sábado, 16 noviembre, 2024

Morate a un amigo el día de los asesinatos: “La he liado gorda. La he cagado”

Cumpliendo condena por un delito de tráfico de drogas, conoció al acusado en prisión

Palacio de Justicia Cuenca

Durante la segunda jornada de juicio contra Sergio Morate ha prestado declaración Alexander E., amigo del encausado que en agosto de 2015 se encontraba cumpliendo condena por un delito de tráfico de drogas y que conoció al acusado en prisión, recordando que el mismo día 6, cuando desaparecieron las dos chicas, empezó a disfrutar de un permiso penitenciario y en un momento de la tarde llegó a estar en casa del presunto asesino.

A preguntas de la abogada de la familia de Marina, ha reconocido que en un momento de la conversación en su vivienda, Morate le llegó a decir: «La he liado gorda. La he cagado».

Previamente, en torno al mediodía, habló con Morate con la idea de viajar juntos hacia Alicante para ver un concierto, por lo que se dispuso a coger un tren rumbo a Cuenca desde Madrid, para salir juntos hacia la capital alicantina.

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Al llegar a la estación de tren, se extrañó por el hecho de que Morate no hubiera ido a recogerle. Entonces, le llamó por teléfono, tras lo que cogió un taxi rumbo a la casa del acusado, y una vez allí, entró en la vivienda y se quedó en el salón.

«Me dijo que tardaríamos un poco en salir, que tenía cosas pendientes, y que en torno a las 2.00 o las 3.00 de la madrugada nos iríamos. Yo le dije que tenía que estar temprano en Alicante porque me iban a hacer una oferta de trabajo. Me molestó, me hizo ir desde Madrid hasta su casa para luego decirme que no se venía conmigo. Si me lo hubiera dicho, me habría ido por mi cuenta», ha manifestado.

Tras reconocer que este extremo le hizo «enfurecer», ha desvelado que Morate le dio a entender que había vuelto a estar con Marina, dejando claro que en todo caso no vio a nadie más en la casa. «En ningún momento pasé del salón», ha dicho, negando haber visto ningún cadáver en la vivienda. «Después me pidió que le aparcara el coche, pero estaba enfurecido. Le mandé a la mierda».

MORATE PIDIÓ A UNA PRIMA QUE ELIMINARA SUS REDES SOCIALES

Una prima de Morate, Águeda M., ha reconocido que vio al acusado la noche en la que presuntamente ocurrieron los hechos en Palomera. Visiblemente nerviosa y llorando, ha revelado que le pidió cancelarle «todas las redes sociales» un par de días después de los asesinatos tras contactar con ella desde un teléfono desconocido.

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Águeda, que facilitó los pantallazos de esas conversaciones a la Policía, ha desvelado que Morate le preguntó por «cómo estaba la familia» toda vez que ya se conocía que le estaban buscando y que tanto él como las chicas estaban desaparecidas. «Le pregunté que qué había pasado, pero no me contestó».

«Le pregunté que dónde estaba él, y contestó que no me lo iba a decir», ha señalado, antes de asegurar que tenía «miedo» y que incluso llegó a temer que a ella misma le pasara «algo». Además, ha confirmado que Morate le pidió que le dijera a su madre que contactara con su abogado.

También ha prestado declaración la expareja de Morate que le denunció por episodios de malos tratos en 2008, lo cual llevó a la cárcel al ahora acusado. Según sentencia firme, quedó demostrado que la retuvo en su casa, la desnudó y la fotografió.

LA «TRAMPA» DE LOS UCRANIANOS

Otro testigo con quien el acusado mantenía amistad, Carlos J., ha contado en el juicio que Istvan H., también amigo del acusado tras su anterior paso por la cárcel, se comunicó con él vía mensajería instantánea para preguntar por su Morate. «Necesito hablar contigo urgente. Cuando puedas, llámame», le dijo Istvan unos días después de cometerse los asesinatos.

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En esa conversación, aportada por la representante del Ministerio Fiscal, Istvan llegó a decir a Carlos: «Algo malo le pasó. Voy a mover los hilos para encontrarlo«, le dijo, haciendo alusión a «los ucranianos esos» en referencia al entorno de Marina Okarinska. En mensajes posteriores, Istvan llega a sugerir que le han tendido «una trampa» a Morate y que él sólo «no puede» con las dos chicas.

Hha prestado declaración Rigoberto F., conocido de Sergio Morate, quien ha relatado que recibió un mensaje del acusado, añadiendo que se puso en contacto con el defensor en esta causa, José Javier Gómez Cavero, a quien le hizo el «favor» de intentar contactar con Morate.

Efraín S., por otra parte, ha dado testimonio durante la sesión de mañana para indicar que vio a Marina y Laura en las proximidades de la casa de Morate el día de los hechos.

El testigo, que vive cerca de esta vivienda, ha confirmado que eran aproximadamente las 18.00 horas cuando las detectó. En concreto, Marina estaba sentada en el coche, hablando por teléfono, en el asiento del acompañante, acompañada de Laura.

EL HALLAZGO DE LOS CUERPOS

Arturo M., la persona que encontró los cuerpos, ha relatado que mientras paseaba a sus perros, le llamó primero la atención el olor, tras lo que vio un pie de una de las chicas.

En ese momento, consciente de que se estaban buscando a las dos jóvenes desde hacía unos días, dio por hecho que se trataba de Laura y Marina, por lo que tras comprobar con la luz del coche que había dos cuerpos, llamó inmediatamente al 112.

Describiendo el lugar del hallazgo, ha comentado que se encuentra a unos 40 metros del nacimiento del río Huécar, añadiendo que hay vegetación muy espesa en esa época del año.

También ha asegurado que mucha gente había buscado ya por esa zona los cuerpos, sin conseguirlo. Dos días antes, según su testimonio, ya había notado «algo de olor» por esa zona, y pensó que sería un corzo, ya que por su experiencia como cazador, suelen ir a ese entorno cuando se están muriendo.

ÚLTIMOS TESTIGOS

Uno de los últimos testigos en someterse a las preguntas de los letrados en el turno de mañana, Germán S., que trabajaba en una tienda ‘grow shop’, ha manifestado que dos días antes de los asesinatos, Morate fue a comprar «fertilizante» en actitud «nerviosa».

A continuación, Arancha L., camarera de un bar de Palomera, ha asegurado que Morate le causaba «miedo» al encontrarse a solas, si bien ha precisado que ese miedo se debía a malas experiencias anteriores con otros chicos.

Sara S., que tuvo una breve relación de «encuentros» con Morate, ha relatado algunos de los mensajes que se intercambió con el acusado, indicando que llegó a escribirse el mismo día de los hechos.

Por último, Luna L., hermana de Arancha y también camarera del bar de Palomera, ha situado a Morate rumbo a la zona donde se encontraron los cadáveres días antes de la desaparición de las chicas.

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