Villarrubia de Santiago, en la provincia de Toledo, es considerado el municipio más antiguo de Castilla-La Mancha. Con una población de 2.559 habitantes, según datos del INE de 2024, su origen se remonta a 1204, cuando el maestre de la Orden de Santiago, Fernán González de Marañón, fundó la villa tras la conquista cristiana. Desde entonces, la localidad ha mantenido su crecimiento gracias a la ganadería, la agricultura, la caza y, de manera especial, al vino, que aún hoy goza de reconocimiento.
Su nombre proviene de dos hechos distintivos: la tierra rojiza que caracteriza su paisaje y su pertenencia a la Orden de Santiago. Antes de su fundación como villa, el territorio ya había sido habitado en la prehistoria, como demuestra la necrópolis del Hoyo de la Serna, de la segunda Edad del Hierro, y posteriormente por musulmanes, de quienes aún se conservan restos.

Entre los lugares más emblemáticos destaca la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, de estilo herreriano y construida entre los siglos XV y XVI. Su majestuosa torre de cinco tramos y su retablo mayor barroco son los principales atractivos. En una de sus capillas se encuentra el llamado Baúl de Santa Teresa, pieza ligada a la visita de la santa a la localidad, donde, según la tradición, dejó olvidado parte de su equipaje en la casa de los Condes de la Cadena.

El municipio también conserva vestigios de su pasado defensivo, como el desaparecido castillo del Tormón, que formaba parte del sistema de fortalezas que defendían Toledo en época medieval. Con sus restos se levantó en el siglo XIX la ermita de la Virgen del Castellar, situada a cinco kilómetros del casco urbano.
La plaza Mayor o de la Constitución, de planta rectangular, es el corazón del pueblo. Está rodeada de edificios tradicionales y casonas históricas como la Casa de los Lara, de estilo modernista, que destaca por sus miradores de forja y cristal. Otro enclave singular es la Cueva de la Yedra, ubicada en la plaza de la Libertad. Se trata de un espacio subterráneo enigmático, con una sala circular sostenida por nueve columnas de carácter meramente decorativo, cuyo origen aún genera debate entre investigadores.

Además de su patrimonio histórico, Villarrubia de Santiago ofrece un entorno natural de gran valor paisajístico. Al norte del municipio, los meandros del río Tajo han esculpido cárcavas, barrancos y riscos que rompen la llanura manchega, creando un paisaje abrupto de aspecto casi lunar.
Villarrubia de Santiago combina así historia, tradición y naturaleza, convirtiéndose en un destino que refleja la riqueza cultural y patrimonial de Castilla-La Mancha.