El consejero de Sanidad del Gobierno de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández Sanz, ha dado a conocer que desde el Servicio de Salud regional se pondrá en marcha este jueves una estrategia de realización de test genómicos a mujeres operadas de cáncer de mama para determinar qué tratamiento posterior puede ser el más adecuado, una iniciativa que podría beneficiar a cerca de 300 mujeres al año.
En rueda de prensa, ha detallado que de esta forma la región se suma a la Comunidad de Madrid y a la Comunidad Valenciana con una prueba que servirá para poder tomar con más claridad la decisión de si lo más idóneo es afrontar el tratamiento posterior a través de quimioterapia o de radioterapia.
«Con este test lo que se puede definir en Oncología es si se va a necesitar o no recibir quimioterapia. Si el tumor cumple determinadas condiciones de tamaño y de comportamiento podrá decidirse si es beneficiosa la quimioterapia o la radioterapia», ha detallado Fernández Sanz, quien ha añadido que la inversión necesaria para afrontar estas pruebas será de 600.000 euros al año.