Concluyó la segunda edición del Antorchas Festival de Albacete. De lo que nos queda claro, es que este festival ha llegado para quedarse y aspira a convertirse en un referente nacional, gracias a su decidida apuesta por la música, con formaciones y bandas de primer nivel, las experiencias gastronómicas que ha ofrecido a los asistentes con reputados cocineros, y su magnífica ubicación en el recinto ferial de la capital albaceteña.
No le faltó detalle desde que el festival dio comienzo el pasado jueves 22 de junio con la manchega Karmento y el cantautor Jorge Drexler. Por los dos escenarios han pasado, además de los mencionados, Crystal Fighters, Andrés Calamaro, Iván Ferreiro, Sidonie, Ginebras, Arde Bogotá, Veintiuno, Vermú. Todos ellos hicieron disfrutar a los asistentes a pesar del fuerte calor. Es destacable que el Antorchas también pensó en los más pequeños para que se aficionen a la música. El sábado al mediodía contó con la Billy Boom Band, la banda para niños que también gusta a sus padres, y qué razón tiene esta gran definición del propio grupo.
Además de diversas experiencias gastronómicas en el centro del recinto, los asistentes han podido degustar, entre concierto y concierto, sabrosas propuestas en el denominado «Templete food market» a cargo de distinguidos chefs como Carlos Maldonado, Juan Monteagudo, el televisivo Julius o Jesús Marquina (Marquinetti), etc. Esta opción de comida deliciosa y de calidad es muy apreciada en este tipo de eventos.
En lo estrictamente musical, solo pudimos estar presentes el viernes. El nivel fue tal que resultó difícil elegir en qué momento ir a reponer fuerzas al «Templete food market». Llegamos corriendo para ver a Vermú, la banda de La Roda que combina muy bien el pop-rock con el folclore manchego. Un pequeño atasco al llegar a Albacete y la típica cola para obtener la pulsera nos hicieron perder casi todo su concierto. Sin embargo, presentaron su nuevo disco «Duelo de ronda» ante los primeros valientes que plantaron cara a las altas temperaturas, y sabemos, de buena tinta, que mereció la pena.
Justo después, aún con el sol pegando fuerte, llegó el turno para Arde Bogotá. A pesar de la hora, las 19:20 de la tarde, consiguieron poner patas arriba el recinto albaceteño con su potente directo. Son cuatro amigos disfrutando en el escenario. Venían a presentar su segundo disco «Cowboys de la A3», el que les va a consagrar como uno de los grupos más importantes de nuestro país, si es que aún no lo son. Desde mi humilde opinión, si, lo tengo claro desde que los vi en una edición especial de Los Sentidos en La Roda en plena desescalada COVID en junio de 2021, con mascarilla y sentados, dejaron claro lo que son y lo que van a ser. Antonio, cantante y guitarra, domina el escenario con un poderío tremendo y con una intensidad de voz extraordinaria. Pepe, al bajo, le da un gran poderío a todo el repertorio. Dani, guitarrista, vive intensamente el concierto desde el primer acorde. Jota a la batería es un ciclón, ¡y qué ciclón! hacen que suenen a puro rock y que no baje la intensidad. Aunque son cuatro componentes, cuentan con el apoyo en sus conciertos del guitarrista Pedro Quesada, que completa perfectamente el sonido de la formación cartagenera.
Es curioso ver lo que provoca la música en el público. Durante los minutos que duró su actuación vimos mucha intensidad en canciones como «Veneno» y «Qué vida tan dura», mucho cantar a viva voz en «Big Bang», abrazos y lágrimas en «Exoplaneta» y «Salvación». Fue muy emocionante ser partícipe de esos momentos tan bonitos. ¡Gracias, Arde Bogotá!
A las 21:00 en el escenario principal empezó el concierto de Sidonie, con el inmenso placer de poder escuchar en vivo su primer adelanto, de lo que será su próximo disco «Cedé». Suena muy bien, y estamos deseando escuchar más canciones nuevas. Marc, Axel y Jess, con sus más de 20 años de experiencia, nunca defraudan en concierto. Ellos se divierten desde arriba, y nosotros desde abajo viéndolos y escuchando «Un día de mierda», «Fascinados», «Por ti», «Me llamo Abba». Los 80 minutos se hicieron muy cortos. El pequeño incidente de Marc con la batería de Axel, al ir a mostrarle su cariño, hizo su paso por el escenario principal aún más divertido y fue resuelto por su equipo de forma muy rápida. Un saludo a todos los técnicos que trabajan tras bambalinas para que todos los conciertos y festivales funcionen.
Y sin tiempo para descanso, llegó el turno de las Ginebras, que no olvidarán su actuación en Albacete. Por fin coincidieron en un festival con Crystal Fighters, banda a la que dedican una canción que lleva su nombre. La anécdota fue a más cuando estos últimos saltaron al escenario por sorpresa para cantar y bailar junto a ellas cuando interpretaron su tema. Magüi, Sandra, Juls y Raquel no daban crédito a lo que pasaba en el escenario ante tal asombro, pero en cuanto lo asimilaron, tocaron el tema radiantes. La montaña rusa de Billie Máx que les acompaña como atrezzo vivió un momento histórico para el grupo. El Antorchas23 quedará para siempre en sus retinas y en las de los que allí estuvimos.
Y cuando terminó el espectáculo de las Ginebras, llegó el concierto más esperado para muchos de los asistentes al festival. Los Crystal Fighters saltaron a escena, con un espectáculo escénico y visual muy cuidado, perfectamente sincronizado con su música. Esto provocó las delicias del público, sobre todo con las canciones más conocidas, donde el recinto ferial bailó y cantó al unísono. En Albacete sonaron “Love Natural” y “Follow”, entre otras.
Cuando parecía que el cuerpo no daba para más, el festival continuó programando buena música y a las 02:00 de la madrugada llegó el turno de los toledanos Veintiuno. Tenía ganas de disfrutar de ellos, pues aún no los había visto en directo, y no defraudaron. Fue un auténtico placer disfrutar de su música, con un Diego todoterreno, cantando, tocando la guitarra, al piano y moviéndose sin parar por todo el escenario, y una banda bien coordinada, que sabe muy bien lo que hace. Si sus canciones, «Dopamina», «La vida moderna» y mi favorita, «Mañana lo dejo» suenan bien, en vivo suenan a baile y a pura diversión.
El fin de fiesta corrió a cargo del albaceteño Aníbal Gómez, que deleitó a los festivaleros más marchosos con una sesión variopinta y divertida. Se presentó con la B.S.O de Titanic, para poco después «refrescar» a los asistentes con el villancico “All I Want for Christmas” de Mariah Carey, para terminar la velada con canciones dance como “Fly in Free” de Pont Aeri.