El acuífero 23 es, sin duda, uno de los más importantes de España, pero al mismo tiempo es muy inestable y voluble. Desde que hace un par de décadas se tomara conciencia y se pusieran en marcha distintos planes hidrológicos para la protección del Alto Guadiana, las Lagunas de Ruidera han ido experimentando cierto alivio, Sin embargo, las cada vez más frecuentes sequías poco a poco van debilitando esta fuente de agua, primordial para el propio acuífero 23.
Las Lagunas de Ruidera son una reserva natural que, incluso en tiempos de escasez, han alimentado el embalse de Peñarroya, uno de los que mejor mantienen su nivel en nuestra región. No obstante, el aparente buen nivel del pantano es engañoso, ya que en la actualidad le faltan 4 metros para el desbordamiento, pero esos 4 metros significan nada menos que el 30 % de la capacidad del embalse.
Tenemos nuestro pantano al 73,2 % de capacidad (a 19 de febrero de 2024), pero deberíamos tener en cuenta que un embalse por debajo del 25 % es prácticamente inútil, ya que son aguas enfangadas. El embalse del Puerto Vallermoso alcana el 75,9 % de su capacidad, mientras que El Vicario registra únicamente el 3,2 %.
La recuperación hidrográfica de las “Lagunas” tiene su punto de inflexión en el desbordamiento de la laguna “Redondilla”, que suele llenarse a finales de primavera cuando los inviernos son más o menos “normales” a nivel pluviométrico. El desbordamiento de esta laguna siempre es debido a la entrada de agua proveniente de las “lagunas altas” a través de la Laguna San Pedro, que es la que derrama directamente a través de un arroyo sobre la Redondilla.
Las “lagunas medias” (Santos Morcillo, Batana, Colgada, Del Rey) se alimentan desde abajo, por lo que -aparentemente- no bajan nunca su nivel. Pero eso no es ninguna garantía de abastecimiento, pues solo son recipientes, ya que el único aporte al embalse llega a través de las cascadas de “El Hundimiento”. En los años secos, deja de derramar agua desde la Laguna del Rey durante semanas (o meses), lo que hace que, a excepción de pequeños manantiales posteriores, el embalse no reciba ningún aporte de agua.
Debemos recordar que el embalse de Peñarroya abastece a las poblaciones de Argamasilla de Alba y Tomelloso, pero además se utilizan para el regadío entre 20-30 hectómetros cúbicos (entre el 40 y el 60 %), dependiendo de la disponibilidad de agua. Las hectáreas de regadío que aprovechan este agua varían cada año, pero suelen ser pequeñas plantaciones (melón, pimiento, ajo, cebolla) que mantienen a unos 2.000 agricultores.
Hemos tenido uno de los inviernos más secos de los últimos 50 años, y si la próxima primavera no tenemos lluvias abundantes los niveles de agua del embalse de Peñarroya bajarán peligrosamente. No obstante, estamos muy por encima de la media de los embalses españoles, y no deberíamos sufrir restricciones este verano. A pesar de ello, deberíamos tomar conciencia de que el agua es un bien natural cada vez más escaso.