La discapacidad visual puede influir de forma determinante en muchos aspectos de la vida cotidiana, desde la movilidad hasta el acceso a la cultura o al ocio. Sin embargo, iniciativas pensadas desde la accesibilidad recuerdan que también es posible disfrutar del entorno natural de una manera plena, apelando a otros sentidos como el oído, el tacto o el olfato. En Castilla-La Mancha existe un ejemplo consolidado de este enfoque inclusivo: el Sendero de los Sentidos, en el parque natural del Barranco del Río Dulce, en la provincia de Guadalajara.
Este espacio protegido conserva el entorno del cañón del río Dulce y se extiende por los términos municipales de Algora, Mandayona, Mirabueno, Saúca, Sigüenza y Torremocha del Campo. El parque cuenta además con dos centros de interpretación, situados en Pelegrina y Mandayona, que incorporan recursos de accesibilidad visual. En ellos se pueden encontrar catálogos en relieve y en braille, así como reproducciones de elementos de la flora y la fauna, lo que permite conocer los valores naturales del parque a través del tacto.
Desde el año 2022, el Barranco del Río Dulce dispone de una ruta específicamente diseñada desde la perspectiva del turismo inclusivo. El Sendero de los Sentidos es un recorrido lineal de aproximadamente un kilómetro, de dificultad baja y con un trazado cómodo que facilita el tránsito de personas en silla de ruedas o con carritos infantiles. El itinerario comienza en la localidad de La Cabrera y avanza por la ladera derecha del río Dulce, acompañando el curso del agua y proponiendo una experiencia centrada en las sensaciones.
El camino discurre junto a la ribera, bajo la sombra de especies como chopos, sauces, fresnos y nogales, y atraviesa también zonas de pradera y pequeños bosques de encinas y quejigos. A lo largo del trayecto se han instalado paneles informativos en braille sobre la flora y la fauna del entorno, además de placas identificativas de las especies arbóreas presentes en la ruta.
La accesibilidad del sendero no se limita únicamente a la eliminación de barreras físicas. El recorrido incorpora paneles interpretativos adaptados a personas con discapacidad visual, lo que convierte la visita en una propuesta especialmente interesante para este colectivo. La proximidad al río permite percibir de forma directa el sonido del agua, la humedad ambiental y los aromas característicos del entorno natural. El sendero finaliza junto al propio río Dulce, en una zona entarimada desde la que es posible tocar y escuchar el discurrir de sus aguas.
Durante el paseo se pueden localizar varios ejemplares representativos de las principales especies de árboles del parque, todos ellos acompañados de paneles en braille para su identificación. Al término del recorrido, se dispone además de paneles en alto relieve y braille con información sobre plantas aromáticas, arbolado y fauna que habita en este espacio natural.
La visita se completa con el atractivo patrimonial de La Cabrera, una localidad que conserva una iglesia románica, un puente medieval y un conjunto urbano de arquitectura rural tradicional, lo que refuerza el interés de esta propuesta que une naturaleza, patrimonio y accesibilidad.
