Colores llamativos para destacar en el supermercado, atraer la vista y conquistar la cartera: esa es la triple misión de muchos productos con etiquetas XXL y “formato ahorro” que inundan los supermercados. Bajo promesas de descuentos irresistibles y packs “familiares” o “económicos” que invitan a llenar el carro, se esconde otra realidad: en muchos casos, estos envases pueden llegar a costar hasta un 82 % más por kilo o litro que sus versiones normales. Un engaño a los consumidores que llena las arcas de las marcas… y vacía el bolsillo de quienes caen en la trampa.
Las redes han estallado contra muchos de esos esos enormes envases que prometen ahorrar dinero y darte “más por menos”, pero tienen truco. Este fenómeno ha sido corroborado por un reciente estudio de FITstore en el que muestra cómo esta jugada maestra del marketing es, en realidad, un auténtico engaño.
El estudio, liderado por el experto en tendencias de mercado y hábitos de consumo, Luis Cañada, fundador de FITstore, desmonta el mito del “formato ahorro” y revela cómo algunos productos pueden llegar a costar hasta un 18,6 % más por kilo o litro en comparación con sus versiones más pequeñas. Este fenómeno se observa en productos de algunas de las más populares marcas de galletas, batidos, café o bolsas de patatas; en grandes supermercados como Eroski, Alcampo o El Corte Inglés, entre otros.
«La mayoría de los compradores nos dejamos seducir por el gran tamaño y las palabras mágicas como ‘ahorro’ o ‘familiar’, sin detenernos a revisar el precio real por kilo», explica Cañada. «Si examinas la etiqueta con detenimiento, descubrirás que, en muchas ocasiones, no ahorras nada: esos mensajes destacados, que rompen el diseño general del envase para llamar tu atención, rara vez equivalen a un descuento auténtico. Al final, terminas comprando más de lo que necesitas bajo la falsa promesa de un ahorro real”, explica Luis Cañada, fundador de FITstore, añade.
Casos reales en todos los supermercados
¿Un ejemplo? El famoso bote grande de cacao en polvo que encuentras en grandes superficies como Eroski o Alcampo. Bajo la etiqueta “familiar”, su precio por kilo puede ser hasta un 15% superior al del envase pequeño. Lo mismo ocurre con ciertos cereales “XXL”, en detergentes líquidos y hasta en las patatas Ruffles, donde un reciente post viral en redes sociales ha destapado como su “pack económico” tiene un precio por kg idéntico al de la versión normal.
Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), algunos productos en formato “ahorro” se comercializan con un precio hasta un 82 % más por kilo o litro en comparación con sus homólogos de tamaño “estándar”. Este fenómeno afecta a multitud de sectores que se comercializan en los supermercados y se observa en productos tan populares como lácteos, detergentes y otros artículos de alimentación.

Estrategias comerciales que juegan con la percepción del consumidor
Detrás de esta estrategia se esconde un truco psicológico muy sencillo: cuanto más grande el envase y más llamativa la etiqueta, menos cuestionamos el precio real. «Está demostrado que términos como ‘ahorro’ y ‘XXL’ activan en nuestro cerebro la idea de ganga inmediata. Creemos que llevamos el mejor chollo, cuando en realidad estamos cayendo en una trampa muy bien pensada», asegura Cañada.
Las denuncias de estas prácticas en contra de los consumidores son cada vez más frecuentes en las redes sociales, que se llenan de consumidores indignados. Estas son solo algunas de las reacciones que suscita este contexto: “Muchas veces salen más caros, es publicidad engañosa”; “A veces lo que parece más barato no lo es”; “Tenemos que ir, con tiempo, y con lupa. Tiempo para leer, y lupa para leer… Santa Paciencia”; “Para el Carrefour si es económico”; “Parece que nos toman el pelo”.
¿Cómo evitar caer en la trampa?
La recomendación del experto es clara: detente y mira siempre el precio por kilo o litro. Puede parecer una pérdida de tiempo, pero puede ahorrarte mucho dinero a largo plazo.
«El consumidor informado es el peor enemigo de estas estrategias. Cuando sabemos mirar con ojo crítico, el marketing pierde poder», sentencia Cañada.
Además, añade que esta práctica no solo impacta en el bolsillo, sino también en la salud. Comprar en grandes cantidades puede llevarnos a consumir más de lo necesario, contribuyendo al desperdicio alimentario y a malos hábitos de alimentación.
El “formato ahorro” debería ser un aliado para el consumidor, pero muchas marcas y supermercados lo convierten en una estrategia para para inflar precios y aumentar márgenes de beneficio gracias a los compradores desinformados que caigan en esta trampa del marketing de los envases y acaben gastando más y ahorrando menos. El verdadero ahorro no está en el tamaño del envase, sino en la letra pequeña.