Desde mediados de septiembre hasta mediados de octubre, aunque este año más retrasada por la evidente sequía, el Parque Nacional de Cabañeros acoge uno de los momentos más sorprendentes del otoño: la berrea del ciervo macho. Esto se produce en su época anual de celo, cuando decenas y decenas de ciervos macho en celo braman, sobre todo, a primera y a última hora del día.
Este parque de 42.000 hectáreas ubicado en los montes de Toledo, entre las provincias de Ciudad Real y Toledo, es uno de los Parques Nacionales menos visitados de España pero, sin embargo, es en otoño cuando se producen decenas de reservas para presenciar esta berrea. Es tal la repercusión de dicha actividad que, a finales de agosto, la prestigiosa revista ‘National Geographic’ realizó un reportaje sobre ello.
Esta berrea hace que el ciervo sea el principal protagonista de Cabañeros en estas fechas y que las reservas para subirse a los vehículos 4×4 que realizan un recorrido de tres horas a lo largo del parque estén muy cotizadas, lo que obliga a los visitantes a planificar su viaje con semanas de antelación, al ser solo durante un mes al año y un interesante plan para un día de otoño. En este tiempo, los ciervos no cesan en expresar su excitación con unos bramidos que resuenan a lo largo de los montes de Toledo. Y es que, en la Raña de Santiago, de más de 8.000 hectáreas, hay entre 3.500 y 4.000 ejemplares de ciervo censados.
La berrea marca el inicio del ciclo biológico de apareamiento del ciervo macho ibérico. Estos berridos son la manera que tienen los machos de mantener activo su instinto sexual y no una llamada a las hembras, como muchas veces se ha entendido. Los machos están en permanente alerta para cubrir al mayor número de hembras, a las cuales defenderá para evitar que otros puedan aparearse con ellas. Esta defensa de la hembra puede provocar enfrentamientos entre machos dominantes y grandes cuernas, por lo que los visitantes también pueden presenciar estos enfrentamientos entre machos para defender a las hembras.
El otoño, además ser la época en la que se produce el inicio del ciclo biológico, es la fecha idónea por las temperaturas, ya que si estas son elevadas, el ciervo va en busca de la sombra y solo acuden a la llanura para comer al amanecer. En cambio, en días frescos de otoño, estos ocupan los árboles de la Raña.