Una pirámide es un sólido geométrico con una base poligonal y caras laterales triangulares que convergen en un único vértice. El término también se utiliza para referirse a construcciones arquitectónicas con esta forma, como las egipcias dedicadas a tumbas de faraones o las aztecas empleadas como templos. En Cañete, un pequeño municipio de Cuenca con 843 habitantes según el INE (2024), existe una formación que recuerda a esa estructura, aunque los arqueólogos coinciden en que no es una pirámide propiamente dicha. Se trata del yacimiento de El Cabezuelo, una colina de forma cónica que desde su descubrimiento ha despertado gran curiosidad.
El hallazgo se remonta a 2015, cuando el arqueólogo aficionado Manuel Abril descubrió una serie de estructuras en la zona que, vistas desde el aire, presentaban una disposición escalonada y alineada con notable simetría. La noticia saltó a la fama tras ser difundida por el programa de televisión “Cuarto Milenio”, que dedicó un reportaje al enclave.
Durante las primeras excavaciones, Abril encontró “una moneda de época íbera, una lasca de sílex, un trozo de cerámica romana y una cuenta de un abalorio”, según recogía 20Minutos. Estos hallazgos demostraban la presencia de distintas culturas a lo largo del tiempo. Continuando con los trabajos, el investigador detectó una serie de “plantas o alturas escalonadas que empezaban en la base del cerro y subían hasta la cima”, lo que le llevó a pensar que se trataba de una construcción artificial.

En declaraciones a ABC, Abril detalló que entre cada escalón “hay una distancia de dos metros de ancho y entre 1,50 y 1,60 metros de altura”, estimando que “la base descansaría sobre el fondo del valle, por lo que tendría unos 20 escalones”.
Sin embargo, los estudios posteriores han permitido reinterpretar el enclave. Tal y como recoge la web Escapada Rural, los restos de El Cabezuelo se corresponden con “una fortificación que se habría utilizado en diferentes periodos históricos, desde la época prerromana hasta la Edad Media”. Un documento del Ayuntamiento de Cañete detalla que el yacimiento fue “un asentamiento donde se realizó una edificación de grandes dimensiones que alteró y modificó, principalmente, la mitad superior del cerro mediante la construcción de varias terrazas, con muros de contención realizados en ocasiones con piedras ciclópeas”. Estas terrazas habrían dado lugar a un edificio “de difícil acceso y fácil defensa que permitía el control del paso natural”.
En la actualidad, el Ayuntamiento describe El Cabezuelo como “una enigmática colina de forma cónica, aislada en medio del valle, junto al río, sin que guarde demasiada similitud con otras formaciones de la zona”. Con una circunferencia de unos 240 metros y una altura de 25, la colina presenta “restos de construcción ciclópea con grandes pedruscos que parecen haber formado anillos en sus faldas, a modo de pirámide”. En su cima aún se conservan restos de edificaciones antiguas, entre ellas estructuras que pudieron pertenecer “a un telégrafo, un templo o cualquier otra obra civil, religiosa o militar”.
El cerro tuvo también un uso más reciente: durante la Guerra Civil, sirvió como nido antiaéreo, aprovechando su posición elevada y su difícil acceso. En torno a él, perviven leyendas locales sobre ninfas y sílfides que habitaban el río y moraban en el interior de la colina, una muestra del halo de misterio que sigue envolviendo al lugar.
Quienes deseen visitar El Cabezuelo pueden hacerlo a pie desde la villa de Cañete. La ruta parte desde la Puerta de la Virgen, cruza el puente junto a la ermita y, tras unos tres kilómetros, conduce hasta el cerro. “Desde su cima se tienen unas vistas exclusivas del valle”, destaca el Ayuntamiento, que anima a los visitantes a disfrutar del recorrido especialmente en los meses de junio y julio, cuando la vegetación baja y la flora caduca muestran su mayor diversidad.
Aunque no se trate de una pirámide en sentido estricto, El Cabezuelo sigue siendo uno de los enclaves más singulares y enigmáticos de Cuenca, un punto de encuentro entre historia, naturaleza y leyenda que continúa fascinando tanto a los estudiosos como a los curiosos.