Agentes de la Guardia Civil del Equipo de Delitos Telemáticos de la Comandancia de Salamanca han desarrollado la operación ‘Saprocoop’, que se ha saldado con la detención de nueve personas que formaban parte de un grupo organizado que durante los últimos meses ha suplantado telemáticamente a entidades bancarias y que ha estafado a unas 1.200 personas de distintos puntos del territorio nacional, por un volumen total de dinero superior a los dos millones de euros.
Así, los agentes salmantinos iniciaron una investigación que ha servido para desarticular al grupo, con ramificaciones en el extranjero, después de practicar registros en distintos inmuebles y detener a nueve personas en las provincias de Toledo, Ciudad Real, Badajoz, Murcia y Valencia.
Sobre la organización criminal, tenía una estructura piramidal en cuya cúspide se encontraba una estructura «tecnológica», desde donde se ejecutaba la estafa bajo la modalidad de ‘Smishing’.
A ella se sumaba una estructura «económica», que controlaba las cuentas bancarias utilizadas para mover el dinero, para lo cual hacían uso de «mulas económicas», ha explicado la Comandancia de Salamanca.
Las «mulas» eran personas que, a cambio de «una pequeña cantidad de dinero», aportaban sus datos personales para la creación de las cuentas corrientes en bancos reales, a donde iban destinadas las transacciones ilícitas, y posteriormente retiraban el dinero para entregarlo a la organización.
‘SMISHING’
Los clientes de una entidad bancaria recibían mensajes ‘SMS’, en los que se les «alertaba» de un acceso ‘no autorizado’ a sus cuentas y se les requería la verificación inmediata de las operaciones a través de un ‘link’ de acceso.
Entonces, los perjudicados, «atemorizados por el posible acceso ilícito a sus cuentas», accedían al enlace contenido en el ‘SMS’, que inmediatamente les direccionaba a una página web falsa, «similar» a la de su banco.
Una vez obtenida esa información, los detenidos suplantaban el número de teléfono real de la entidad bancaria, realizaban llamadas telefónicas a los perjudicados, les pedían los códigos de seguridad, que acababan de recibir por SMS, para la anulación de las operaciones falsas, un engaño con el que conseguían consumar la estafa.
Según la Guardia Civil, las investigaciones se han visto «dificultadas» por «las importantes medidas de seguridad» tomadas por los miembros de la organización, como que cada integrante de cada grupo únicamente tenía contacto con su superior, «al que ni siquiera conocía personalmente», ya que «todas las comunicaciones» se realizaban a través de Internet y redes sociales.