jueves, 21 noviembre, 2024

Los vinos de alma volcánica de Calatrava se estrenan reivindicando identidad: «Somos diferentes»

La décima D.O. vinícola de Castilla-La Mancha estará formada por cuatro bodegas y dos cooperativas

Ramón Muñoz de Cuerva, propietario de Bodegas Naranjo y presidente de la hasta ahora IGP Vinos del Campo de Calatrava explica cómo ha sido el proceso para lograr el reconocimiento como denominación de origen protegida (DOP) por parte de la Unión Europea, que garantiza que los vinos elaborados a lo largo y ancho de las más de 13.500 hectáreas de viñedo de los 16 municipios que conforman esta comarca manchega son únicos. «Han sido muchos años de esfuerzo y de trabajo», confiesa.

La autenticidad de estos vinos se debe a su carácter volcánico, una cualidad que los dota de una identidad única gracias al origen volcánico del Campo de Calatrava que profiere a sus tierras una elevada pedregosidad, textura arcillosa y alta mineralidad, condiciones óptimas para elaborar unos vinos equilibrados, estructurados y con variedad de matices y aromas.

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«Los estudios han demostrado que nuestros vinos son diferentes», asegura este bodeguero, que añade «que el carácter volcánico es el principal elemento diferenciador» de los vinos del Campo de Calatrava, que aporta «una gama aromática muy amplia». La influencia de la actividad volcánica del pasado ha dejado su huella en el suelo, enriqueciéndolo con minerales y nutrientes que se transmiten a las uvas y, finalmente, al vino.

La andadura para la diferenciación de los vinos del Campo de Calatrava se inició en el año 2005, cuando se aprobó la creación de la indicación geográfica protegida. Desde entonces, comenzó un viaje lleno de retos y logros en el que la pasión por el vino y el compromiso con la calidad siempre han sido los pilares fundamentales.

A lo largo de estos 19 años, se han implementado rigurosos estándares de producción y se ha fomentado la innovación enológica, todo con el objetivo de elevar el prestigio y la reputación de los vinos de Campo de Calatrava.

Con la obtención de la denominación de origen, se abre un nuevo capítulo en esta apasionante historia, situando al Campo de Calatrava como un referente indiscutible en el mundo vitivinícola.

16 MUNICIPIOS, CUATRO BODEGAS Y DOS COOPERATIVAS

La décima denominación de origen vinícola de Castilla-La Mancha estará formada por cuatro bodegas –Bodegas Naranjo, Quinta de Aves, Encomienda de Cervera y Bodegas Reconquista– y dos cooperativas –Oleovinícola del Campo de Calatrava, en Bolaños, y Nuestra Señora de las Nieves, en Almagro–, pudiéndose sumar a esta máxima figura de calidad las bodegas y cooperativas que se encuentren dentro de los 16 municipios que conforman el Campo de Calatrava.

El presidente de la hasta ahora IGP Vino del Campo de Calatrava considera que «cuantas más bodegas y cooperativas se sumen al proyecto, mejor», con el objetivo de fortalecer la identidad vinícola de la región, «que será muy diferente de todas las demás», así como potenciar su presencia en el mercado nacional e internacional.

Pese al camino recorrido, el bodeguero avanza que aún queda mucho por hacer. La obtención de la denominación de origen representa un hito significativo, pero también marca el inicio de una nueva etapa plagada de retos y desafíos, que va desde la configuración del nuevo consejo regulador, la elección de la sede, así como una serie de normas y procedimientos de cultivo y elaboración.

Para Muñoz de Cuerva, «la obtención de la denominación de origen es el mayor sello de calidad que podemos tener» y que les obligará a adoptar unos estándares de calidad para preservar su autenticidad «con el objetivo de garantizar lo que no pueden ofrecernos otros vinos».

En este sentido, ha agradecido el asesoramiento que han recibido y siguen recibiendo por parte de la Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, cuyo apoyo ha sido fundamental en el proceso de consolidación y desarrollo de la Denominación de Origen Campo de Calatrava.

Ahora, la tarea pendiente que queda, según reconoce Muñoz de Cuerva, es conseguir que los consumidores pidan vino del Campo de Calatrava y que los establecimientos hosteleros ofrezcan esos vinos de calidad que se producen en esta zona volcánica enclavada en el corazón de Castilla-la Mancha. «Debemos de ser muy nuestros», añade el bodeguero, para hacer realidad el sueño de posicionar a los vinos del Campo de Calatrava en el lugar que se merecen.

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