sábado, 27 diciembre 2025

¿Cómo era Villanueva de los Infantes en 1668? Un dibujo de Pier Maria Baldi lo muestra

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Pier Maria Baldi llega a Villanueva de los Infantes (Ciudad Real, España) el 2 de diciembre de 1668. El pintor y arquitecto florentino forma parte del cortejo que acompaña al príncipe Cosme III de Médicis en la gira que lo conduce por España y otros reinos de Europa entre 1668 y 1669. Durante su estancia realiza una vista panorámica de la villa, cabeza por aquel entonces de la comarca del Campo de Montiel, que complementa la crónica oficial redactada por el conde Lorenzo Magalotti.

Retrato en bronce del perfil de un hombre.
Antonio Montauti, Retrato de Lorenzo Magalotti, 1712. Museo di Casa Martelli, Firenze.

Dicho relato se integra en un volumen titulado Relazione ufficiale del viaggio di Cosimo III dei Medici, custodiado hoy en día en la Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia. La obra incluye, además del diario de ruta, ochenta y seis dibujos de ciudades, monumentos y paisajes rurales de España, delineados por Baldi. El estudio de estos ejemplares se convierte en objetivo principal de un proyecto de investigación que busca profundizar en el conocimiento de la arquitectura y el urbanismo de nuestro país en el siglo XVII.

El dibujo de la localidad manchega constituye el testimonio iconográfico más antiguo que se conoce de su forma urbana. Desde una perspectiva actual nos acercaremos al entorno natural y a la arquitectura civil y religiosa de esta población en aquella época y veremos en qué medida se ha transformado desde entonces.

El viaje

Cosme es el sucesor del Gran Ducado de Toscana y su odisea europea se erige en una de las empresas viajeras más importantes del Siglo de Oro. Esta proeza tan bien diseñada tiene como objetivo su formación como futuro gobernante. Aparte de Baldi y Magalotti, componen el séquito otros cortesanos que también escribieron sobre la ronda hispana. Entre ellos el mayordomo Dante Castiglione, el médico Giovanbattista Gornia, el capellán Felice Monsacchi, el administrador Filippo Marchetti, el responsable de la intendencia Jacopo Ciuti y el aristócrata Filippo Corsini.

Retrato de un hombre elegante con el pelo largo del siglo XVII.
Justus Sustermans, Retrato de Cosme III de Médici, 1665. Galleria Palatina, Palazzo Pitti, Firenze.

La pequeña corte itinerante parte de Livorno, un enclave portuario situado en la actual Italia, y arriba a Cadaqués, en Cataluña, el 25 de septiembre de 1668. Desde allí recorre numerosas poblaciones hasta Galicia antes de embarcar hacia Inglaterra.

Al heredero le gusta viajar de incógnito y suele pernoctar en conventos. En Villanueva de los Infantes se hospeda en el de los dominicos con sus acompañantes. Magalotti se lleva una grata impresión de la localidad y enfatiza su buena arquitectura y capacidad de alojamiento. La plaza principal le recuerda a una ciudad italiana por el enlosado de piedra y las construcciones regulares sostenidas por arquerías. No obstante, califica la villa como un luoghetto (lugarcito), superior a un pueblo pero inferior a una ciudad.

El dibujo

Baldi utiliza en sus trazas pluma y tinta negra y luego las colorea con aguadas grises. Aunque el papel que sirve de soporte es apaisado, se tiene que doblar por la mitad para adaptarlo al formato vertical del manuscrito. El dibujo de Villanueva de los Infantes se hizo en pleno invierno, y todo parece indicar que la nube que aflora en la parte superior derecha del dibujo presagia tiempo desapacible.

El autor elige un descampado al este de la villa para realizar su obra. El punto de vista se sitúa a nivel del suelo. Ello permite observar de frente la cerca irregular que encierra el caserío y el resto de inmuebles. El paisaje circundante muestra tierras de labor, algunos montículos y una vegetación escasa adaptada al clima riguroso castellano.

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El dibujo otorga un gran protagonismo a las construcciones del clero, que sobresalen tanto en altura como en extensión, y en él se advierten diferentes ejemplos.

Así, en el extremo izquierdo se levanta la pequeña ermita de San Juan, que se emplazaba fuera del recinto amurallado. La siguiente silueta del skyline infanteño corresponde a la iglesia del convento de Santo Domingo. Aunque en la vista presenta ábside semicircular, actualmente posee cabecera plana. Esto podría deberse a una interpretación errónea del dibujante, o bien a una reforma posterior de la cual no tenemos noticias. Fue aquí donde se hospedó el príncipe, en una de sus celdas, junto con su comitiva.

Muy próxima a la anterior se dispone la iglesia del convento de la Encarnación, regentado por dominicas, caracterizada por un cimborrio con tambor cuadrangular. A continuación se distingue la iglesia parroquial de San Andrés, con su galería perimetral por debajo de la cubierta y una esbelta torre-campanario. Esta última se reemplaza quince años después de la visita de la comitiva toscana debido a un incendio.

De la siguiente edificación solo se percibe una parte de la estructura octogonal del cimborrio, perteneciente a la iglesia del convento del Corpus Christi, ocupado por monjas clarisas. Se localiza en un nivel inferior con respecto al resto de construcciones religiosas, de ahí que no podamos ver más de lo que muestra la imagen.

¿Cómo era Villanueva de los Infantes en 1668? Un dibujo de Pier Maria Baldi lo muestra
Bernardo de Portuondo, Ruinas de la iglesia del antiguo convento de San Francisco de Villanueva de los Infantes, c. 1913-1917. Catálogo Monumental de España, Biblioteca Tomás Navarro Tomás, CSIC., CC BY-NC-SA

Ponemos fin al recorrido monumental de Villanueva de los Infantes con el convento de San Francisco, sin duda la construcción más interesante del diseño de Baldi. Lo es, en primer lugar, porque ha desaparecido y solo se conservan fotografías de sus ruinas. Estamos, en ese sentido, ante un dibujo con valor documental. Pero también porque se trata del único centro conventual que muestra sus dependencias –de los que hemos visto hasta ahora únicamente conocemos sus iglesias–.

El enfoque

Tanto Magalotti como Baldi priorizan en sus respectivas obras las edificaciones religiosas, en concordancia con la realidad arquitectónica de Villanueva de los Infantes y los intereses de su patrón, un personaje de educación devota que se siente más a gusto dentro de la celda de un convento que en los aposentos de un palacio.

Demuestran menos apego por las construcciones civiles, en particular los palacios de la aristocracia local –quien durante la Edad Moderna ejercía el mecenazgo de la actividad artística de la villa– y apenas se diferencian del resto de la arquitectura civil. No obstante, en el dibujo asoma la torre cúbica de, al menos, el palacio de la familia Busto.

La vista de Baldi es un testimonio gráfico excepcional. Muestra la elevada planificación urbanística y la evolución arquitectónica de Villanueva de los Infantes en 1668 y también revela la existencia de estructuras que ya no se conservan o se han transformado. Entre estas últimas se encuentran, como se ha dicho, el convento de los frailes franciscanos y la torre del templo parroquial, ya que la actual es distinta de la representada en el dibujo.

El análisis de este dibujo tiene un gran impacto en la comprensión histórica de la antigua capital del Campo de Montiel. A su singularidad hay que sumar su uso como fuente de información valiosa para aproximarnos al urbanismo y a la arquitectura de esta villa en el primer siglo del Barroco y su evolución a lo largo de tres siglos y medio.


El proyecto cuenta con el apoyo del The Medici Archive Project de Florencia, dirigido por Alessio Assonitis, experto internacional en los Medici, y del Centro Interdipartimentale di Ricerca sull’Iconografia della Città Europea, dirigido por Alfredo Buccaro, experto internacional en coreografías urbanas. Además, colaboran la Biblioteca Medicea Laurenziana y el Kunsthistorisches Institut de Florencia.

Francisco Javier Novo Sánchez, Profesor Ayudante Doctor de Historia del Arte, Universidad de Málaga

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