El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha celebrado este miércoles la Constitución como «el mayor éxito colectivo» que ha tenido la nación española, que la Comunidad Autónoma conmemora reformando su propio Estatuto.
Ha sido durante el acto institucional celebrado en las Cortes regionales para conmemorar el Día de la Constitución, donde García-Page ha destacado este hecho como «una muy bonita y hermosa» coincidencia, resaltando que la reforma de la Carta Magna castellanomanchega se haya llevado a cabo por consenso.
«Era condición ‘sine qua non’, como tendrían que ser todas aquellas cosas que se hacen con altura de miras. Pero es que, además, se ha hecho contando con la participación de multitud de sectores que hoy se ven aquí representados y les agradezco a todos que nos acompañen», ha manifestado.
Es por ello que ha dicho que se trata de un estatuto «plenamente leal» y «pensado en positivo», que blinda «al máximo posible» las conquistas sociales, en sanidad, en educación o en las prestaciones sociales que ha supuesto la andadura autonómica en Castilla-La Mancha, «de forma milimetrada».
«En nuestra no avaricia de competencias por el hecho de apuntarnos ningún tanto, tenemos las que queremos tener y las que creemos que podemos gestionar», ha dicho, para agregar que no se trata de «acaparar competencias por si acaso algún día podemos desconectar, que es lo que buscan los independentistas y todos aquellos que buscan la separación del país».
Es por ello por lo que ha cargado contra quienes plantean en sus programas electorales devolver al Estado las competencias en sanidad o en educación, lo que ha calificado como una idea «absolutamente alocada». No solo sería imposible, sino que además sería enormemente perjudicial para la región».
LA TRANSICIÓN
García-Page ha destacado que esta reforma estatutaria no merece pasar como un hecho más y debe dar paso, como hará Castilla-La Mancha a lo largo de 2026, a conmemorar lo que significó la transición, por lo que se ha preguntado cuánto de parecido tiene el momento político actual con el momento político que alumbró la Constitución del 78.
Así, ha respondido que el momento actual es «el más opuesto» al de la transición. «Hoy, con la realidad política española, culpa de todos, de la propia clase política, sería absolutamente impensable, no ya una reforma y menos aún alumbrar una Constitución, y esto nos tendría que hacer pensar».
Por ello, ha considerado que un día como hoy no es cómodo «para aquellos que se han constituido en gestores del frentismo y del odio. «Hay gente que ha hecho del odio y del enfrentamiento artificial su propia mercancía política y seguramente no van a celebrar con sinceridad lo que evocó y lo que significó la transición».
Todo ello para preguntarse en qué momento se ha perdido en España el diálogo. «¿En qué momento hemos llegado a considerar que dialogar y pactar es sinónimo de traicionar? ¿No se dan cuenta de que la inmensa mayoría de la sociedad estamos prisioneros de estos gestores del frentismo, del populismo más elemental?».
«Me gustaría que España siguiera transitando en ese sentido porque el mismo concepto de transición significa ya todo un mensaje. No hubo un salto brusco y no hubo una revolución. Todo eso hubiera significado, seguramente, mucho más dolor y sangre», ha argumentado, para agregar que el pueblo español y el conjunto de la clase política «estuvo a la altura, y eso conviene celebrarlo».
VUELVE A PLANTEAR UN PROCESO DE ARMONIZACIÓN
Todo ello le ha llevado a plantear de nuevo en su discurso el proceso de armonización que viene defendiendo que se abra en España, para que se le lleve a cabo «siempre» con la presidencia del Estado para que lo coordine y «poder poner blanco sobre negro y en qué cosas se puede mejorar».
«Hablo desde poder compartir la misma tarjeta sanitaria en toda España a tener la misma cartelería turística según en qué región vayas», ha indicado, para afirmar que España «no necesita cambiar ni de Constitución ni de régimen, solo necesita mejorar y hacer más eficaz lo que ya se ha hecho».
Bajo su punto de vista, este hecho debería ser «una obligación permanente» de la Administración y de todos los responsables políticos. «Me atrevería a decir que la España constitucional de los próximos años necesita de un proceso de entendimiento que si puede ser al gran nivel, perfecto, pero si no, tendría que serlo en las cosas de comer».
En este punto, ha afirmado que si no hay este entendimientos es porque el Estado, desde el comienzo de la transición «ha hecho renuncia y eso es algo que no se debe propiciar». «Algunos además creemos que el Estado y las instituciones centrales del país deben ser fuertes».
«El que piense que puede irle mejor en su territorio con un Estado débil se está equivocando, al menos desde mi perspectiva. Necesitamos que esa garantía de igualdad y esa garantía contra los privilegios que concreta el artículo 138 de la Constitución», ha aseverado.
Así, ha concluido que esto sería «mucho mejor» que esta propuesta la razonen quienes tienen alguna responsabilidad «para que la fuerza de los acontecimientos nos lleven o nos aboquen a un nuevo proceso de transición», en cuanto al «concepto mismo que tenemos de cómo debe ser la democracia» porque «la democracia o es viva o es que tiene problemas».




