La Real Universidad de Toledo se fundó hace cinco siglos, mucho antes de lo que hoy se conoce como Universidad de Castilla-La Mancha. La aventura de esta universidad duraría algo más de tres siglos, desde el año 1520 hasta el 1845. Algunos espacios que fueron sede de esta universidad son hoy edificios usados por la UCLM, en el campus de Toledo.
Los precedentes de este centro se sientan en 1485, cuando el Papa Inocencio III autoriza la creación del Colegio de Santa Catalina. Sin embargo, fueron los Reyes Católicos los que otorgaron cátedras como medicina, leyes, retórica o teología.
Posteriormente, el papa León X autoriza el nombramiento del Colegio de Santa Catalina como universidad en 1520, creándose lo que se puede considerar como precedente de la universidad regional de nuestros días. También se aprueba la expedición de títulos de Bachiller, Licenciado y Doctor en algunas facultades.
La universidad conseguiría una sede independiente en 1771, en la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, desligándose así del Colegio de Santa Catalina. Su tercera sede sería el Convento de San Pedro Mártir, que actualmente es sede de una de las facultades de la UCLM en el campus de Toledo.
En su última etapa, la sede se trasladó al Palacio Lorenzana. El propio Cardenal Lorenzana promovió esta sede, en la que la universidad afrontaría sus últimos años, comprando unos terrenos y ordenó derribar las construcciones existentes, todo para que la universidad toledana pudiera tener una sede en condiciones.
En 1845, tras su cierre, la institución se convirtió en Instituto Provincial de Segunda Enseñanza. Años más tarde, ese instituto se convertiría en el actual Instituto de Bachillerato “El Greco”.
La fundación de la primera universidad cumple 505 años. Actualmente, la Universidad de Castilla-La Mancha extiende sus tentáculos por toda la región, habitando lugares que fueron históricos para la enseñanza en la ciudad imperial.