Llega septiembre y una nueva Feria se nos agolpa en el pecho queriendo salir y mostrarse al mundo, con todo su encanto y todos sus encantos. Algo que cada albacetense sentirá de una forma distinta (porque, lo que hace tremendamente especial esta cita es que cada persona la espera, la percibe y la disfruta a su manera, forjada no sólo a través de sus propias experiencias en años, sino también de cuántas le descubrieron y transmitieron sus antepasados).
Seguramente estos de 2021 no sean los días que nos gustaría vivir, saborear y abrazar. Esos que se nos dibujan, casi sin quererlo, en el alma y en los ojos, y en los planes que hacemos para motivarnos cada día hacia mañana. Pero son los que podemos tener, y eso ya es decir mucho (muchísimo) cuando, rebobinando el intenso tiempo hasta apenas un año atrás, nos situamos frente a un septiembre de 2020 absolutamente despojado de cuanto cada año por estas fechas hace plena a la ciudad de Albacete irradiando, desde ahí, al conjunto de la provincia en una unión perfecta y un orgullo plenamente compartido.
La vida es constante adaptación: al entorno, a las circunstancias, a las necesidades… siempre pensando en el modo de seguirla transitando en las mejores condiciones posibles. Por eso estos no son los días que fueron en otros septiembres; ni tampoco los que serán. Pero en verdad, ¿cuáles lo son si, hablando de Feria de Albacete, nos estamos refiriendo a momentos únicos, diferentes, sorprendentes y emocionantes casi personalizables para cada cual y en cada una de sus ediciones?
Es cierto que este año, del 7 al 17 de septiembre, echaremos de menos muchas cosas de aquellas Ferias que, ajenas a toda pandemia (que no fuera la de los encuentros, los abrazos, los brindis y las risas), eran epicentro de todo y de todos. Pero tendremos muchas otras que también eran ‘Feria’ y que, a buen seguro, pasaban más desapercibidas entre quienes, año a año (y cada cual a su manera), nos adentrábamos en ella.
Será la fiesta de la Cultura y de las Artes, en mayúsculas. La del teatro, la música, la artesanía, la cuchillería, las tradiciones, el humor, la pintura… Ésa que, como siempre, hará gala de una programación de excelencia en este ámbito y de que aquello de que ‘la Cultura es segura’, aquí no es una frase vacía, sino una realidad que abre un abanico de oportunidades que, de corazón, os animo a aprovechar.
Serán los días de toda la ciudad que, mucho más allá del mítico Recinto, saldrán con citas a nuestro encuentro, expandiéndose de norte a sur y de este a oeste, casi tocando a nuestras puertas y asomándose a nuestros balcones. Para todas las edades. Y, cómo no, para el conjunto de la provincia por lo mucho que ésta les ha aportado con cariño e ilusión desde distintos puntos de su geografía a lo largo de los años.
Pero, sobre todo, serán días del recuerdo a quienes ya no están ni estarán, pero jamás nos dejarán; de la responsabilidad por quienes, en un futuro, merecen poder disfrutarlos; de la prudencia, porque la herida de lo que hemos vivido sigue abierta, y jamás cerrará si es ‘en falso’; de la alegría contenida por el renacer de todo aquello que en 2020 se quedó ‘en blanco’ y que, poco a poco, se dibuja de nuevo; y del respeto, hacia nuestra propia tierra y hacia los demás, por las Ferias que volverán.