentivar, tanto en consumidores como en fabricantes, la reparabilidad frente a la obsolescencia, como forma de reducir la huella ecológica.
En este sentido, el Ministerio pretende «concienciar» a los consumidores de la importancia de la economía circular, al tiempo que busca otorgar a los consumidores información sobre su derecho a reparar y a no tener que desechar un producto que haya dejado de funcionar pero que podría seguir siendo útil. «Un sello de esta naturaleza es un derecho de información», considera Garzón, ya que otorga «más transparencia sobre el funcionamiento mismo del producto».
Durante su intervención, el ministro ha explicado que su Ministerio está inmerso en dos líneas de trabajo paralelas. La primera es el plan integral de consumo saludable en el que se insertan todas las medidas relacionadas con la promoción de hábitos beneficiosos para la salud.
En segundo lugar, el departamento va a poner en marcha un paquete de medidas, donde se integra el «índice de reparabilidad», para la promoción del consumo sostenible.
El «índice de reparabilidad» consiste en una clasificación de los aparatos eléctricos y electrónicos en una escala de 0 a 10 puntos que se otorgan en base a cinco criterios objetivos. Para calcular el índice, se tendrá en cuenta la documentación proporcionada por el fabricante para la reparación y la facilidad para desmontar el producto.
También sumará en el cálculo la disponibilidad de piezas de repuesto, la relación entre el precio de las piezas de repuesto y del producto original, así como otros criterios específicos en función de la categoría AEE (asistencia y facilidad en el reinicio de software).
Cada baremo tendrá un máximo de 20 puntos. El «índice de reparabilidad» se calcula sumando todos los puntos y dividiendo el resultado entre 10. Serán los propios fabricantes o importadores quienes calculen el índice de los aparatos eléctricos o electrónicos que comercialicen, de acuerdo con los parámetros establecidos. Las autoridades de Consumo y de Vigilancia de Mercado serán quienes supervisen que el etiquetado es correcto.
Francia implantó este sistema en 2020, siguiendo las recomendaciones del Parlamento europeo, y España será el segundo país en implantar la medida.
El «índice de reparabilidad», que irá acompañada de acciones de sensibilización, crea una oportunidad para la industria que contará con un nuevo incentivo a la hora de innovar en el ecodiseño y en el desarrollo de tecnología reparable, actualizable, sostenible y sin obsolescencia.
Consumo entiende que supondrá una ventaja para las empresas que podrán diferenciarse por criterios de sostenibilidad en un contexto de creciente sensibilidad de los consumidores sobre el impacto ambiental de sus decisiones.