martes, 30 septiembre 2025

Veinte vacas de una herencia, siete lustros y una empresa que late por Letur

El Cantero de Letur luce con orgullo el nombre de su pueblo en el apellido, devolviendo a la tierra que le acogió hace 35 años todo lo que puede y arrimando el hombro para superar la DANA de hace un año

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Hay varias varas de medir a la hora de evaluar a una empresa y a su actividad. Beneficio neto, creación de empleo o la capacidad de generar sinergias en un sistema económico son buenas piedras de toque para poder concluir la fortaleza de una entidad. Pero hay factores más allá de la cuenta de resultados, intangibles que poco interesan si solo atiendes a la pura lógica empresarial de ganar dinero. Y uno de ellos es el de la repercusión que la actividad de una empresa puede tener en su entorno. En la forma en la que devuelve a una tierra lo que de la tierra coge. Medallas que cuesta mucho colgarse y que, una vez lucidas en el uniforme, de poco sirven.

VEINTE VACAS

Veinte vacas de una herencia, siete lustros y una empresa que late por Letur

Paco Cuervo llegó a Letur en compañía de su mujer, maestra de profesión, cuando en el calendario aún lucía el 1985. Tras recibir una pequeña cantidad de dinero procedente de una herencia que nunca sintió como suya propia, decidió apostarlo todo por crear riqueza en el pueblo que le acogió, y así nació Cantero de Letur en 1989.

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Un sueño que en alianza con varios amigos y 20 vacas empezó a coger forma agitando la bandera de la producción ecológica cuando el resto del mundo aún ni la intuía. Abriendo un camino que terminarían por explorar todos los demás.

Así empezó la historia de Cantero de Letur, que en los últimos 35 años ha evolucionado hasta transformar 4 millones de litros de leche de vaca, cabra y oveja hasta dar forma a medio centenar de referencias alimentarias, desde el kéfir, la joya de la corona; hasta todo tipo de yogures y propuestas lácteas.

Tras unos comienzos duros en torno a una pequeña quesería sobre una antigua balsa de riego, los números eran rojos y el sueño se desvanecía junto a su fundador, que cayó enfermo en el 93.

Juan Leralta, socio de la entidad, junto a Pilar Lecina, mujer de Paco, se hicieron cargo de una compañía que vio sus primeros brotes en el 95 de forma paralela a la elaboración de yogur y a la introducción de la leche de cabra en sus procesos de producción. Es cuatro años después cuando Pablo Cuervo coge la estela de su padre para mantener intactos los ideales sobre los que se fundó la empresa.

Si visitas Letur y preguntas a Pablo, te contará que su padre soñó con invertir aquella herencia con una premisa: que el resto del pueblo que le había dado todo a él y a su familia se pudiera beneficiar. Casi cuatro décadas después, cien empleos entre las granjas y la fábrica le han venido a dar la razón.

SIETE LUSTROS

Veinte vacas de una herencia, siete lustros y una empresa que late por Letur

El Cantero se ha merecido con creces lucir el nombre de su pueblo en el apellido, contando por decenas los proyectos que radican en la apuesta por la comarca que les acoge. Así, con la estrategia Letur Repuebla, y dentro de esa esencia de generar impacto, ha construido 10 viviendas para servir de nido de otras tantas familias que puedan compatibilizar su profesión con el teletrabajo.

En lo más puramente operativo, la construcción de un nuevo centro de 2.200 metros cuadrados al lado de la fábrica que sirva como nodo logístico ya está en marcha, con lo que se podrá liberar espacio en una fábrica que verá crecer su capacidad de producción y mejorar las condiciones de trabajo actuales.

Uno de los proyectos más recientes es la granja propia de cabras, operativa desde el año 2021 y que ha permitido que ya el 50% de la leche que Cantero de Letur convierte en arte sea de producción propia. Una granja que ahora abre sus puertas en tres vertientes con la idea de atraer visitas escolares y turísticas, pero también para mostrarse a clientes y proveedores.

Pero la varita mágica de El Cantero va mucho más allá, y su apuesta por la cooperación internacional es también parte de la imagen de marca de una empresa con una responsabilidad social por encima de la media. Y es que el beneficio de uno de cada diez yogures va a parar a proyectos solidarios fuera de sus fronteras.

Desde Etiopía a Honduras, desde Guinea a India, desde Chad a Nepal, son decenas de proyectos que con la firma de El Cantero han sido posibles gracias al empeño de Pablo Cuervo. Proyectos de formación, en defensa de los derechos de las mujeres o de apoyo a los mayores que tienen poco eco pero mucha trascendencia.

Vinícola de Tomelloso

La cartilla de valores que atesora la empresa no se queda ahí, y como entidad que vive de la tierra y para la tierra, su matrimonio con la sostenibilidad es inquebrantable. Apuesta fotovoltaica, agua de lluvia reciclada o exigencia máxima en todos sus procesos son otros de los hitos de los que puede presumir.

LATIR POR LETUR

Veinte vacas de una herencia, siete lustros y una empresa que late por Letur

Treinta y cinco años y decenas de miles de yogures después, a Letur le golpeó la tragedia. La DANA de octubre del pasado año asoló al pueblo, sepultó sus sueños y se llevó por delante la vida de seis vecinos. Y con el barro todavía húmedo y pegado a las paredes de las calles del pueblo, El Cantero se puso a funcionar y a arrimar todos los hombros de los que disponía para aupar de nuevo a quien se lo dio todo. En voz baja. Sin alardes. Sin publicidad.

El orgullo del pueblo, con todo, quedó intacto, y aún de luto fue capaz de levantarse y caminar, como lo sigue haciendo. Y nació Fran, primer letureño nacido tras la DANA, que cambió el pan debajo del brazo por un soplo de esperanza para seguir meciendo a sus paisanos en plena reconstrucción.

El Cantero se aferró a Fran para volver, de nuevo, a sembrar en su pueblo. Aliados con la voz de Rozalén y tomando prestada una de las nanas que la madre de la artista le cantaba cuando era pequeña, la Fundación de la empresa láctea llevó una vez más el mensaje de la localidad a todos los rincones del país, en una nueva muestra de que unir lazos vecinales y apostar por la colectividad, sobre todo en zonas rurales, es materia prima y piedra angular de una sociedad más justa, más fuerte, más orgullosa.

Letur avanza, ya suenan las campanas de la iglesia que enmudecieron al paso del agua y ya enfila su nuevo nacimiento. Y cuando las manos de los vecinos no son suficientes, ahí ha estado El Cantero y su Fundación, icono del pueblo que no le ha dejado caer, un punto de apoyo contingente y necesario que huye del autobombo. Para qué lo necesita, si sus yogures ya son los mejores del mundo.

Veinte vacas de una herencia, siete lustros y una empresa que late por Letur
Humberto del Horno
Humberto del Hornohttps://somosclm.com
Humberto del Horno (Cuenca, 1985), licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, llegó en 2011 a la Delegación de Europa Press en Castilla-La Mancha, que dirige desde 2013. Actualmente compagina este cargo con columnas en La Tribuna de Cuenca y El Digital de Albacete, además de colaborar en tertulias de Radio Castilla-La Mancha y en el programa Estando Contigo de la televisión regional.

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