La Consejería de Sanidad del Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de la Dirección General de Salud Pública y Consumo, ha llevado a cabo la inspección de un total de 682.794 piezas de caza en la región durante la temporada 2017-2018.
Según ha informado la Junta de Comunidades en una nota de prensa, del total de las piezas inspeccionadas para consumo humano, 564.604 corresponden a caza menor y 118.190 piezas a caza mayor.
Respecto a las especies de caza mayor inspeccionadas, en su mayoría han sido ciervos con un total de 62.375 piezas y jabalíes con 43.481, entre otros. En cuanto a las de caza menor, la mayor parte han sido perdices con 487.251 piezas inspeccionadas; 22.171 conejos y 17.387 palomas, principalmente.
Igualmente, durante la última temporada se han notificado 4.038 actividades cinegéticas, en las que el destino de las piezas era para consumo humano, de las cuales se han celebrado un total de 3.716, lo que se traduce en cerca de un 95 por ciento del total, y se han suspendido 214 debido a la meteorología adversa en la mayoría de los casos.
Las provincias donde se han celebrado un mayor número de actividades cinegéticas han sido Ciudad Real y Guadalajara, con 1.501 y 1.055 respectivamente; seguido de Toledo y Cuenca con 511 y 510 respectivamente y, por último, la provincia de Albacete con 247.
MAYOR SEGURIDAD ALIMENTARIA
Con estas inspecciones, el Gobierno regional busca ofrecer la mayor garantía en la seguridad alimentaria de los productos que consumen los ciudadanos, consiguiendo los mayores niveles de protección de su salud.
La Dirección General de Salud Pública y Consumo, en ejercicio de las competencias que tiene atribuidas en materia de higiene y control de los alimentos, ejerce, a través de los Servicios Veterinarios, la inspección sanitaria de las piezas de caza silvestre, mayor y menor, destinadas a la comercialización para consumo humano y al autoconsumo, procedentes de actividades cinegéticas celebradas en el ámbito de la comunidad autónoma.
Castilla-La Mancha cuenta con «una extraordinaria riqueza cinegética natural y un amplio número de especies tanto de caza mayor como menor». La caza en la región es una actividad de ocio, pero también es un recurso generador de empleo, compatible con la conservación de la biodiversidad.