Cuando se formaliza un plan de igualdad en una empresa se cuenta con un instrumento que servirá para alcanzar la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres y acabar con la discriminación por razón de sexo en la empresa que lo aborda. El 63 % de las empresas con mas de 50 trabajadores y trabajadoras en Castilla-La Mancha no van a implantarlo porque no han formalizado el plan de igualdad al que estaban obligadas desde el 7 de marzo de 2022.
¿A qué temen las empresas que prefieren las sanciones antes que establecer medidas evaluables? ¿Por qué han dejado de hacer un diagnóstico de la situación en su entorno? ¿Cuáles son las razones para evitar trabajar para conseguir un ambiente laboral en igualdad? Es posible que la realidad de las empresas en la región diste bastante de ese escenario idílico que nos vende el gobierno de Emiliano García-Page en cualquiera de esas entregas de premios y distinciones al emprendimiento empresarial.
La mejora en innovación y en inversión de las empresas queda en nada mientras que, por la puerta de atrás, no se es capaz de cumplir con las leyes que obligan a elaborar y registrar el plan de igualdad.
Los sindicatos consideran alarmante que solo un tercio de las empresas tengan estos documentos formalizados, pero no solo es alarmante, es un desprecio a trabajadores y trabajadoras y un desprecio a la legislación regional que nace del consenso y la necesidad de una sociedad libre de Violencia de Genero.
En nuestra región existen casos de mujeres que han denunciado acoso sexual en el trabajo y si en su empresa no hay plan de igualdad, es imposible habilitar un mecanismo para que se sientan seguras dentro de su entorno laboral y respaldadas. Porque los planes son también un instrumento para evitar y actuar ante las denuncias desde la elaboración de un protocolo de actuación adaptado.
Nos encontramos en una región con provincias donde ni uno de sus ayuntamientos cuenta con plan de igualdad. Aunque parezca que un gran número de estas instituciones públicas están muy cercanas a la ciudadanía, luego demuestran que no existe interés alguno en la equidad entre sus trabajadoras. Esta actitud demuestra que en fechas señaladas llenando sus calles de adornos y color morado como una estrategia de marketing. Ya sea en el 8 de marzo o en paraguas solidarios en el 25 de noviembre entre otra parafernalia publicitaria que solo sirve para el día de la foto.
Debemos exigir a nuestras instituciones y a las empresas de nuestra región que cumplan con la legislación de la mano de las centrales sindicales y de la negociación colectiva. No supondría un problema que se dejasen guiar en el proceso de elaboración de los planes de igualdad, a la vez que adoptan el compromiso de distinguirse plantando cara a la violencia hacia las mujeres y siendo punteras en la adopción de medidas que fomenten la igualdad retributiva y laboral.
Mientras esto sucede, ni cientos de premios y ni miles de galas serán capaces de tapar la realidad de la desigualdad y el acoso laboral y sexual de tantas mujeres que no se atreven a denunciar por miedo y falta de respaldo en su empresa.