El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha opinado que si se celebraran elecciones generales en estos momentos, el PSOE perdería «claramente» y «ganaría la derecha y la extrema derecha» y, de hecho, ha señalado que «el principal argumento que se pone de manifiesto ahora mismo para no convocarlas» es que el PSOE las perdería.
En una entrevista en la Cadena Cope, García-Page ha comentado el anuncio de presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que tiene la intención de presentarse como candidato a la Presidencia del Gobierno y ha apuntado «la lógica de que cuando se gobierna, si el que gobierna quiere seguir adelante, en condiciones normales la inercia lleva a continuar».
Además, ha apuntado que si Sánchez no fuera candidato, «dirían que es cobarde, que no quiere dar la cara» ante la ciudadanía.
También ha reprobado la imagen que «de tapón» quieren propiciar algunos socios, pero ha alertado de que ese planteamiento «tiene los días contados, porque tarde o temprano las legislaturas se agotan y tiene que haber elecciones».
Asimismo, ante la falta de la aprobación de los presupuestos generales del Estado en los últimos años, García-Page ha señalado que el país no se puede acostumbrar a que no se aprueben los presupuestos y, por ello, ha propuesto hacer como la UE, es decir, aprobar un marco presupuestario al inicio de cada Legislatura y «luego ir ajustando año a año», aunque ha señalado que la Constitución marca un calendario para la aprobación del presupuesto anualmente.
Con todo y tras calificar de «absurdo» el planteamiento de que es mejor «no tener presupuestos que tener», ha mostrado sus dudas de «si es mejor tener estos presupuestos a tener unos que incorporen los peajes de Puigdemont y compañía, porque a veces los peajes a modo de oxígeno político pueden ser más gravosos».
En general, ha considerado que la Legislatura actual es «un laberinto sin salida» y ha denunciado el «dilema» de «decidir entre tener un presupuesto bueno, no el mejor, o tener uno que en el fondo esté lleno de trampas y chantajes», si bien ha añadido que, en cualquier caso, esa dicotomía «no se va a tener ahora, porque no se va a tener presupuestos».
Pactos «contra natura» en una Legislatura que es «un laberinto sin salida»
García-Page ha abundado en la idea de que el actual mandato es «un laberinto sin salida» y ha opinado que «no debía haber empezado como empezó, teniendo que hacer pactos contra natura y realmente impensables, que no conduce a nada».
En este sentido, ha afirmado que «gobernar es sacar adelante tus objetivos, ni siquiera sacar adelante unos objetivos que pueden ser los de otros, sino que los que has prometido a la ciudadanía» y ha expuesto que, a su entender, hay dos tipos de legitimidades, la de origen, que es la investidura, y luego «hay otra, la que los gobiernos se ganan día a día cumpliendo, en el ejercicio».
Sobre este punto, ha opinado que «desde hace tiempo, las cosas salen a trancas y barrancas, muchas de ellas en contra de la opinión del gobierno».
De hecho, ha opinado que «hay dos pactos distintos en este cambalache de legislatura», aquellos ideológicos con las formaciones más a la izquierda, como Podemos o Sumar, que tienen «lógica, aunque puedan gustar más o mensos» y los pactos con los independentistas, que plantean «un problema de manera grave», porque se está pactando «con alguien que odia España, pero no tiene recato en usar los instrumentos de la Constitución para hacer daño y romper los esquemas» de la propia Carta Magna.
Por otro lado, en cuanto al juicio contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, y las declaraciones del presidente del Gobierno sobre su inocencia, García-Page se ha mostrado respetuoso con el procedimiento y ha defendido que el Tribunal Supremo está haciendo «una instrucción muy impecable, muy medida, con muchas concesiones a la defensa en prevención de que pueda buscarle vueltas en el Tribunal Constitucional».
Pero ha opinado que «si quisiera defender al fiscal general, no haría una defensa tan enardecida desde el punto de vista político», pues ha señalado que, a su entender, lo que se está enjuiciando es «el barullo político, que un fiscal esté pendiente del relato político».
«El arrope político, si creen que ayuda, creo que va en lo contrario», ha concluido García-Page.




