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¡Otra vez, qué pasada de Sonorama!

Agosto llega y, con él, nuestra cita ineludible con el mejor festival del país. Ya habrá tiempo de playa, chiringuito y bronceado cutre… primero, toca Aranda
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¡Otra vez, qué pasada de Sonorama!

Fotografía: @SantiBlFotos

¿Y por dónde empieza una crónica cuando has pasado unos días increíbles rodeada de música? Pues por lo obvio: el Sonorama es mucho más que conciertos. Como dijo Rafa Val, de Viva Suecia: “Al Sonorama se le ve el corazón por todos los lados”. Y es que es así. Es sentirte en casa, cantar a pleno pulmón con tus grupos favoritos, descubrir bandas que —atención, spoiler— pronto estarán encabezando festivales, y bailar sin importar el calor ni la hora.

Solo con consentimiento es OK
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Porque sí, calor hace. Pero también hay pistolitas de agua, manguerazos de Protección Civil y hasta duchas improvisadas que se agradecen como un buen vino o cerveza en la sombra. Y si te pasas por la Plaza del Trigo, prepárate para vivir esa magia que solo allí se respira. Ese lugar mítico al que todas las bandas quieren llegar… y arrasar.

Aranda no es un decorado: es protagonista. Presume de pueblo, de vino, de su Ribera del Duero y de gastronomía como nadie. Como buena manchega, aprovecho para lanzar un guiño: ojalá en los festivales de nuestra tierra también se apueste por el producto local en las barras. No solo publicidad: ¡queremos botellas de vino manchegas para mezclar en el calimocho, por favor!

Lokinn

Y la organización… de 10. Un equipo que no se olvida de los suyos. Este año, el emotivo homenaje con alas LED a Andrés Martín Garrido “Tara”, todo un pilar del Sonorama, nos tocó el corazón.

La frase que presidía uno de los rótulos gigantes lo dice todo: “La vida es eso que pasa de Sonorama en Sonorama”. Y qué gran verdad.

6 escenarios (y pico) de pura diversidad

Con seis escenarios oficiales, más los repartidos por las calles y plazas de Aranda, el festival garantiza una mezcla de estilos y generaciones. Aquí hay hueco para todos: indie, pop, rock, hip hop, humor y todo lo que se te ocurra.

Este año incluso se estrenó el Sonorama Big Bang, un escenario dedicado a la ciencia, donde pudimos ver al tomellosero Jesús Puerta Pelayo. Y, por supuesto, otro año más para el Sonorama Baby, que va cogiendo fuerza y dejando claro que las nuevas generaciones también tienen derecho a su propio festi.

ARDE BOGOTÁ. El bolo más multitudinario de la historia

Y hablando de bolos… lo de Arde Bogotá el sábado fue épico. Con apenas dos discos, se han convertido en la banda del momento, y su show Eclipse pasará a la historia como el concierto con más asistencia en los 28 años del festival.

Pepe, Dani, Jota y Antonio, con Pedro a la guitarra, dieron un show brutal, con orquesta de cuerdas incluida en un par de canciones. Cada vez que los ves, quieres repetir. Y repetir. Y repetir. ¿Dónde tiene el techo esta banda de amigos? Imposible saberlo, porque gustan a todo el mundo.

Antes del concierto, drones en el cielo lanzando imágenes tan potentes como la bandera palestina, el símbolo de la paz, el logo del grupo y un “gracias” enorme al público. ¡Piel de gallina!

Jueves de cartelón: Viva Suecia, Ginebras y más

Viva Suecia lideró la jornada del jueves con un set perfecto para festivales. Presentaron adelantos de su próximo disco Dolor y gloria y nos regalaron una preciosa colaboración cantando Sangre con Siloé.

Ginebras se despidieron de su gira Billie Max por todo lo alto. Mucho confeti, buen rollo y Magüi, Sandra, Raquel y Juls dejando claro que esto es solo un parón para crear nueva música. Las queremos de vuelta ya.

El toque internacional lo puso Supergrass, con su britpop nostálgico. Y desde Castilla y León, Siloé la liaron en casa y luego lo petaron unas horas más tarde en el concierto sorpresa del Trigo. Sublimes. Como dice una de sus letras: “Ey, no voy a salir de aquí, ni aunque recen todos los santos”. Eso es, el trío vallisoletano nunca va a borrar de sus recuerdos el paso por el Sonorama 2025.

Torre de Gazate Airén

También sonaron con fuerza Café Quijano, que cerraron con la mítica La Lola coreada por todo el mundo, y Camellos, Parquesur, además de Neverland Bari, que al día siguiente marcharon a grabar nuevo disco y pusieron la guinda en los escenarios emergentes.

Viernes de primeras veces: La Raíz, Chambao y Franz Ferdinand

El viernes fue la primera vez de La Raíz en Sonorama, y no defraudaron: puro mensaje, ritmos bailables y conexión total con el público.

Carolina Durante sacudió el recinto desde la primera nota. Diego es un terremoto y sus letras “normales”, pero irónicas, hacen que el público se vuelva loco.

Chambao, con la voz dulce de Mari, ofreció un momento mágico y reivindicativo. Muy aplaudido su mensaje en favor de la paz en Palestina.

Franz Ferdinand lo dieron todo. Kapranos es un frontman de los de antes: carisma, elegancia y energía. Take me out levantó el polvo del suelo (literalmente).

Y no nos olvidamos de Barry B, Rufus T. Firefly (¡qué viaje psicodélico!), Anabel Lee, Victorias, Alberttiny —exguitarrista de Izal— y tantos otros que lo dieron todo.

Sábado: emociones, nostalgia y hits

Tras tres días intensos, el sábado todavía quedaba pólvora. Empezamos por el conciertazo de Duncan Dhu, con un Mikel Erentxun sublime. Luego, Amaia bajó de su camión para enamorar al público con su voz y dulzura. Muchos peques entre el público, que ya tienen diva.

La La Love You volvieron a demostrar que son una fábrica de himnos, mientras el televisivo Jordi Évole se convirtió en rockstar por un rato con Los niños Jesús, acompañado nada menos que por Mikel Erentxun y los propios La La Love You.

Melifluo atrajo a los fans de Supersubmarina con Juanca a la batería y Jaime a la guitarra, y dejó buen sabor de boca. El gallego Carlos Ares se marcó un doblete con actuación en el escenario emergente y, al día siguiente, en la Plaza del Trigo. Se le cantó “¡Escenario principal, escenario principal!”. Va para arriba y con razón: un estilo folk único, con sello personal y unas pausas medidas tremendas.

Plaza del Trigo: donde nace la leyenda

La Plaza del Trigo es ese lugar en el que pasan cosas. Este año vimos el nacimiento de bandas como Sanguijuelas del Guadiana, con su Verbena en vena, que hizo botar a todo el mundo. Colaboraciones de lujo con David (La MODA), Antonio (Arde Bogotá) y la cantaora Celia Romero. Incluso llevaron a la charanga para que todo el mundo bailase. Su disco Revolá habla de sus raíces en un pequeño pueblo de Extremadura; además, han colgado el cartel de “no hay billetes” en La Riviera de Madrid con más de diez meses de antelación. Si os fiáis de nosotros, escuchad el disco entero y, si tenéis poco tiempo, 100 amapolas y El estandarte.
También retumbó La vida cañón, de Alcalá Norte, una de las bandas del momento, que dejó la plaza vibrando con su propuesta de rock alternativo.

A por la 29ª edición

Cuando acaba el festival, como dice @IndieCool, llega el “Sonodrama”: esa tristeza que te envuelve cuando el festival llega a su fin y sientes cómo las emociones vividas se desvanecen, sabiendo que no volverán a repetirse… al menos no de la misma manera. Pero no pasa nada. Ya estamos contando los días para el Sonorama 2026.

Gracias a la organización por el trato, por el curro y por seguir demostrando que este festival es el mejor del mundo. Porque sí, el Sonorama es música, pero también es gente, es vino, es emoción, es hogar.

¡Hasta el año que viene!