jueves, 13 noviembre 2025

El Estrecho del Hocino, un monte con forma de isla escondido en Albacete

Un rincón singular entre montañas, donde la geología y la vida se abrazan junto al río Salobre

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En el sector occidental de la provincia de Albacete, donde los ríos tallan la piedra y el silencio se entrelaza con el murmullo del agua, se encuentra el Estrecho del Hocino, una joya natural escondida entre los cerros del Hocino —también conocido como de la Navaza— y de la Cabezada o Pizorro del Aljibe. Este desfiladero, formado por el paso del río Salobre, dibuja un paisaje de contrastes donde el tiempo parece haberse detenido.

Desde el punto de vista geológico, el Estrecho del Hocino es un inselberg, un monte con forma de isla que emerge entre los materiales mesozoicos del Prebético externo. Su estructura está compuesta por rocas de origen ácido del Paleozoico, testigos de una era en la que los dinosaurios caminaban sobre la tierra. En torno a estas paredes se abre un pequeño mundo de flora y fauna única, protegido por su fragilidad y belleza.

El lugar alberga una de las dos únicas poblaciones puras conocidas de Coincya rupestris subsp. rupestris, una planta endémica de Albacete de comportamiento rupícola, que crece entre grietas y riscos. Su valor botánico es incalculable, motivo por el cual la zona ha sido declarada microrreserva natural. Junto a ella, habitan especies animales vulnerables como la nutria o el sapo partero bético, que encuentran en el curso del río un refugio ideal.

El paisaje combina robledales, coscojares y enebrales, donde la luz juega con las hojas y el aire huele a tierra viva. En primavera, los acantilados se tiñen de color con acederas, bocas de dragón y cebollas albarranas, convirtiendo el Estrecho del Hocino en un espectáculo natural de flores y texturas.

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El acceso es sencillo. Desde la localidad de Salobre —puerta de entrada a la Sierra de Alcaraz, a solo 12 kilómetros de Alcaraz y 20 de Riópar— se puede llegar por la carretera CM-412, desviándose al cruce con la A-25. Desde Albacete, la ruta más directa es por la N-322. Se trata de un espacio de acceso libre, ideal para recorrer durante todo el año. Eso sí, conviene llevar calzado adecuado para disfrutar plenamente del entorno.

La ruta más habitual parte de la plaza mayor de Salobre y sigue la antigua carretera hacia Reolid. Son 12 kilómetros de ida y vuelta, con un desnivel de apenas 80 metros y una dificultad baja, lo que permite disfrutar del paisaje sin prisas, acompañando al río entre paredes rocosas y sombras verdes.

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El Estrecho del Hocino es mucho más que un desfiladero: es un lugar donde la geología y la vida dialogan en silencio, donde cada piedra y cada planta cuentan una historia antigua. Un monte con forma de isla, escondido en Albacete, que invita a caminar despacio y dejarse llevar por la fuerza tranquila de la naturaleza.

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