lunes, 29 abril, 2024

Por quĆ© el otoƱo nos hace dormirĀ mĆ”s

Las estaciones influyen en nuestra fisiologƭa y, por tanto, tambiƩn en nuestro sueƱo

No dormimos igual en verano que en otoƱo o en invierno. Dependiendo de la Ʃpoca del aƱo, tendemos a dormir mƔs o menos, siempre dentro de unos lƭmites. Y es que las estaciones influyen en nuestra fisiologƭa y, por tanto, tambiƩn en nuestro sueƱo.

Aunque aĆŗn no hay consenso acerca del motivo por el que necesitamos dormir, lo cierto es que el sueƱo es un proceso fisiolĆ³gico fundamental. Dormir menos de lo que necesitamos, hacerlo en un momento inadecuado o en un ambiente que propicie una mala calidad de sueƱo puede tener consecuencias negativas para nuestra salud, nuestro estado de Ć”nimo o nuestro rendimiento.

Dos relojes internos condenados a entenderse

De los mecanismos fisiolĆ³gicos que hacen que tengamos mĆ”s o menos necesidad de dormir a lo largo del dĆ­a sabemos cada vez mĆ”s. La regulaciĆ³n es doble: por un lado tenemos un reloj de arena, y, por otro, un reloj de agujas.

El reloj ā€œde arenaā€ (proceso homeostĆ”tico) mide cuĆ”nto tiempo llevamos despiertos. Cuanto mĆ”s tiempo haya pasado desde que nos despertamos por la maƱana, mayor serĆ” la necesidad por dormir. La ā€œarenaā€, en este caso, es una molĆ©cula llamada adenosina, que se va acumulando en el cerebro como consecuencia del metabolismo de las neuronas durante la vigilia. Y sĆ­, para limpiarla hace falta dormir.

El reloj ā€œde agujasā€ (proceso circadiano), por su parte, es el que le dice a nuestro cerebro quĆ© momento es el mĆ”s adecuado para dormir, independientemente del tiempo que hayamos pasado despiertos.

Estos dos relojes estĆ”n condenados a entenderse y de ese entendimiento surge la regulaciĆ³n del ciclo sueƱo-vigilia.

HƔgase la luz (y la oscuridad)

En la regulaciĆ³n circadiana del sueƱo tiene un papel fundamental el ciclo de luz/oscuridad. Es justo esa alternancia la que permite que nuestro reloj de agujas se ponga en hora cada dĆ­a. De ahĆ­ que para mantener una buena higiene de sueƱo sea tan importante exponernos a luz brillante durante el dĆ­a e ir reduciendo su intensidad cuando se acerca el momento de ir a dormir, que debe ocurrir siempre en oscuridad.

De hecho, la exposiciĆ³n a la luz durante la noche se ha relacionado con un desajuste de los ritmos circadianos y del sueƱo. AdemĆ”s, inhibe la secreciĆ³n de melatonina, que es la hormona que a los animales diurnos nos prepara para dormir.

El asunto es que la duraciĆ³n del dĆ­a y de la noche se van modificando a lo largo del aƱo como consecuencia del movimiento de traslaciĆ³n de la Tierra alrededor del sol, que es tambiĆ©n el que da lugar a la alternancia de las estaciones. En el solsticio de invierno (entre el 20 y 23 de diciembre, segĆŗn el aƱo) tiene lugar la noche mĆ”s larga y, a partir de ese momento, va acortĆ”ndose para alargar el periodo de luz natural. En el solsticio de verano (en torno al 20 a 22 de junio), por el contrario, ocurre el dĆ­a mĆ”s largo, que comienza a acortar a partir de ese momento.

Pues bien, estas variaciones en el ciclo natural de luz y oscuridad podrĆ­an estar detrĆ”s de los cambios estacionales que se producen en nuestra fisiologĆ­a, en general, y en nuestro sistema circadiano (ese ā€œreloj de agujasā€) en particular.

De hecho, con la llegada del otoƱo-invierno podrĆ­a aparecer el trastorno afectivo estacional. La disminuciĆ³n del nĆŗmero de horas de luz solar se considera la causa de este tipo de depresiĆ³n que aparece en otoƱo. Las personas afectadas por este trastorno tienden a estar mĆ”s somnolientas durante el dĆ­a y, aunque un reciente metaanĆ”lisis ha revelado que no duermen mĆ”s que otras personas, sĆ­ parece que duermen ā€œdistintoā€, pasando mĆ”s tiempo en fase REM (la fase en la que soƱamos).

ĀæDa sueƱo el otoƱo?

Aparte de las posibles alteraciones del sueƱo vinculadas a trastornos psicolĆ³gicos estacionales, conocer cĆ³mo se modula fisiolĆ³gicamente el sueƱo a lo largo del aƱo, y no solo dĆ­a a dĆ­a, es algo que ha despertado interĆ©s desde hace aƱos. Una de las dudas razonables que se plantean los expertos es si en el ā€œmundo desarrolladoā€, con acceso a luz elĆ©ctrica, se mantendrĆ­an esas posibles variaciones en el sueƱo relacionadas con las estaciones o si, por el contrario, los cambios estacionales quedarĆ­an enmascarados.

Aunque los resultados son variopintos, parece existir cierta tendencia hacia una mayor duraciĆ³n de sueƱo en las noches de invierno frente a las de verano o primavera, incluso en poblaciones con acceso a la luz elĆ©ctrica. Un trabajo reciente, tras monitorizar a 216 personas a lo largo de todo el aƱo, ha confirmado esta tendencia a dormir mĆ”s durante los meses de invierno.

El mecanismo responsable de esta correlaciĆ³n negativa entre el nĆŗmero de horas de luz natural y la duraciĆ³n del sueƱo recae probablemente en la melatonina, la llamada ā€œmolĆ©cula de la oscuridadā€, que a los humanos nos prepara para dormir. De hecho, la melatonina, en la naturaleza, no solo informa al organismo sobre la hora del dĆ­a, sino que tambiĆ©n sirve como calendario. A mĆ”s horas con concentraciones altas de melatonina, mayor duraciĆ³n de la noche, como ocurre en los meses de invierno.

Pero Āæes la luz la Ćŗnica responsable de estos cambios estacionales en el sueƱo? La temperatura media, como sabemos, tambiĆ©n se va modificando a lo largo del aƱo. Aunque su contribuciĆ³n sobre la duraciĆ³n de sueƱo parece mĆ”s modesta que la de la luz, las temperaturas altas durante la noche que se dan en verano en algunos lugares podrĆ­an hacer que durmamos menos, mĆ”s tarde y peor.

Hoy por hoy (en las sociedades modernas), podemos modificar la luz y la temperatura a nuestro antojo, especialmente en interiores. Eso implica que, probablemente, estamos enmascarando (aunque quizƔ no tanto como pensƔbamos) las diferencias estacionales.

Lokinn

En cualquier caso, sea el momento del aƱo que sea, recordemos que el dƭa y la noche deben ser eso, tan diferentes como el dƭa y la noche. Y sea otoƱo o verano, la mejor receta es dormir todo lo que necesitemos.The Conversation

MarĆ­a Ɓngeles BonmatĆ­ CarriĆ³n
Investigadora postdoctoral Saavedra Fajardo en FisiologĆ­a
Universidad de Murcia

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