Con la llegada del frío, muchos buscan formas de sobrellevar el invierno más allá de la manta y el radiador. En Castilla-La Mancha, una de las opciones más arraigadas es acudir a los balnearios repartidos por sus cinco provincias, lugares donde el agua caliente brota desde hace siglos y donde cada enclave guarda características propias, tanto por la composición de sus manantiales como por su historia y entorno natural.
A continuación, haremos un recorrido por nueve balnearios de la región y algunas de las singularidades que los hacen parte destacada del patrimonio termal castellano-manchego.
ALBACETE
Baños de la Concepción (Villatoya)
Ubicado en una antigua casona manchega con patio interior y galerías de madera, este balneario cuenta con aguas bicarbonatadas que emergen a 29 °C y llevan reconocidas como de utilidad pública desde 1843.
Tradicionalmente se han utilizado para problemas reumáticos, articulares, respiratorios o circulatorios. Entre sus instalaciones destacan la piscina termal, baños de burbujas, duchas terapéuticas, baños de vapor y un amplio abanico de tratamientos corporales y faciales.

Baños de Tus (Yeste)
El agua de este enclave del Parque Natural de los Calares está clasificada como mineromedicinal y presenta una combinación de cloruros, bicarbonatos, sodio, magnesio y sulfato.
Sus técnicas termales incluyen baños de hidromasaje, jacuzzi, chorros a presión y tratamientos de vapor, además de opciones singulares como el llamado “Baño Cleopatra”, que combina agua termal con leche, miel de romero y sales.

Balneario de Benito (Salobre)
Sus aguas bicarbonatadas y cálcicas emergen a 21 °C desde un caudal de 12 litros por segundo. Se aplican en programas dirigidos a dolencias del aparato locomotor, procesos respiratorios, afecciones gástricas o estrés.
Además, ofrece distintos tipos de balneación, duchas, chorros, aplicaciones de parafangos y terapias complementarias.

Balneario La Esperanza (Salobre)
En plena sierra de Alcaraz, este balneario funciona desde finales del siglo XIX. Sus aguas, bicarbonatadas y sulfatadas, se emplean para procesos reumatológicos, dermatológicos, circulatorios y digestivos.
El entorno, rodeado de naturaleza, complementa una propuesta centrada en el descanso y la desconexión.

CIUDAD REAL
Balneario Cervantes (Santa Cruz de Mudela)
Más de un millar de metros cuadrados conforman sus instalaciones, asentadas en una finca rodeada de jardines. Dispone de dos manantiales distintos: uno con aguas ricas en calcio, sulfatos y magnesio, tradicionalmente destinadas a problemas articulares, y otro con composición sódica y carbogaseosa, vinculada al aparato digestivo y renal.
Asimismo, incluye duchas terapéuticas, bañeras de hidromasaje, aerosoles, piscina activa y circuitos de spa.

Balneario de Fuencaliente (Fuencaliente)
El propio nombre del municipio revela la importancia histórica de sus aguas, que brotan a entre 37 y 38 °C. Con una composición que combina bicarbonatos, magnesio, sílice y hierro, se han empleado desde el siglo XIX para afecciones reumáticas, respiratorias, dermatológicas o para la relajación muscular.
El lugar cuenta con piscina termal, baños individuales, chorros, inhaladores, parafangos y seguimiento médico de los tratamientos.

CUENCA
Real Balneario Solán de Cabras (Beteta)
Situado en un paraje del río Cuervo, su acuífero lleva siglos en uso. Las aguas, de mineralización débil y carácter bicarbonatado, se aplican tanto bebida como en baños para procesos renales, reumáticos o digestivos.
Además, su oferta incluye hidroterapia en diferentes modalidades, tratamientos con ozono, masajes y técnicas de fangoterapia.

GUADALAJARA
Real Balneario Carlos III (Trillo)
Fundado en el siglo XVIII, se encuentra en un complejo rodeado de arbolado y jardines. Las aguas mineromedicinales, recomendadas tradicionalmente para dolencias reumatológicas, respiratorias o dermatológicas, se emplean en baños termales entre 36 °C y 39 °C, piscinas activas, termas romanas, duchas circulares y aplicaciones de lodos.
El lugar también dispone de distintos tipos de masajes y envolvimientos corporales.

TOLEDO
Balneario Las Palmeras (Villafranca de los Caballeros)
A pocos kilómetros del complejo lagunar y humedales de la localidad, este balneario forma parte de un entorno donde el agua tiene un peso cultural destacado.
Sus manantiales, con combinación de bicarbonatos, calcio, cloruros y sulfatos, se destinan a problemas reumáticos, respiratorios, digestivos o relacionados con el aparato locomotor. Entre sus técnicas se encuentran hidromasajes, baños de burbujas, chorros, duchas circulares, vapor y parafangos.

En conjunto, estos nueve balnearios muestran la diversidad del patrimonio termal de Castilla-La Mancha: desde las aguas calmadas de la Sierra de Alcaraz hasta los parajes volcánicos y boscosos de Sierra Madrona o los barrancos del Alto Tajo. En definitiva, un recorrido por la región que ofrece algo más que calor: historia, paisaje y descanso en pleno invierno.





