jueves, 20 noviembre 2025

El volcán del Alhorín, un domo rojizo en Ciudad Real en un paisaje detenido en el tiempo

El volcán vela el silencio del Valle de Alcudia

Comparte

El volcán del Alhorín se alza en silencio sobre una de las orillas del embalse de Montoro, en el término municipal de Solana del Pino, en Ciudad Real. No es un gigante de formas abruptas, sino una loma amplia y serena que guarda, bajo su contorno extenso, la memoria profunda del Valle de Alcudia y Sierra Madrona.

Su origen estromboliano queda escrito en un domo formado por piroclastos, apenas cincuenta metros que bastan para dominar el paisaje. En su cima, un pequeño cráter abierto en forma de herradura deja ver las coladas que un día brotaron ardientes y que hoy reposan fosilizadas, teñidas del característico rojo almagre que otorgan las arcillas recalentadas. Una de esas coladas avanzó hacia el norte, extendiéndose sobre la antigua raña, una superficie sedimentaria nacida hace millones de años en un clima seco, frío y sacudido por lluvias torrenciales.

Lokinn

El entorno del Alhorín es un mosaico de sierras y valles esculpidos a ritmos desiguales por el paso del tiempo. Al norte discurre el río Montoro, encajado profundamente en los materiales que ha ido modelando, acompañado por los embalses del Montoro y Montorillo. Muy cerca, las minas de Diógenes recuerdan la huella humana sobre este territorio donde también conviven jabalíes, corzos, ciervos, lobos, linces, zorros y una larga estela de aves que surcan el valle.

El volcán del Alhorín, un domo rojizo en Ciudad Real en un paisaje detenido en el tiempo
Imagen: TurismoCLM

El volcán permite leer, casi como en un libro abierto, la historia geológica del valle: desde los materiales más antiguos del Precámbrico hasta los procesos que dieron forma a la raña, el almagre y la propia estructura volcánica. Por su singularidad, fue declarado Monumento Natural en 2010, formando parte de los 114 Espacios Naturales Protegidos de Castilla-La Mancha, una red que custodia algunos de los paisajes más valiosos de la región.

Próximo al Cortijo del Alhorín, que le da nombre, este enclave geológico ofrece un acceso sencillo: basta recorrer unos 27 kilómetros desde Puertollano por las carreteras CR-502 y CR-501. Quien llega hasta él descubre un lugar donde la tierra conserva el color del fuego antiguo y donde cada relieve parece contar, en voz baja, la historia del tiempo.

Más noticias

+ noticias