martes, 18 noviembre 2025

Pediatras de Atención Primaria llaman a «actuar ahora» para frenar la resistencia a los antibióticos

En España, los niños, en especial los menores de 4 años, continúan siendo uno de los grupos de población que más antibióticos reciben

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Del 18 al 24 de noviembre tiene lugar la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos y el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos. Esta campaña global, impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene como fin concienciar a instituciones, profesionales sanitarios y población general sobre las graves consecuencias para la salud derivadas del uso inadecuado de los antibióticos. Desde el Grupo de Patología Infecciosa de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (GPI-AEPap) y la Guía ABE, se hacen eco de esta campaña y de su lema 2025: «Actuar ahora: proteger nuestro presente, asegurar nuestro futuro».

La resistencia a los antimicrobianos (RAM) surge cuando los microorganismos cambian a lo largo del tiempo y dejan de responder a los medicamentos. Aunque es un fenómeno natural, la utilización excesiva y el uso inadecuado de los antibióticos aceleran este proceso por lo que es fundamental usarlos adecuadamente.

En la lucha contra las bacterias multirresistentes es fundamental el papel de los profesionales de la Atención Primaria, ya que de ellos depende un alto porcentaje de la prescripción de antibióticos. En España los niños, en especial los menores de 4 años, continúan siendo uno de los grupos de población que más antibióticos reciben por lo que los pediatras tenemos una gran responsabilidad: realizar una adecuada prescripción y contribuir en la labor de información y concienciación a las familias.

Desde el año 2014 se impulsa en nuestro país el Plan Nacional frente a las Resistencias a los Antibióticos (PRAN), cuya estrategia llamada “Una sola salud(“One Health”) propone intervenciones en el campo de la salud humana, la sanidad animal y el medioambiente.

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Todas las Comunidades Autónomas deben trabajar en el PRAN a través de los Programas de Optimización de Uso de Antibióticos (PROA) en los que instituciones, profesionales y población deben implicarse. Estos programas intentan mejorar los hábitos de prescripción, basándose en el principio de la “prescripción prudente”: evitar la innecesaria, promover el uso de antibióticos de espectro reducido, optimizar la duración del tratamiento y utilizar cuando sea posible la prescripción diferida.

La evidencia científica respalda la prescripción diferida de antibióticos como una estrategia clave para la optimización de la prescripción. Permite al profesional manejar la incertidumbre sobre la evolución del proceso (resolución espontánea o empeoramiento), asegurando que el tratamiento solo se inicie si es estrictamente necesario.

Esta herramienta da protagonismo a los pacientes y sus familias en la toma de decisiones. Consiste en ofrecer, en determinados procesos, a los padres/cuidadores un plan claro de seguimiento y actuación en función de la evolución de los síntomas: se entrega a la familia una receta de antibiótico, pero con la indicación de no administrarlo de inmediato. Solo se debe recoger en la farmacia y administrar si los síntomas no mejoran o si hay empeoramiento tras un tiempo vigilado.

La prescripción diferida ha demostrado ser segura y no conlleva mayores riesgos que la prescripción inmediata, ya que las familias disponen del medicamento si realmente hace falta. Además, mejora la satisfacción de padres y médicos, implicando a las familias en la toma de decisiones.

Muchas veces, los pacientes tienden a sobrestimar los beneficios de los antibióticos y a subestimar sus posibles efectos secundarios. Estrategias como la prescripción diferida representan un avance en la batalla contra la resistencia a los antimicrobianos pero su implementación efectiva requiere que la población esté concienciada. Para ello, es vital promover actividades de educación para la salud lideradas por profesionales motivados y capacitados para resolver dudas y derribar falsas creencias sobre el uso correcto de los antibióticos.

Asimismo, el éxito global de los Programas de Optimización de Uso de Antibióticos (PROA) exige un respaldo institucional firme: las Consejerías y Gerencias de Salud de todas las Comunidades Autónomas deben convertir estos programas en una prioridad indiscutible.

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