Macarena Fernández Rodríguez, natural de Fuencaliente (Ciudad Real), es doctora en Prehistoria y Etnología por la Universidad Complutense de Madrid. Su compromiso con la investigación y la divulgación de la historia antigua ha sido especialmente notable en la provincia de Ciudad Real, trabajando en estrecha colaboración con el Museo Provincial.
Su presencia es habitual en congresos, seminarios y foros académicos y de divulgación, y su pasión por la arqueología la ha llevado a la publicación de más de ochenta trabajos que abarcan desde la prehistoria peninsular hasta la interpretación del arte rupestre.
Su colaboración con la Mancomunidad de Municipios del Valle de Alcudia y Sierra Madrona fue fundamental en el desarrollo de un “Proyecto para la Protección y Puesta en Valor del Arte Rupestre”, a través del cual se realizaron sondeos arqueológicos en doce estaciones de arte rupestre de la comarca, como paso previo al vallado de los mismos, contribuyendo así a la preservación y estudio de estas expresiones artísticas milenarias.
Como docente comparte su experiencia y pasión por la historia y la arqueología, contribuyendo a la formación de jóvenes interesados en el pasado cultural y en la importancia de su conservación para las generaciones futuras.
Uno de los conjuntos arqueológicos más espectaculares de Castilla-La Mancha se encuentra a pocos kilómetros de Ciudad Real, ¿cómo ha evolucionado la interpretación arqueológica del cerro de Alarcos, desde su designación como Parque Arqueológico hace más de una década?, ¿qué nuevos hallazgos o líneas de investigación han surgido desde entonces que ayuden a la comprensión de la vida ibérica y medieval en este emplazamiento?
El conocimiento sobre Alarcos ha evolucionado bastante, pero habría que decir que, no solo desde el momento en que se designa Parque Arqueológico, sino desde que empezaron las excavaciones en 1984. Por aquel entonces, se sabía que el cerro era un yacimiento arqueológico ya que era, y sigue siendo, un lugar bastante visitado por la gente de Ciudad Real. Además, existen varias publicaciones sobre los restos arqueológicos allí existentes desde principios del s. XX. Pero el inicio de las excavaciones marcó un antes y un después, porque a partir de ese momento empezamos a tener más información sobre la historia de Ciudad Real, sobre su pasado más remoto: el periodo del Bronce Final- Hierro I y, sobre todo, las épocas ibérica y medieval.
El Parque Arqueológico ha sido también un hito importante en el devenir del yacimiento, pues ha permitido abrirlo al público, dándolo a conocer a través de las visitas guiadas y permitiendo que la gente sea consciente de lo que tenemos.
Sin embargo, la situación ha cambiado muchísimo desde entonces, porque de lo que sabíamos en 1984, que allí había «algo», a lo que sabemos ahora, hay un mundo. Es muchísimo lo que se ha avanzado.
Por lo que respecta a la época ibérica, se ha demostrado que los íberos en Ciudad Real, los oretanos, tuvieron una evolución similar a la de los íberos de Andalucía o el Levante. Era un pueblo bastante avanzado y muy desarrollado. Alarcos es un oppidum muy grande, de 33 hectáreas, y tenía todo lo necesario en época ibérica: una gran ciudad con un complejo sistema urbano, un santuario — que no es habitual en todos los yacimientos — y, al menos, tres necrópolis.
Los materiales encontrados indican que allí vivía gente con un estatus elevado; había un grupo social con una categoría muy alta, capaz de adquirir bienes de prestigio procedentes de cualquier área de la Península Ibérica, desde Cataluña, Andalucía, Levante, la Meseta central o Extremadura y también desde el Mediterráneo. Piezas que llegaban hasta aquí procedente de los intercambios comerciales con pueblos del mediterráneo oriental y central como los fenicios y los griegos. Es decir, tenía bastante importancia.
En lo concerniente a la investigación sobre la Edad Media, también se ha avanzado muchísimo, porque lo único que se conocía antes de las excavaciones era que allí tuvo lugar la Batalla de Alarcos. Ésta era conocida a través de los textos, que mostraban la visión de los vencedores, los musulmanes, sobre los cristianos.
A partir de las excavaciones, se ha podido documentar arqueológicamente la batalla, con toda una panoplia de armas ofensivas, que sirve como referencia al estudio de otros yacimientos. Además, el hecho de que los almohades estuvieran asentados allí durante 17 años (el tiempo transcurrido entre la Batalla de Alarcos en 1195 y la de las Navas de Tolosa en 1212) ha permitido conocer con mucha precisión cómo era la cerámica almohade, con lo cual este yacimiento es un referente no solamente para España, sino también para la cultura medieval musulmana.
En la actualidad hay varias líneas de investigación abiertas. Dos de ellas se refieren a época ibérica, con el estudio del santuario, en el que estoy inmersa junto a dos profesores de la Universidad Complutense de Madrid, y la excavación de la necrópolis, dirigida por un equipo de la Universidad de Castilla La Mancha. Además, se sigue trabajando en el estudio de la ocupación medieval, especialmente en lo referente a la necrópolis almohade.
Hace un siglo, junto a otra importante cueva como Altamira, se declaró a Peña Escrita y La Batanera como Monumentos arquitectónico-artísticos, con pinturas o grabados rupestres. ¿Cuál es la importancia cultural de estos yacimientos en Fuencaliente y cómo contribuyen al patrimonio de la región?
La importancia fundamental radica en que, como dices, en 1924, se declaran monumento arquitectónico-artístico, lo que nos está indicando la relevancia de estos yacimientos, equiparándolos a otros más conocidos, como Altamira, la Cueva de Los Vélez o Cogul, entre otros. Es decir, son importantísimos. De hecho, las pinturas de Peña Escrita y La Batanera fueron las primeras que se descubrieron en el mundo, en 1783, aunque en un primer momento no se les dio la importancia debida.
Para Fuencaliente, estas pinturas son fundamentales, porque son su seña de identidad. Están presentes en todas partes: desde los nombres de los locales, los iconos que aparecen por todo el pueblo, hasta las referencias para la gente del lugar. Incluso para los que no son del pueblo, las pinturas son reconocibles. La mayoría de las personas, especialmente los arqueólogos, identifican a Fuencaliente por Peña Escrita, eso está claro. Pero también es un sitio muy importante para gente que no son arqueólogos ni profesionales, ya que es uno de los yacimientos más visitados de la provincia.
En Fuencaliente, en la década de los años 80 del siglo pasado, se descubrió el poblado-fundición romano de Valderrepisa, ¿cómo se produjo este hallazgo y qué papel han desempeñado los proyectos de investigación en su preservación y puesta en valor para el público?
Valderrepisa ha sufrido una evolución bastante curiosa. En los años 80 del s. XX, un grupo de operarios, que estaba haciendo una repoblación de pinos en la zona, descubrió una lucerna romana, un objeto de iluminación equivalente a un candil. En aquel momento, yo estaba estudiando en la universidad, y un conocido me la enseñó. Con un grupo de amigos visitamos el lugar y encontramos una moneda, cerámica y otros materiales. Entonces, elaboré un informe que llevé al Museo Provincial de Ciudad Real, comunicando que allí había un yacimiento.
Años después, cuando se construyó el gasoducto Madrid-Sevilla y se realizaban obras de acondicionamiento de la carretera N-420 y por parte de Telefónica, se llevaron a cabo varias excavaciones de urgencia. Yo dirigí la excavación financiada por Enagás, cuyos trabajos duraron más de seis meses, lo que nos permitió documentar las estructuras del poblado romano que se pueden visitar en la actualidad, pues la empresa decidió desviar el trazado del gasoducto para preservar los restos, cosa que no ocurrió con el trazado de carretera.
Por otro lado, en 2016, mediante una subvención de la Junta de comunidades de Castilla La Mancha y del Ayuntamiento de Fuencaliente realizamos una excavación programada para continuar con la investigación.
A día de hoy continuamos estudiando los materiales, en el marco de un proyecto con la UNED dirigido por la catedrática Mar Zarzalejos. Esto significa que no hemos parado, los trabajos continúan en la sombra, aunque no sea evidente para el público. Tenemos en prensa un artículo bastante extenso sobre los materiales cerámicos, y en la actualidad estamos estudiando los metales y las escorias. Además, colaboramos con el Ayuntamiento de Fuencaliente para incluir a Valderrepisa en la red de yacimientos visitables de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, o sea, que seguimos con ello.
El 9 de octubre se celebra el Día Europeo del Arte Rupestre. ¿Qué significado tiene esta conmemoración para Fuencaliente y cómo se promueve su valioso patrimonio, no solo en esa fecha?
Tiene un significado especial porque, como ya hemos dicho antes, Peña Escrita, La Batanera y los 17 yacimientos más que hay en Fuencaliente son un emblema cultural del pueblo y esta fecha sirve de recordatorio de lo importante que es nuestro patrimonio cultural.
Desde hace varios años, se viene celebrando una jornada de arte rupestre que, a través de una serie de conferencias y visitas guiadas, pone en valor el legado de nuestros antepasados. Esta jornada evoca, no solamente a la gente de Fuencaliente, sino también a quienes vienen de fuera, la importancia de lo que tenemos: esa herencia cultural tan valiosa que nos identifica.
No cabe duda de la riqueza cultural que podemos encontrar en el término municipal de Fuencaliente ¿Qué medidas de concienciación y prevención se están llevando a cabo para proteger y conservar el arte rupestre, y cómo se combate el expolio en estos yacimientos?
Hay que decir que la actual corporación municipal ha mostrado un interés bastante grande por el patrimonio cultural, y se están dedicando nuevos esfuerzos a la puesta en valor de las pinturas rupestres.
Por poner un ejemplo, este año pasado que se celebraba el centenario de la declaración de monumento, se han llevado a cabo muchas actividades dirigidas a niños y adultos, con conferencias en el colegio y en el instituto, visitas guiadas; se ha montado una exposición sobre los primeros calcos que realizó el investigador Juan Cabré, se ha puesto una placa dedicada a Fernando José López de Cárdenas, descubridor de las pinturas.
Además, se han colocado dos monumentos en Fuencaliente, que son dos esculturas: una representa a una mujer de Peña Escrita y otra a un hombre; interpretaciones de artistas actuales sobre el arte rupestre. También se han colocado en las calles del pueblo placas con motivos de Peña Escrita, que permiten realizar un paseo urbano por toda la localidad.
En la actualidad, se está diseñando un blog en el que se recogerá toda la información relativa al arte rupestre del pueblo. Es decir, se están haciendo bastantes cosas.
En cuanto a la conservación, Peña Escrita tenía desde hace años pintadas, que algunos visitantes desconsiderados habían hecho en el abrigo. Recientemente estos grafitis se han eliminado gracias a la intervención de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha a través del Parque Natural de Valle de Alcudia y Sierra Madrona, lo que demuestra que también hay interés por el cuidado del yacimiento.
Por otro lado, el Ayuntamiento está mejorando los accesos al Escorialejo, La Batanera y Peña Escrita y acaba de arreglar la carretera que llega hasta ésta última.
Desde su experiencia como asesora de cultura en la administración, ¿cómo entiende el papel de los servicios públicos para la conservación, promoción y divulgación del patrimonio cultural? ¿Qué avances destacaría en este ámbito?
Teniendo en cuenta que desde Cultura hay muchas ganas de hacer cosas, pero financiación escasa, básicamente mi experiencia en estos años ha sido la difusión del patrimonio. A través del blog de Cultura, se ha prestado especial atención al arte rupestre, haciendo coincidir el día Europeo del Arte Rupestre con la celebración de la Semana del Arte Rupestre en Castilla La Mancha, en la que se publican artículos que dan a conocer los yacimientos e investigaciones arqueológicas.
Respecto a la conservación, se actúa rápidamente ante cualquier noticia de posible agresión a las pinturas. Tenemos dos ejemplos recientes en el Peñón de la Garganta del Muerto de Solana del Pino y en La Rendija, de Herencia. También se ha hecho un llamamiento continuo a través de las redes sociales para que la gente sea consciente del patrimonio que tenemos. Mucho más no se ha podido hacer, porque, bueno, los recursos son limitados.
Por otro lado, la Junta, a través de la campaña de subvenciones para excavaciones arqueológicas, ha apoyado algunos proyectos de investigación. En el caso de Fuencaliente y Sierra Madrona no han sido proyectos de excavación, sino de prospección. En otras provincias, como Albacete, sí que se han realizado excavaciones. Estos proyectos permiten seguir documentando nuevas estaciones y ampliar el catálogo de estaciones rupestres.
De hecho, en los últimos años, el número de yacimientos con pinturas rupestres se ha incrementado considerablemente, gracias no solo al trabajo de los arqueólogos, sino también de los ciudadanos. Hay grupos de aficionados al arte rupestre que están saliendo al campo y descubriendo muchos yacimientos. Durante mis años de trabajo como asesora tuve la oportunidad de conocer a algunos de ellos, que se pusieron en contacto con la Delegación para comunicar los nuevos hallazgos. Tras completar una ficha de inventario, estos sitios pasaban a incrementar el Inventario de Bienes Culturales de la localidad correspondiente.
En una época dominada por las pantallas y la inteligencia artificial, ¿qué estrategias o iniciativas cree que podrían fomentar el interés de los jóvenes por la historia y el pasado?
Quizás sea el momento de ponerse a hacer podcasts o algo así. Creo que lo que está haciendo el Ayuntamiento de Fuencaliente, con la creación de un blog sobre las pinturas rupestres, podría ser un primer paso. Esta corporación municipal también está haciendo una importante labor de difusión a través de las redes sociales, porque los chicos, lo que manejan y consumen principalmente son las redes, y no sólo ellos.
No hemos empezado todavía con TikTok, pero a lo mejor, no lo sé, sería cuestión de planteárselo. En este sentido, hay otros proyectos en los que estamos inmersos, a través de la red de Caminos del Arte Rupestre Europeo.
Hace unos meses estuvo en Fuencaliente el coordinador de este proyecto en España, Ramón Montes. Se quedó gratamente sorprendido por lo que se está haciendo en la localidad y nos comentó que propondría incluir a Fuencaliente en dos nuevos proyectos en marcha. El primero es el llamado Art-point, a través del cual cada visitante podrá conectarse, escaneando un código QR o acercando su dispositivo móvil a un punto NFC (Near Field Communications) y acceder a todo el contenido del enclave; además podrá disfrutar de una guía virtual. Lo interesante es que este código no necesita conexión a Internet, por lo que cualquiera podrá obtener información detallada sobre las pinturas.
El segundo proyecto es el de “Municipios Rupestres en Europa: Unidos por el Arte”, que se presentará a la UE en 2025 y en el que tenemos esperanzas de participar.
Este tipo de iniciativas supone la punta de lanza en la digitalización y modernización de la difusión del patrimonio. Colocar códigos QR en los yacimientos permitirá que cualquier persona interesada tenga acceso in situ a información adicional y de calidad.
Para alguien que no está familiarizado con la historia o la arqueología, ¿qué recomendaría más: ¿visitar un museo o un yacimiento? ¿Qué ventajas podría ofrecer cada experiencia?
Las dos opciones son complementarias. El museo te ofrece información, mientras que la visita al yacimiento es algo único y no tiene comparación. Cuando estás frente a las pinturas o en cualquier otro yacimiento arqueológico, realizas una inmersión y las sensaciones son totalmente diferentes.
El museo está muy bien porque interpreta los datos, te ayuda a comprender, te proporciona información adicional, pero las sensaciones que experimentas en un yacimiento no son las mismas que en el museo. Estar en contacto directo con una obra de arte no tiene precio. Creo que son dos cosas distintas. El museo te ofrece la interpretación de otras personas, pero en el yacimiento eres tú el sujeto principal.
Luego está el paisaje, que juega un papel fundamental en el arte rupestre. No se trata solo de las pinturas, sino también del lugar donde están ubicadas. Cuando llegas al sitio y contemplas el paisaje circundante, comienzas a pensar en las personas que hicieron las pinturas, te preguntas porqué eligieron ese lugar y tienes una conexión especial con el pasado. Esa experiencia no la puedes tener en un museo.
El museo, sin embargo, es fundamental si no tienes a alguien que te explique el yacimiento. Te ayuda a comprender la historia, los detalles y el contexto. Por eso, en el caso de Fuencaliente (y en muchos otros lugares), yo recomendaría primero visitar el Centro de Interpretación, donde puedes obtener la información básica, y luego ir a ver las pinturas. O hacerlo al revés. En cualquier caso, una experiencia no quita la otra.
Sé que es una pregunta complicada, pero si tuviera que hacer de guía por nuestra provincia, ¿por dónde comenzaría? ¿Se atrevería a proponernos un «top cinco» de lugares imprescindibles para visitar?
Pues, en mi caso, como historiadora y arqueóloga, haría un recorrido histórico que empezaría con los yacimientos más antiguos y avanzaría hasta los más recientes. Comenzaría por Peña Escrita y La Motilla del Azuer, que son complementarias porque pertenecen a épocas muy cercanas. Peña Escrita podría enmarcarse en el Calcolítico, mientras que La Motilla del Azuer corresponde a la Edad del Bronce.
Luego, pasaría al mundo ibero, con yacimientos fundamentales como El Cerro de las Cabezas y Alarcos, que son imprescindibles para comprender esta época.
Del mundo romano visitaría La Bienvenida, la antigua Sisapo, donde se puede apreciar el urbanismo romano, la domus de las columnas rojas y los mosaicos que han aparecido en las excavaciones.
Después, pasaría a los castillos. Tenemos el Castillo de Alarcos, el de Calatrava la Vieja y el de Calatrava la Nueva. Son todos ejemplos magníficos.
Desde el punto de vista arqueológico, hay muchos más sitios. Por ejemplo, el Castillejo del Bonete en Terrinches y otros lugares que se están investigando en la actualidad. Sin embargo, si tuviera que elegir desde una perspectiva arqueológica e histórica, me quedaría con los que acabo de mencionar: Peña Escrita, La Motilla del Azuer, Alarcos, Calatrava la Vieja, Calatrava la Nueva y Montiel, que últimamente está destacando muchísimo en investigación y descubrimientos.
En definitiva, la provincia de Ciudad Real cuenta con un patrimonio impresionante, por lo que resulta complicado destacar solo cinco lugares para visitar.
Vivencias Compartidas
¿De qué manera, el hecho de nacer en las cercanías de las cuevas de Peña Escrita y La Batanera ha influido en el desarrollo de su profesión, especialmente en el ámbito de la arqueología y el estudio del arte rupestre?
Yo creo que, de una manera decisiva, porque el hecho de estar en contacto con la naturaleza y con un rico patrimonio histórico para mí ha sido fundamental. He mencionado en alguna ocasión que la primera vez que visité Peña Escrita tenía 14 años, fue un momento muy especial en mi vida, que me marcó bastante.
Estar en el mismo lugar donde se encuentran esas manifestaciones artísticas fue algo que, sin duda, influyó en mí. No sé si fue esta circunstancia lo que hizo que me empezara a gustar la historia, pero el caso es que, desde siempre, me ha apasionado y lo tenía bastante claro a la hora de decidir mi futuro.
Thomas Jefferson, uno de los fundadores de Estados Unidos, decía: «No puedo vivir sin libros». Reflexionando sobre esta afirmación, ¿cómo cree que cambiaría su vida sin libros?,¿podría compartirnos alguno que haya marcado su vida o su carrera profesional?
Mi vida ha estado marcada enormemente por los libros, porque soy una lectora voraz. Desde siempre, desde muy pequeña, mi madre tenía la casa llena de libros, y tanto mis hermanos como yo hemos leído muchísimo. No puedo imaginar mi vida sin libros, sería inconcebible.
Mi primer libro fue El otro árbol de Guernica, de Luis de Castresana. Me acuerdo que lo leí cuando tenía unos 12 o 14 años, y desde ese momento, no he parado de leer. Otro libro que me gustó mucho y que me marcó bastante fue el Manantial, de la filósofa y escritora Ayn Ryan, porque a través de dos arquitectos, trata sobre las personas auténticas y las mediocres, y de cómo éstas últimas hacen todo lo posible para triunfar en la vida sobre las primeras. Siempre he querido luchar contra la mediocridad.
Me gusta especialmente la novela histórica, porque tiene ese algo especial que me atrae, ese poder transportarme a otros tiempos y lugares, y realmente me fascina. Disfruto de aquellas historias bien ambientadas, con mucha trama y un contexto sólido. Por ejemplo, la trilogía de Noah Gordon: El médico, Chamán y La doctora Cole, o Los pilares de la Tierra, de Ken Follett, forman parte de esa serie que tanto me gusta.
La canción de Gonzalo Hermida La vida es hoy, nos invita a vivir el presente intensamente. ¿Cómo logra equilibrar la importancia de estudiar el pasado con mantenerse conectada al aquí y ahora?
Para mí es muy fácil, porque la actividad cultural de la ciudad me obliga a salir y a estar en contacto con el mundo exterior. Trato de ir con cierta frecuencia al cine, conferencias, conciertos, recitales, exposiciones…, aunque no tanto como quisiera, porque me quita tiempo para la investigación.
Pero, sobre todo, están las salidas al campo con la familia y amigos. Todo esto hace que no pierda el contacto con la actualidad, y la verdad es que esa conexión está presente en mi día a día.
La ciudad y el ritmo de vida actual, nos suele acelerar, en cambio el contacto con la naturaleza nos ayuda a bajar las revoluciones, reconectando con uno mismo, ¿Recurre habitualmente a ella como bálsamo?
Continuamente. Tengo una casa en Fuencaliente, mi pueblo natal, y los fines de semana estoy allí. Para mí, los paseos matinales y las salidas al campo son fundamentales; son como un bálsamo y un balón de oxígeno sin el cual no podría vivir. Es en esos momentos, en contacto directo con la naturaleza, es donde realmente encuentro mi equilibrio.
¿Cuál es el paisaje de Castilla La Mancha más inspirador que ha visto y qué sensaciones le evocó?
Sin duda el paisaje de Fuencaliente, es algo muy especial. La montaña, los ríos, las Lastras, la Chorrera de los Batanes… Son lugares llenos de agua, vegetación y belleza natural.
Esos tonos y colores que cambian según la luz del día, desde el azulado, al gris y el rosado, me fascinan. Cuando llego al Puerto de Niefla, algo me ocurre. Se me pone el vello de punta, como si estuviera experimentando algo inexplicable. Siempre me ha pasado. No puedo evitarlo. Empiezo a respirar profundamente y siento algo interno: ¡ya estoy en casa!
En su opinión, ¿qué características hacen que nuestra comunidad autónoma sea un destino destacado para visitantes?
Diría que ya está empezando a serlo, porque hasta ahora no lo era tanto. Creo que una de las señas de identidad de nuestra Región es la cultura, especialmente el patrimonio que tenemos, tanto elcultural como el natural. Ambos se están empezando a difundir y conocer, y forman parte de nuestra identidad.
Para finalizar, ¿qué frase o eslogan inspirador compartiría con nosotros para reforzar el orgullo por nuestras raíces y los talentos que nos unen como comunidad?
Una palabra: ¡vívela!
Castilla-La Mancha, ¡vívela!
Fuencaliente, ¡vívelo!
Las pinturas, el paisaje, el patrimonio, todo lo que somos, ¡vívelo!
¡vívela, porque todo esto está ahí para ti!